Berta Piñán: "Somos bilingües, pero no tenemos la lengua de la tribu en castellano"

Berta Piñán, en una imagen de archivo.

Marisa Martínez Persico

Berta Piñán, una de las escritoras asturianas contemporáneas más destacadas, exconsejera de Cultura y Política Lingüística del Principado de Asturias y miembro de número de su Academia de la Lengua, conversa con infoLibre sobre el desarraigo como tema literario o la circulación editorial de las lenguas minoritarias. "Hay términos que yo tenía que consultar a personas, podía buscarlos en el diccionario pero no me daba esa riqueza del registro del castellano. La vida en intimidad del lenguaje", explica sobre la autotraducción de su último poemario, Argayu / Derrumbes (Bartleby, 2024).

Bienvenida a este ciclo de conversaciones sobre escribir “entre” dos lenguas, que puede ser, o no, “en” dos lenguas.

Este espacio con ese nombre tan sugerente de “espacios anfibios” parece que nos describe perfectamente a las personas que escribimos en una lengua prioritaria y que, necesariamente, después tenemos que hacer esa transición a otras lenguas si es que queremos salir del ámbito más reducido. Esta es la situación casi siempre de las lenguas minoritarias, y ahí estamos.

Tu lengua materna y de expresión prioritaria es el asturiano, pero tu participación en el ámbito castellano es mucha, también como profesora del idioma, ¿verdad?

Toda mi formación, como la de mi generación, es una formación en castellano. No tuvimos, como tienen las generaciones que vienen después, un acceso a la escolarización del asturiano, ni siguiera una asignatura, eso llegará después, y llegará precisamente a través de nuestras propias reivindicaciones, las de mi generación, y las de una promoción un poco mayor que la nuestra, que son las que empiezan, en los años setenta, a defender el asturiano como lengua de cultura, de enseñanza, de formación. Yo vengo de una familia del oriente asturiano, y sin embargo toda mi formación, desde la primaria, siempre fue en castellano.

¿Y en casa cómo era la comunicación?

En casa se da la circunstancia de que mi madre, que aún vive, tiene 94 años pero está fenomenal, es maestra, fue maestra toda su vida, y eso hizo que ella cambiara bastante su código lingüístico del asturiano al castellano porque esa era nuestra diglosia histórica. La diglosia aparece en cuanto una persona accede a la cultura. Cuando alguien accedía al mundo de la cultura, la formación o la academia, pues su cambio era normalmente importante y hasta radical. En el caso de mi madre no fue radical, pero toda su vida intentó salirse un poco, no de una manera militante, pero sí al menos para ella, del ámbito del asturiano privado a lo castellano público. Que es el ámbito de la diglosia más básica. Pero bueno, como en casa convivíamos muchas personas, soy de una familia numerosa, pues había entonces también una cierta pluralidad de registros lingüísticos que iban desde un asturiano de los abuelos, más cercano al monolingúismo, hasta diferentes grados de uso de la lengua. Pero realmente yo, como toda mi generación, somos bilingües completamente. De hecho, lo raro es mantener el asturiano, en mi generación.

Me parece importante la impresión de libros sectoriales en asturiano. Libros técnicos, no sólo literarios, sino de especialidad, para favorecer la normalización lingüística en distintos ámbitos, ¿estás de acuerdo?  

Sí, por ejemplo, tenemos manuales para la administración en asturiano que en esta última legislatura nos hemos esforzado por sacar, por desarrollar. También los certificados, los impresos, que se hacen online, pero qué más da. Además, el hecho de que se puedan gestionar online facilita mucho las cosas, porque antes siempre se planteaba el coste económico de duplicar, mientras que ahora el coste económico es prácticamente cero porque ya el gobierno asturiano saca todas sus comunicaciones y toda la información de todas sus consejerías en castellano, asturiano y en eonaviego, que es una lengua que se habla en una pequeña franja del occidente asturiano. Las nuevas tecnologías nos han facilitado que se duplique, se triplique, y que no pase nada más que el trabajo inicial de realizar las traducciones, porque después no hay gasto.

