Club de lectura

Buenos comienzos

El escritor Víctor del Árbol.

Begoña Curiel (El libro durmiente)

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.

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El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa, en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario, donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

  El peso de los muertos

Víctor del ÁrbolBooketBarcelona2017

 

El peso de los muertos (publicado originalmente en 2006) es la primera novela de Víctor del Árbol y confirma que desde el comienzo imprimió el sello que marcan sus historias. Esas que me hicieron idolatrar a este autor desde Un millón de gotas (2014). Queda claro con El peso de los muertos lo que Víctor del Árbol quería escribir desde el principio. En ella queda patente su interés por personajes intensos con un pasado que les persigue por mucho que pongan pies en polvorosa.

En este caso es Lucía la que huyó hasta Viena desde Barcelona con pesadillas en las maletas. En 1975 regresa de nuevo con las cenizas de su padre y sus fantasmas muertos y vivos. En paralelo y para arrancar sentiremos la angustia de Nahúm Márquez, a dos pasos de su condena a garrote en 1945. Sus sudores serán también los del lector, que sufre desde el principio. Como tiene que ser con Víctor del Árbol, que acabará cosiendo las tramas hasta que se unan (eso sí, tengo un interrogante sobre uno de sus muertos, que lógicamente no puedo plantear porque mataría parte del final).

Para ello, escucharemos las cadenas de los fantasmas de Lucía. Especialmente la de un oscuro policía, como el color de los tiempos que ambos compartieron en España. El misterio se respira en las páginas para crearnos preguntas y mucho frío. De ese que eriza el vello. El que espera un lector ansioso. Víctor nos lo da gustoso: con ese misterioso “loco” que dice ser quien no puede ser, un secundario llamado Octavio Cruz que me encanta por la repugnancia que desprende y una truculenta historia de amor que desazona. Adoro esos personajes de “raza lluviosa” (me encanta esa definición que aparece entre las páginas) que salen de los dedos de Víctor del Árbol: inestables, heridos y/o hirientes, vengativos a veces, dentro de la gama de los grises que necesita una buena historia para que te invite a seguir leyendo.

El título es todo un avance. Los que somos fieles de Víctor del Árbol lo sabemos. Pero claro, lo que desconocía es que este escritor escribía con esta madurez desde su primera novela. Con la misma intensidad y calidad. Esparciendo el dolor que coexiste con nosotros. Con todos. Aquí no se salva nadie de los compartimentos ocultos propios aunque disimulemos. Esta novela huele a Víctor del Árbol desde las primeras páginas.

Más allá del protagonista

Más allá del protagonista

Puede resultar pretencioso, pero habría adivinado su autoría incluso sin ver su nombre impreso en la portada. Como supimos desde que le leímos en El libro durmiente, convencidos que era una máquina aunque en España no vendiera como en Francia. Por eso nos hace especial ilusión recordar cuando le buscamos para una entrevista, antes de que obtuviera el Premio Nadal de 2016. Pero eso no importa. Lo fundamental es que una legión de lectores ya lo ha descubierto y disfruta de su buena narrativa de historias interesantes y personajes atormentados.

En aquella entrevista confirmaba lo que se detecta con El peso de los muertos: tenía su ruta marcada con sus particulares tramas en las que todo se enlaza y su listado de secretos que pesan entre los protagonistas. Cuando le preguntábamos (en aquella entrevista de 2014) por qué era más conocido en Francia que en su país, nos contestaba esto: "No debe uno renunciar a lo que es. No puedo conformarme con una literatura aparente, ni me sirve el simple estilismo. Es bueno ir hacia los otros sin perder la perspectiva de lo que a uno lo hace ser quien es. No podemos complacer siempre a otros, si con ello vamos en contra del propio yo. A la larga, creo que los lectores reconocen eso. Lo que aún no es, bien podrá ser algún día". La personalidad de un autor también se agradece por parte de un lector. Aunque lo fundamental sea lo que escriba y cómo lo escriba. Aquí, una que levanta la mano esperando su siguiente novela.

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