El Gran Wyoming: "Los que nos gobiernan son los auténticos antisistema”

Desafiando al frío que parece haberse instalado ya definitivamente, El Gran Wyoming convocó a los medios en plena calle, en la madrileña Plaza del 2 de Mayo. Allí le esperaban los dos héroes petrificados de los levantamientos de 1808, Daoíz y Velarde. Como si lo hubieran previsto, alguien había colocado en las manos de uno de los protagonistas de la escultura una litrona de cerveza, lo que confería a la escena, dramática y valiente, un curioso toque de humor. Lo mismo que intenta hacer el colaborador de infoLibre y presentador de El intermedio (La Sexta) en su columna, en su programa y ahora también en su libro, No estamos locos (Planeta), a la venta desde hoy.

Ante un nutrido grupo de periodistas al que se fueron sumando curiosos y paseantes, Wyoming explicó los orígenes y los objetivos de la publicación, que recorre de una manera “absolutamente subjetiva” la historia reciente de España, cuyos caminos de la dictadura y la Transición han desembocado en la actual crisis sistémica. “Es un libro escrito desde el desprecio absoluto”, contó con su habitual ironía. “No es equidistante, porque no creo en el centro ni en la neutralidad: solo quiero ser martillo de los herejes que están jodiendo las cosas”.

El libro, explicó el polifacético artista, no nace de la erudición ni del análisis exhaustivo. Como “testigo” que ha sido de la evolución política y social del país, él plasma lo que permanece en su memoria para hacer precisamente eso, memoria de la historia. “Es un relato de lo que yo vi, porque en nuestro país nos negamos a estudiar nuestra historia”, adelantó. “La historia que yo he vivido ni la cuentan en los colegios ni la van a contar nunca. Todavía tenemos placas y monumentos que ellos llaman respeto a la historia, sin embargo yo no veo que en Europa haya monumentos a Hitler en tanto que personaje histórico”.

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La distorsión del relato de lo ocurrido en este país –consciente y premeditada- no es cuestión baladí, sino que, según cree Wyoming, se utiliza para dinamitar el sistema democrático en el que los europeos hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial. “Se quiere usar la crisis como excusa para cambiar el sistema: los que nos gobiernan son los auténticos antisistema”, aseguró el presentador, que subrayó que, por su falta de vocación de servicio y como hombre “corruptible” que es, no tiene ninguna intención de dedicarse a la política profesionalmente. “Los partidos políticos se han profesionalizado, y cambian su forma de pensar dependiendo de la coyuntura, cuando lo que tiene que hacer un hombre honrado es seguir sus ideas”.

Frases tan machaconas como el “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” no son sino argucias para convencer a los ciudadanos de que cargan con una culpa que, en realidad, no es suya. “Nos han hecho creer que somos un país de ladrones, y que por listos nos hemos quedado sin educación, sin sanidad, sin pensiones y sin proyecto de futuro”, sentenció el presentador que, como licenciado en medicina, una profesión que ejerció durante un breve periodo de tiempo en su juventud, alabó el buen hacer de los profesionales de la sanidad pública, hoy en peligro de extinción. “Ellos han sido un ejemplo moral para la sociedad, y ahora han jubilado sin razón a los mayores de 65 años para que no queden esos referentes”.

La solución a este vertiginoso declive a todos los niveles tiene que empezar “por uno mismo”. “Las cosas no cambian si no las haces cambiar”, subrayó, para añadir que desde el poder se da un “empeño sistemático en restringir la libertad. Un ejemplo claro son los informativos de TVE, que dos años consecutivos recibieron el premio al mejor informativo del mundo. Cuando llega el PP, echa a todo el equipo liderado por Fran Llorente a la calle. ¿Por qué? Porque hacían informativos para los ciudadanos y no para el Gobierno, cuando ellos lo que quieren es informativos a su servicio, al servicio de la propaganda”.