Los daños colaterales del Instituto Homeopático y del Hospital de San José

Felipe Domingo Casas

Todavía sigue en el centro de la valla de la entrada del edificio de Eloy Gonzalo nº 3 el rótulo grabado en hierro que nos indica a lo que se dedicó el mismo. Como me decía un vecino, no sabemos por cuánto tiempo, porque la rapidez con la que se quiere borrar la memoria de su pasado marcha a un ritmo frenético. Dicho edificio singular, de estilo neogótico, fue construido para uso de atención e investigación sanitaria homeopática en el siglo XIX, y  financiado por los madrileños.

Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento por la Comunidad de Madrid en 1997, ha sido entregado por el Ayuntamiento de Madrid con la aquiescencia, si no su firme voluntad, del alcalde, Martínez-Almeida. Porque, para más inri, Almeida fue años antes director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. En los edificios –comprende también el Palacete del Marqués de los Salados, de estilo neomudéjar– se ha instalado un colegio norteamericano privado.  

La autorización para el cambio de uso no puede ser más desafortunada por lo que supone el expolio de un bien histórico de interés cultural y patrimonial para un centro privado educativo norteamericano, elitista y,  por tanto, costosísimo para las familias. Más costoso porque el número de alumnos es limitado por unos edificios de superficie escasa. El centro educativo, con el respaldo de su mentor y guía urbanístico de la entidad promotora del Plan Especial para el cambio de uso, la empresa  EG 3 & 5, SL se afanan porque la memoria histórica de los madrileños desaparezca y, con ella, la de los intereses y protección de las necesidades más cercanas de los vecinos. Con el expolio al pueblo de Madrid de estos edificios y el borrado de la memoria que se pretende, quedan victimas por el camino y daños colaterales de estas decisiones.  

Desde el primer momento, el centro educativo Brewster colocó un mástil con la bandera de las barras y las estrellas, como símbolo único de su posesión, ya que lo tienen en alquiler por 50 años con derecho a compra. Ante la queja de los vecinos colindantes incorporaron la española. Actualmente, en  la verja delantera  tienen  pegados unos carteles de loneta en los que dan cuenta de las enseñanzas que imparten, tapando a propósito a los curiosos y viandantes  la vista panorámica del jardín y la relación de los nombres de los médicos que pasaban consulta en el hospital, grabados en la pared lateral

Los interiores originales de los edificios 3 y 5 se han remodelado totalmente para adaptarlos a las necesidades del colegio. Dice el Plan Especial diseñado y aprobado: Las obras consisten “en el acondicionamiento general en las distribuciones interiores de todas las plantas”. Así y todo, algunas de las clases y actividades se dan en los sótanos. El Instituto Homeopático tenía una colección de libros que han desaparecido, así como  otros utensilios y jarrones que contenían las fórmulas relacionadas con la homeopatía en su biblioteca, que era de las importantes de Europa. Los mejores chivatos de los daños colaterales que se están cometiendo en el jardín posterior de los edificios son los vecinos de la calle Feijóo, 6, 8 y 10, y de las calles de Bravo Murillo y Cardenal Cisneros, verdaderas victimas de su transformación. Como las ventanas de sus viviendas  dan a ese  jardín posterior, desde ellas ven, observan y graban a diario las tropelías que se están cometiendo.

Los vecinos del Colegio, y por añadidura todos los madrileños –que pueden hablar, porque los pájaros y los árboles frutales, no– son las verdaderas víctimas de esta situación

Cuando se observan las instalaciones complementarias para el ocio y el deporte de un colegio privado de élite norteamericano, que se ven en películas y series, nos asombran sus instalaciones deportivas: canchas de baloncesto, balonmano, voleibol,  piscinas, etc, Pues bien, aunque ni una sola de estas instalaciones se pueden crear en el jardín por su limitadísimo espacio y algunos obstáculos ( 1.249,55 m2, de los 4.758,55 m2 del  total,  según el estudio topográfico que consta en  el Plan Especial), han modificado y dado vueltas al jardín como a una peonza, poniendo y quitando, haciendo y deshaciendo instalaciones, desde la creación de una pista de baloncesto de hormigón, a taparla y pintar unas marcas para plazas de aparcamiento en julio. En septiembre borraron las marcas y pusieron dos porterías y el 28 de febrero han quitado todo el mobiliario deportivo (porterías, canastas, arenero, etc) para cubrir el suelo con césped artificial, recreando el jardín destrozado porque tienen preparadas unas “jornadas de puertas abiertas”.

Lo único que  han logrado es que lo que antes era un vergel, un pequeño paraíso de biodiversidad, lo han convertido en un solar. Del pomposo titular del Plan Especial que decía : “Plan especial de protección, ampliación y cambio de uso” solo  han conseguido con creces  su  propósito de “cambio de categoría de uso de  Dotacional Equipamiento Salud Privado a Dotacional Equipamiento Educativo Privado”. Para ello han confluido los intereses privados de todos los intervinientes, entre ellos,  la marquesa declarada heredera, después de múltiples pleitos y las  renuncias de otros.

