Orties, provocación pop a la francesa

El mito de la lolita francesa descarada, sensual, sexual, pérfida y muchos adjetivos más se reencarna ahora en dos jovencísimas estrellas emergentes en el universo pop de París. Orties (es decir, ortigas) no es un nombre elegido al azar. No.

Este provocador dúo femenino, integrado por dos gemelas que no tienen ningún reparo en besarse en los labios o en proclamar que son “más putas que las putas”, pica con su doble aguijón, mezcla de dubstep y dance con toque muy francés. Como si la Jane Birkin de Je t'aime, moi non plus se hubiera reciclado en pleno siglo XXI.

Antha y Kincy

acaparan (con razón) los elogios de publicaciones tan prestigiosas como Libération, Rock & Folk o Les Inrockuptibles tan sólo unos días después de ver la luz su primer álbum, Sextape, toda una bomba de relojería posmoderna que atrae por igual a los seguidores de Skrillex, Kanye West, Dizzie Rascal, The Streets o Daft Punk.

Su frescura llama a las puertas del Reino Unido con una apuesta por el desparpajo urban que, sin duda, está llamado a conectar con los grupos de chavales que inundan la plaza del Centro Georges Pompidou con sus monopatines y su look rapero.

Orties van mucho más allá que Tegan & Sara, dos hermanas canadienses lesbianas que encandilan al público indie. Son rabiosamente contemporáneas y parecen dispuestas a encaramarse hasta el olimpo musical de Francia dando una vuelta de tuerca al pop deslenguado de Les Rita Mitsouko, toda una referencia al norte de los Pirineos, y a la apisonadora cold wave de Scratch Massive.

Como un reguero de pólvora se extiende el contagioso menú erótico-festivo de estas mozas sin límites en su ambición, capaces de cantar “me gusta el sexo después de la muerte” y quedarse tan anchas. A ritmo de dark rave, por supuesto.

Derriban muros recubiertos con prejuicios, mientras la música francesa disfruta de una permanente buena salud gracias a su constante renovación. Es lo que tiene ser el epicentro chic.