En casa había una cierta pluralidad de registros lingüísticos que iban desde un asturiano de los abuelos, más cercano al monolingúismo, hasta diferentes grados de uso de la lengua

Me decía esto mismo Inaciu Galán, que el soporte digital y, en particular, la comunicación a través de WhatsApp en las familias, está contribuyendo a normalizar la escritura en asturiano. Quería preguntarte por la autotraducción. ¿Tus libros salen a la vez en las dos lenguas?¿Hay algún momento de escritura en ambas lenguas? ¿Te traduces mucho tiempo después? ¿Cómo son estos procesos de escritura y publicación?

Tengo un poco de todo, porque en cuanto a edición, yo empecé escribiendo en asturiano y publicando sólo en asturiano, con editoriales que publicaban sólo en Asturias. Después, ocasionalmente, unas antologías que empezaron a surgir, tipo “antología de la poesía asturiana de los años noventa”, me empezaron a pedir algunos poemas, gente que estaba haciendo antologías, a veces desde fuera. Empezaron a pedirnos poemas inéditos o publicados, pero traducidos, y yo creo que esas fueron las primeras ocasiones en que muchos nos autotradujimos, ahí prácticamente debimos hacerlo todos y todas. Después, paralelamente, he seguido sacando libros en asturiano sin sacar la traducción. Hay un momento, tú me citabas una antología de Ediciones Trea, se trata de una editorial asturiana que también publica en castellano, y me propone hacer una antología bilingüe. Es la primera vez en que yo realmente me enfrento a la autotraducción de una forma sistemática, con Noches de incendio.

En Trea después publico otro libro, La Mancadura, y lo hablamos con el editor. Le dije que podíamos sacarlo primero en asturiano y después en castellano, pero claro, Trea no es una editorial que publique sólo en asturiano, y me dicen ¿por qué no lo hacemos directamente en una misma edición, y te ahorras un volumen? Ahí empezamos a hacer una reflexión bastante conjunta, con otros escritores y escritoras, porque es una cuestión militante sacar primero en asturiano y después en castellano. Yo al principio encontraba ciertas contradicciones porque a mí sí que me gustaba sacar primero en asturiano y después en castellano, lo he hecho con casi todos los libros, menos con estos últimos, pero es que no me lo puedo permitir, buscar dos editoriales, dos esfuerzos económicos, dos esfuerzos de todo tipo, porque no somos esa gran literatura que te puedas permitir tantas cosas. Entonces, a partir de ahí, ya salió La mancadura / El daño, que fue en realidad mi primer libro bilingüe. Después fue otra antología, la de Trozos / Cachos con la intención de un mercado fuera de Asturias, y ahora recientemente el libro de Bartleby, Argayu /Derrumbe, que autotraduzco directamente, porque además coincidió que en aquel momento estaba viviendo en Madrid, he vivido veinte años en Madrid. Y entonces lo hago con una editorial de ámbito nacional como Bartleby, y mi condición es que salga obviamente en asturiano. Nunca he sacado antes un libro en castellano, por decirlo de alguna forma.

Cuanto te planteas la autotraducción, ¿tu idea es ser adherente, es decir, fiel al original asturiano, o en castellano te permites autonomía, cambios, incorporaciones, reescrituras?

La verdad es que la traducción es un gran tema para las lenguas minoritarias, y para nosotros, para el asturiano, ha sido un gran tema, porque la traducción nos permite reflexionar sobre nuestras tradiciones. Y pensábamos, con muchos aciertos, y otros pequeños desajustes, que no podíamos someternos a una tradición castellana solamente y que, por lo tanto, íbamos traducir a aquellas lenguas a las que podíamos acceder colectivamente volcando textos que considerábamos imprescindibles, importantes, para construir una tradición diferente a la castellana. Esto es de una ambición desmesurada, y por lo tanto fallida, pero bueno, eso nos permitió enfrentarnos a la traducción. A eso dediqué mi tesina de la universidad, la hice sobre la traducción al asturiano, lo que pasa es que la hice sobre la traducción de textos clásicos que conservábamos desde el siglo XVII. Eso me permitió investigar, profundizar, y ahondar en la práctica y la teoría de la traducción. A pesar de todo esto en lo que ahondé tanto, cuando llegué a mi propia traducción me parecía que no me servía de nada, porque de pronto con tus propios textos no es lo mismo que con un texto ajeno. Un texto ajeno te permite experimentar sobre la lengua porque no estás preocupada de la creación, de la parte creativa. Y entonces es maravilloso como aprendizaje de una lengua, y como aprendizaje de todos los matices, de los significados y de la propia sintaxis.

