Beneficios de ser monárquico
Sabemos bien las prerrogativas de las que goza el rey de España. Está claro que nunca se le otorgará una amnistía porque nunca tendrá una condena. Todo por lo que un plebeyo republicano puede ser castigado, para el rey no es motivo, ni siquiera, de investigación por parte de la justicia española.
Del mismo modo que a la corona y su familia real, la corte no se somete a la ley y goza de los mismos privilegios. Ser monárquico tiene sus ventajas.
La mejor concesión real es que se puede crear una corte dentro de la corte. Su propia corte de la clase privilegiada por razón de cuna, lo que Joan Manuel Serrat llama "los mismos de siempre, que se amoldan a todo con tal que no les falte de nada, capaces de sacar tajada de desastres consentidos y catástrofes provocadas".
Podemos citar varias cortes inmunes e impunes, por ejemplo:
La corte togada suprema: capaces de oponerse, incluso, a la Constitución que castiga los golpes de Estado siempre que sea contra la monarquía (como el de Tejero, pistola en mano) aunque con excepciones, de forma que les está permitido, parece ser, sin ni siquiera amonestación, entrar en el parlamento disparando y ejecutando una sentencia inconstitucional contra un congresista chicharrero llamado Alberto Rodríguez.
Esa corte se puede oponer con total impunidad a las leyes aprobadas por ese parlamento de forma torticera o, para ser más exactos, con formas argumentales capaces de entender la malversación como una forma de ahorrarse dinero del bolsillo propio en el referéndum de los republicanos catalanes, para no aplicarles la ley (constitucional) de amnistía.
La corte suprema capaz de finiquitar al juez Baltasar Garzón, el primero en investigar al franquismo, que fue inhabilitado y apartado 11 años de forma "injusta, arbitraria, parcial" según el dictamen vinculante del comité de derechos humanos de la ONU.
Esa misma corte impune e inmune, insisto, que juzga a todo un Fiscal General del Estado sin pruebas indiciarias y que, ya sabemos, porque así lo adelanta manos sucias, será condenado.
Una corte impune e inmune que juzga a todo un Fiscal General del Estado sin pruebas indiciarias y que, ya sabemos, porque así lo adelanta ‘manos sucias’, será condenado
Dentro de esa corte suprema tenemos otra, la corte togada plebeya que, en contra del Consejo General del Poder Judicial, aspira a gozar, como cualquier trabajador, del derecho de huelga, pero sin descontar emolumento alguno. El descuento se aplica a los tontos, comunistas, bolivarianos y republicanos de esta monarquía. Si a los huelguistas togados se les aplicara la fórmula nueva suprema de malversación (cobrar un un salario estando fuera de servicio o destinar el dinero público –sueldo– a otro menester) no habría forma de amnistiarlos aunque gobernaran los franquistas en P(ermanente) P(aradoja) y sus VOXeros.
La corte silenciosa o la corte franquista de las constructoras. La que de forma continua saca beneficios de las obras públicas (durante más de 80 años ya) a costa de supuestos sobornos. Esta corte es la que licita más caro la obras a ejecutar, para eso se crearon bajo el paraguas del franquismo.
Ya se han hecho estudios sobre cómo se amañan presuntamente este tipo de contratos en la administración pública, a saber:
Primero presupuesta el profesional de la obra con un precio real ajustado.
En segundo lugar se presenta otra oferta por el doble de coste que el primero.
Finalmente, en tercer lugar, tenemos al empleado anónimo de la constructora de la corte que triplica el presupuesto diciéndole al político de turno: un tercio para usted, otro tercio para mí y el otro tercio para que el que licitó primero haga la obra como subcontrata.
Finalmente tenemos a la corte nobiliaria de los de la P(ermanente) P(aradoja). Por ejemplo la corte de la condesa consorte de Bornos, inmune a pesar de ser criadora de ranas corruptas. Una de sus lacayas gestionaba la cuenta web de su perrita Pecas. Su verborrea discurría –sin pinganillo– sobre lo guapa que era su rubia castiza. Se le concedió la gracia de ser presidenta del reino de Madrid y de paso no tener que pagar el préstamo familiar de Avalmadrid, gozaba del favor de la corte y por tanto los familiares de la española (que odia las lenguas cooficiales del reino pero que contaba con el título español y muy español de Community Manager) no tenían obligaciones contractuales y sin reparos se les otorgaron los títulos nobiliarios a su hermano y novio de Duques Comisionistas (el título de Feria ya estaba cogido).
Así pues, del mismo modo que el comisionista emérito (comisión franquista por cada barril de petróleo), ellos, 2 millones a cada uno de comisión monárquica por mascarillas en una pandemia donde murieron en residencias de Madrid 7291 ancianas y ancianos no derivados por orden de la corte. Las mascarillas republicanas no pueden ser objeto de tal distinción, de ahí que las comisiones por esas mascarillas, aunque sean mínimas, son objeto de persecución y castigo.
Esta es la peor de las cortes porque forman una cohorte de monárquicos en P(ermanente) P(aradoja) y en P(ermanente) P(ropaganda) contra la verdad, con el objetivo ya no de conseguir que la mentira se convierta en verdad, más bien de conseguir que la falsedad, el bulo, las fake news confundan a los plebeyos para que no puedan distinguir entre lo que es o no verdad.
Cierto es lo que decía Serrat, que "corren buenos tiempos para los mismos de siempre, buenos tiempos para esos caballeros locos por salvarnos la vida a costa de cortarnos el cuello". Buenos tiempos para los monárquicos, sí, "para equilibristas, para prestidigitadores y para sadomasoquistas".
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Joaquín Navas Cabezas es socio de infoLibre.