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Literatura

Muere Harper Lee, la autora de ‘Matar a un ruiseñor’, a los 89 años

Harper Lee a principios de los años sesenta.

infoLibre

La escritora Harper Lee, autora del best-seller Matar a un ruiseñor, ha fallecido a los 89 años. Como han confirmado sus editores del sello HarperCollins, según recoge el New York Times, la autora ha muerto en su pueblo natal, Monroeville, Alabama (Estados Unidos), el viernes por la tarde. Lee llevaba recluida en una residencia desde 2007, cuando sufrió un ictus. Llevaba décadas alejada de la vida pública y no concedía entrevistas desde 1964. 

La noticia llega meses después de la publicación de Ve y pon un centinela, que se anunció como el "nuevo libro" de la autora, pero que resultó ser el primer borrador de la novela que le dio fama mundial. Matar a un ruiseñor ha vendido más de 40 millones de ejemplares desde su edición en 1960. Poco después de su éxito, decidió retirarse de la vida pública. Jamás volvió a publicar. Por eso, el "nuevo libro" de la autora se convirtió en un fenómeno editorial desde su anuncio en febrero de 2015. La escritora que llevaba más de 50 años sin conceder entrevistas dejaría de pertenecer al club de los autores de un solo libro (como J. D. Salinger) para arrasar en la mesa de novedades rozando los 90 años. 

Matar a un ruiseñor cuenta la historia de Atticus, un abogado del sur de Estados Unidos que defiende a un hombre negro falsamente acusado de violar a una mujer blanca, contando desde el punto de vista de su hija, Jean Louise Finch, ScoutScout. La novela fue un éxito instantáneo: ganó el premio Pulitzer al año siguiente de su publicación, y en 1962 Gregory Peck encarnó al abogado en el celuloide, amplificando la leyenda de Harper Lee. Atticus se convirtió, en el imaginario colectivo, en el ciudadano ejemplar, el modelo de padre amoroso. El libro es uno de los títulos más recomendados en la secundaria estadounidense y se considera un clásico moderno de la literatura norteamericana. 

Ve y pon un centinela parecía creado para recorrer el mismo camino. Una semana después de su publicación en Estados Unidos, el pasado 14 de julio, ya había vendido 1,1 millón de ejemplares. La novela recuperaba a los mismos personajes años después de los sucesos narrados en Matar a un ruiseñor. Atticus es un hombre envejecido cuya defensa de los derechos civiles vira extrañamente hacia un evidente racismo: “Cariño, no pareces entender que los negros aquí están todavía en su infancia como pueblo”, le dice a Scout. Esta, a sus 26 años, ha dejado de ver a su padre como un modelo de comportamiento, y vuelve a su pueblo, Maycomb, con la amargura que le produce enfrentarse a la desilusión que siente ante su tierra, su padre e incluso su infancia. 

‘Ve y pon un centinela’ o la pérdida de la inocencia

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Pero la crítica recibió el título de una manera menos entusiasta que los libreros. “Ve y pon un centinela es una desconcertante confusión de novela, política y artísticamente”, escribía Maureen Corrigan en NPR. “Hay poco sentido de la urgencia y aspectos clave de la narrativa —la inocencia de Jean Louise, para empezar, su incapacidad para ver Maycomb tal cual es— se dejan sin resolver”, decía David L. Ulin en Los Angeles Times. El New York Times, en una crítica ambivalente, señalaba el interés que tenía para los estudios literarios la públicación de la novela. ¿Por qué? La novela no era una nueva creación de la autora, sino el borrador que esta envió a su editor en 1957. Él le aconsejó que  adelantara la historia dos décadas para centrarse en los flashbacks que revelaban la infancia de Scout. Ella lo hizo. Éxito instantáneo. 

El borrador de Ve y pon un centinela fue encontrado, según HaperCollins, por la abogada de Lee, Tonja Carter, mientras revisaban unos papeles de la autora. "No sabía que [el texto] había sobrevivido, así que me quedé sorprendida y encantada cuando mi querida amiga y abogada Tonja Carter lo descubrió", dijo Lee en unas declaraciones hechas públicas por la editorial. Pero la publicación del nuevo libro levantó sospechas entre sus allegados, que se mostraban sorprendidos por cómo Lee, que apenas oía ni veía, podía haber aceptado la edición de aquel borrador que había permanecido durante años en el olvido. 

The Atlantic Monthly aseguró que Alice Lee, hermana y representante de la autora hasta su muerte el pasado noviembre, dijo en 2010 de Harper: "No sabe de un minuto a otro qué es lo que le ha dicho a nadie... Se sorprende de cualquier cosa que escucha porque no recuerda nada que haya sido dicho sobre nada". El biógrafo no autorizado (recordemos su alergia a la prensa) de Lee, Charles J. Shields, declaró que dudaba "si Alice habría permitido que el proyecto saliera adelante".

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