Cuando es un texto propio también el texto ya lo tienes, pero de alguna manera, ese texto sigue siendo un texto al que te enfrentas de una manera creativa, porque en el fondo es tu texto, y encima tienes la libertad de que nadie te va a decir “oye, ¿y esto?” Nadie te va a venir a reñir, a regañar, porque no has sido fiel. Tú puedes decir: “¿qué sabe usted si yo he sido fiel o no realmente a mi propio texto?” Entonces claro, pudiera parecer entonces que es una traducción normal, como si fuera de un texto ya acabado, pero no lo es. Es como si te enfrentaras dos veces al proceso creativo. Es para mí interesantísimo. Yo empecé la traducción de mi primera antología con ciertos miedos y recelos teóricos, pensando “madre mía, volver sobre estos textos que ya que tienen su tiempo, volver sobre ellos ¿qué va a ser esto?” Pero de pronto comprendí que era un proceso creativo, no sólo como lo es toda traducción, sino que a tu propio texto te vuelves a enfrentar, y claro, hay una mirada reveladora sobre las cosas. Es como si tuvieras una segunda oportunidad de decir, sin llegar a extremos, “esto lo puedo enmendar”.

Ni condición es que salga obviamente en asturiano. Nunca he sacado antes un libro en castellano, por decirlo de alguna forma

Me ha encantado ese verbo, “enmendar”. Me da la idea de un texto tan ligado a la propia identidad que es como si hubiera un “yo móvil” entre idiomas. Ya que entramos en el proceso creativo, quería pedirte si podrías leernos algunos poemas en asturiano y, si te parece, alguna de tus traducciones.

Mira, tengo un pequeño poema que habla de la lengua en sí misma, y de lo que es vivir en dos lenguas. En realidad muchos de mis poemas hablan del desarraigo, en este caso es el desarraigo a través de la lengua, pero en otros hablo del desarraigo a través de la emigración. Yo soy de una familia, como tantas, de emigrantes, nos hemos pasado un siglo yendo y viniendo de un lado al otro lado del océano, y también a otras partes de Europa adonde había que ir a buscar trabajo. Este es un texto que se llama, precisamente Idiomes, y está en la antología La mancadura / El daño, publicada por Trea en el 2010:

En volviendo d’Alemania

compró pisu nuevu y muebles

de primera. Quería que too

fuera como enantes pero

meyor, con perres y tiempu

pa gastalo. Pero nada yera

yá lo mesmo. Cuando ella decía

güerta, los fíos repetíen

Gemüsegarten. Cuando ella decía

ríu, monte, ellos pronunciaben

Flüss, Gebirge.

Cuando ella decía casa,

ellos mirabes, roceanos,

pa otra parte.

 

Aquí lo familiar se vuelve siniestro, pero entre lenguas...

Tengo otro que habla de las lenguas pero en otro sentido muy diferente. Se llama Lección de gramática, y está en el libro Un mes, del 2002. Este poema habla de un tema terrible, la emigración llevada al mundo actual, y se llama así porque, al fin y al cabo, soy una profesora de gramática de toda la vida, es mi deformación profesional:

¿Cómo se diz en uolof la palabra frontera, la palabra

patria? ¿Y en soniké? ¿Cómo-y llamáis al desamparu?