A).-  Se han cortado ramas, hasta dejarlas esqueléticas, de dos hermosísimas higueras en las que se posaban y de las que comían cientos de pájaros, que acudían al jardín. Estas higueras podían ser candidatas al mejor árbol de Europa, como lo ha sido el pino de Abengibre –conocido como Juan Molinera–. Y lo mismo han hecho con los almendros. Algún otro árbol ha quedado enterrado en la  tierra de asfalto y cemento que han echado en el suelo.

B) Atención, obsérvenlo bien: Los alumnos matriculados en el colegio privado norteamericano no son del distrito mayoritariamente. Vienen de lejos. Los coches,  tanto de profesores y empleados y padres de alumnos, como los autobuses que dejan a los alumnos interfieren y colapsan la calle en determinados momentos y sus alrededores, a pesar de que el Plan Especial justificó para su aprobación en colegio, la situación  de los edificios en el distrito de Chamberí: “El conjunto edificatorio de la calle Eloy Gonzalo 3-5 se ubica en un entorno netamente urbano y muy consolidado, rodeado de vías de comunicación importantes dentro de la trama urbana de la ciudad de Madrid, con calles de diferente número de viales y diferentes anchos de acera”. Madre mía, madre mía, Sr, Alcalde y Concejal del distrito, las calles son en general estrechas  y las aceras están ocupadas ampliamente por terrazas. En la calle Eloy Gonzalo solo hay una sucesión de terrazas desde Quevedo a Iglesia. Los vecinos no descartan que el Centro norteamericano piense en construir un aparcamiento subterráneo, algo fuera de sus posibilidades económicas. 

C)  Con porterías o sin porterías, los balones y las voces de los muchachos vuelan a patada limpia desde las ocho y media de la mañana impulsados por esos adolescentes quinceañeros. ¿Qué solución ingeniosa han decidido? Colocar una malla, que rodea las ventanas  de los vecinos. Ante esta situación, los vecinos se han movilizado y han denunciado tanto al Ayuntamiento como a la Comunidad de Madrid este atropello, sin respuesta. También han hablado con la Directora del Centro y su respuesta fue que “es cuestión de acostumbrarse, enfrente de mi ventana me han puesto una farola y yo ya me he acostumbrado”.  Dice María José, vecina de Feijóo, nº 8  en la denuncia ante el Ayuntamiento: “Con fecha 28 de noviembre de 2024 el colegio americano Brewster ha colocado una malla sobre unos pilares de aproximadamente unos 8 metros de altura, y a menos de un metro del muro medianero que separa los edificios 6, 8 y 10 de la calle Feijóo de dicho colegio. Lo que hace que los bajos, sótanos e incluso los primeros pisos tengan permanentemente una malla delante de las ventanas de sus casas. Lo que produce la sensación de estar viviendo detrás de una portería de fútbol”. Y cita la normativa. Las conclusiones son : a) les quitan las vistas, de tal modo que tienen que levantarla mucho para ver el horizonte b) la luz y el sol refleja esa malla en las paredes de sus habitaciones, como si fuera un espectro cromático muy  molesto, tanto que  un vecino se  cambia de habitación. Otros vecinos tienen ataques de ansiedad y necesitan tratamiento psicológico, por esa sensación de claustrofobia y agobio que les produce la valla encima.  c) El jardín, que era un remanso de paz, soleado en invierno y climatizado en verano para los vecinos,  sin utilización de aire acondicionado, ha dejado de serlo. De ese descanso, de esa paz, de ese vergel disfrutaron muchas  personas mayores, cuando, durante años  las monjitas de la Caridad las atendieron en el hospital y disfrutaron  del jardín.   Hoy, se ha convertido en un espacio conscientemente deteriorado y ruidoso. Un Santiago Bernabéu dos.

D) Cuando hubo protestas vecinales, los responsables del colegio y de la empresa promotora E.G. 3 & 5 SL dijeron a los vecinos que no se preocuparan porque el jardín podía ser visitado y disfrutado por los vecinos. Este verano ha sido ocupado exclusivamente para campamento de verano de chicos reclutados por el Centro.

Conclusión final: Los vecinos del Colegio, y por añadidura todos los madrileños –que pueden hablar, porque los pájaros y los árboles frutales, no– son las verdaderas víctimas de esta situación. Más que daños colaterales, son daños letales. Los vecinos y muchos madrileños tienen la consciencia de que la casa matriz norteamericana del colegio no tiene conocimiento de esta realidad o les han contado una situación distinta. Y el Ayuntamiento lo ha permitido. Leo en un diario el siguiente titular de un reportaje:  “Empiezan a morir colegios por falta de niños”. No doy a Brewster larga vida.   

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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