¡¡Toooma partido!!

Verónica Barcina

Lo han conseguido. El mismo fin de semana, PP y PSOE han alcanzado las más altas cotas de la miseria política donde ambas formaciones llevan ancladas 40 años. O más. Como los cerdos que comparten pocilga, no saben –ni les importa– a quién pertenecen los purines y las heces donde tan a gusto retozan. Sus señorías han hecho de la mierda su hábitat y, como escarabajos peloteros, ruedan y engrosan la bola de estiércol como actividad principal cotidiana. ¡Pútrido cenagal España cuyos votos van a parar a tan inmunda fauna!

De un lado, Pedro Sánchez reunió los restos del naufragio “socialista” para constatar que su mayor y casi único activo político es un horizonte indeseable, con la extrema derecha como alternativa de gobierno, que remataría la Democracia, herida de muerte por tanta corrupción política, mediática, policial, judicial y empresarial. En un ambiente de velatorio, los asistentes se han dado codazos unos a otros señalando a los demás como posibles traidores por destapar. Alguno más, como Paco Salazar, cayó demostrando que una charca de ranas no es algo exclusivo de Esperanza Aguirre ni las mordidas lo son de Génova 13. 

Especulando con el testamento, García Page, Lambán y demás miembros díscolos de la banda felipista han imaginado al Secretario General postrado con rigidez cadavérica entre cuatro cirios

Especulando con el testamento, García Page, Lambán y demás miembros díscolos de la banda felipista han imaginado al Secretario General postrado con rigidez cadavérica entre cuatro cirios, rodeado de un coro de plañideras lamentando la mala suerte con esa parentela que sólo piensa en el reparto de la herencia. En la misma onda, la momia Felipe ha vuelto de ultratumba para exigir, a quien se enfrentó al aparato, la decencia que él no tuvo cuando gobernó con una muy holgada mayoría absoluta gracias a los dólares y los marcos que engrosaron las arcas del PSOE a cambio de cerrar el paso a las izquierdas.

El mismo fin de semana, en la acera de enfrente, los abundantes residuos franquistas y el trumpismo neofascista concelebraron un aquelarre para demostrar que Feijóo es un líder válido, con el permiso de Ayuso y el aplauso impagable de su oponente en primarias García Page. Haciendo gala de una encomiable moderación y de una exquisita centralidad, ese líder sin madera ha nombrado jefe de sus hordas al rabioso pitbull terrier Tellado como método para intentar detener la sangría de votos que le inflige la extrema derecha de Abascal y Alvise. El propio Feijóo ha adaptado los mensajes ultras a su deficiente lenguaje.

Hay que aprovechar cualquier ocasión y el caso Koldo/Ábalos/Cerdán les ha brindado una ocasión única para dar una mano de veracidad a otros bulos y la desinformación propagados por la prensa patriótica y manufacturados por la policía patriótica y la justicia patriótica. El que pueda hacer que haga. Resultado: el partido condenado por corrupción, el que reunió a la flor y nata de las mafias en la boda de El Escorial, se ha erigido en azote de corruptos después de haber haber destruido las pruebas de sus delitos a martillazos y tras pasar muchos de sus altos cargos por penal VIP de Soto del Real y otros resorts enrejados.

El eslogan elegido para el akelarre pepero, “Toma partido”, está pensado para pronunciarlo en plan alarido, entre signos de admiración, alargando y elevando el tono de la “o” en la primera sílaba y ejecutando una butifarra al estilo de Laporta en la Supercopa de Arabia. Desde entonces, no se distinguen las posiciones del PP de las de Vox a la hora de condenar el pogromo de Torre Pacheco y exigir la deportación masiva de personas.

La cosa va a peor tras la imputación del exministro Montoro y la petición de cárcel para el novio de Ayuso por una parte de sus delitos, a pesar de los esfuerzos de la Justicia militante para proteger al PP y perseguir al Gobierno Legítimo y Democrático de España. Va a peor porque la situación beneficia a la extrema derecha de forma alarmante y peligrosa.

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Verónica Barcina es socia de infoLibre.

Verónica Barcina

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