Si queréis decir en bereber, por exemplu, “yo tuvi una casa

Nun arrabal de Rabat” ¿ponéis nesti orde la frase? ¿Cómo

Se conxuguen en bambara los verbos que lleven al norte,

Qué axetivos-y cuadren a la palabra mar, a la palabra muerte?

Si tenéis que marchar, ¿ye la palabra adiós un sustantivu?

¿Cómo se pronuncia en diakhanké la palabra exiliu? ¿hay que

xuntar los llabios? ¿Duelen? ¿Qué pronotes usáis pal qu’espera

na playa, pal que regresa ensin nada? Cuando señaláis p’allá, pa contra

casa, ¿qué alverbiu escoyéis? ¿Cómo se diz na vuestra, na nuestra llingua

la palabra futuru?

¿Cómo se dice en uolof la palabra frontera, la palabra

patria? ¿Y en soniké? ¿Cómo llamáis al desamparo?

Si queréis decir en bereber, por ejemplo, “yo tuve una casa

en una arrabal de Rabat” ¿ponéis en este orden la frase? ¿Cómo

se conjugan en bambara los verbos que llevan al norte,

qué adjetivos cuadran a la palabra mar, a la palabra muerte?

Si tenéis que iros, ¿es la palabra adiós un sustantivo?

¿Cómo se pronuncia en diakhanké la palabra exilio? ¿Hay que

juntar los labios? ¿Duelen? ¿Qué pronombres usáis para quien espera

en la playa, para quien regresa sin nada? Cuando señaláis hacia allá, hacia

casa, ¿qué adverbio escogéis? ¿Cómo se dice en vuestra, en nuestra lengua

la palabra futuro?

Después tengo otro escogido, pero por un motivo diferente. Claro, como toda lengua que se traduce, no es lo mismo traducir la lengua de la polis que la lengua de la tribu. La lengua de la polis evidentemente es una traducción mucho más similar entre lenguas romances, sobre todo, pues hay muchas palabras que casi coinciden o medio coinciden, las estructuras también. La lengua de la tribu ya es otra cosa. Cuando yo en mis poemas, o los que escribimos en asturiano, nos referimos a cuestiones más ligadas a lo rural, al campo, a lo material, al campesino, ahí sale la lengua de la tribu, y por lo tanto, es una lengua mucho más, por así decirlo, simplificada, mucho más cerrada, donde los términos ya son muy propios de la tradición asturiana, y por lo tanto la traducción tiene que necesariamente alejarse, porque hay que buscar la lengua de otra tribu.

Buscar las equivalencias en la otra tribu de la lengua a la que estás traduciendo.

Claro, entonces estamos haciendo más una traducción de equivalencias que de fidelidades extremas. Por eso escogí este poema, que es más lengua de la tribu, así que tus estudiantes aquí lo tendrán un poco más complicado. Se llama Mapa xenéticu / Mapa genético. Cómo el mapa genético humano se parecía tanto al de la mosca, después de este descubrimiento mi poema quiere ser una declaración de humildad extrema hacia el ser humano y lo que somos. Es un poema que roza la experiencia panteísta y que en asturiano usa bastante lengua de la tribu:

Soi araña y topu, la pechera colorada del raitán, soi viérbene

y l’arna de les bedules que cueme esa biérvene. Soi ocle y’l mar

d’otueñu que lo arrastra a la playa, siéntome sal y molécula,

soi esa charca d’agua que queda na arena y la espluma que dexa

nes manes y ye aire y ye nada. La mio piel ye mineral,

sustancies ensin cesar entemecíes al tresvel de los sieglos,

mofu, lique, piedra, la mio alma ye la del curcuspín

que crucia adulces les siendes secretes del mote, la del malvís,

la de la cabra, el so berrar doloríu ye’l míu. Soi guxán y la pega que

cueme al guxán y l’utre que cueme a la pega, siéntome biesca y roca,

la solombra del carbayu, la solombra de la castañar, la fueya del ablanu,

esa caña qu’espurre más p´allá de la oriella y col airín del branu

toca un instante l’agua del ríu, que soi yo y flui, como’l tiempu.

Soy araña y topo, la cabeza colorada del jilguero, soy oruga

y la corteza del abedul que come esa oruga. Soy alga y el mar

de otoño que la arrastra a la playa, me siento sal y molécula,

soy ese charco de agua que queda en la arena y la espuma que deja

en las manos y es aire y es nada. Mi piel es mineral,

sustancias sin cesar combinadas a través de los siglos,

musgo, liquen, piedra, mi alma es la del erizo

que cruza despacio las sendas secretas del monte, la del zorzal,

la de la cabra, su lamento dolorido es el mío. Soy el gusano y el cuervo que

se come al gusano y el buitre que se come a ese cuervo, me siento bosque y roca,

la sombra del robledal, la sombra del castaño, la hoja del aliso,

esa rama que se alarga más allá de la orilla y con la brisa del verano

toca un instante el agua del río, que soy yo y fluye, como el tiempo.

 

Qué complejo intentar reproducir una musicalidad que pareciera, por momentos, una forma de plegaria.

Ese arrastre del verso, y soy, y soy, esa plegaria que está llena de elementos de la naturaleza, de la tierra. Entonces sí que yo recuerdo lo difícil que fue la traducción de este poema, por eso lo he escogido para esta charla, porque lo recordaba, que yo decía: “Es otra cosa esta traducción”.

Hay términos que yo tenía que consultar a personas, podía buscarlos en el diccionario pero no me daba esa riqueza del registro del castellano. La vida en intimidad del lenguaje

Fue como una reescritura, ¿no? La percepción que tengo es que son dos originales. Es un poema en una lengua que te pertenece, el castellano, pero es otro poema. El efecto auditivo es distinto, ese regodeo en la “u” que tiene el asturiano transmite otro tipo de sensibilidad en la escucha, yo lo siento en otra parte del cuerpo, distinta a la del poema en castellano.

Hay una fonética que nace del propio poema original en asturiano, y esa fonética obviamente no se puede reproducir, se pierde. No se puede recuperar ni se debe querer recuperar. Es como si estuvieran en paralelo constantemente, en dos líneas que van a la vez pero que a veces se cruzan más, a veces menos. El poema respira de otra manera.

¿Te fue díficil pensar en la lengua de la tribu en castellano a la hora de traducir? Imagino que sí.

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Mucho, porque somos bilingües, siempre lo digo, pero no tenemos la lengua de la tribu en castellano. En este último poemario, Argayu / Derrumbes, hay un poema largo, una conversación, Xeneraciones / Generaciones. Una mujer conversa con sus muertos y muertas que se le aparecen. Hay muchísimos términos que yo tenía que consultar a personas, porque podía buscar en el diccionario pero el diccionario no me daba esa riqueza del registro del castellano. La vida en intimidad del lenguaje. Por ejemplo, en ese poema, consulté a amigos y amigas que son bilingües “de otra manera”, porque su lengua primera es el castellano y, sobre todo, porque era necesario que tuvieran relación con el mundo rural. Cuando estaba en Madrid había mucha gente que había perdido este vínculo, y me decía “pues yo no lo sé, mis padres lo sabrán, que vienen del campo”. Necesitaba encontrar cómo se llamaba el llabiegu, que es nuestro arado, pero ¿es el mismo arado, o el arado moderno es diferente del llabiegu? En fin, toda una disquisición muy de términos lingüísticos. Has acertado de pleno en que la lengua de la tribu no la tenemos en castellano. Hay que buscarla en personas, en diccionarios, y también dentro de ti, en tus lecturas, pues nuestra formación lingüística está en la literatura castellana que hemos leído siempre. Hay lenguas de las tribus de otras lenguas y de otros escritores en esa literatura. Ahí está ese gran caudal. Una de las esperanzas de quienes escribimos es que nuestra literatura pueda interesar incluso a quien no ha nacido todavía.

 

* Marisa Martínez Pérsico es una escritora, traductora e investigadora argentina. Su último libro es la novela 'Animales blancos' (RIL Editores, Barcelona, 2024). 

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