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Stay Homas: “El confinamiento para nosotros ha sido el nacimiento, pero para la música una hostia en toda la cara”

Lucía Díaz

Si no conoces a los Stay Homas, ¿puedes decir que has estado confinado realmente?

Su terraza, la más famosa de Barcelona y la más vista durante la cuarentena. Su cubo de fregar, la batería de moda; y sus voces, la banda sonora de este confinamiento. Estos tres barceloneses (Guillem, Klaus y Rai) han sido el mayor aliado de muchos de nosotros amenizando las tardes confinadas, pasando de divertirse haciendo música a conseguir un sold out en 15 minutos mientras anunciaban en sus redes su primer concierto y lograr un buen contrato con Sony.

Talento, humor y entusiasmo, la mezcla perfecta que ha catapultado a los Stay Homas a ser el grupo por excelencia durante la cuarentena. Tanto, que muchos artistas han querido unirse a ellos colaborando a distancia como Michael Bublé, Pablo Alborán, Judit Nedderman, Manu Chao o Nil Moliner. Tal ha sido la recepción que ya cuentan con 420.000 seguidores y 13 millones de visualizaciones en Youtube. Guillem: “Empezamos a cantar como forma de entretenimiento y al final se ha convertido un poco en nuestro proyecto y quién sabe si en nuestro futuro”.

Pero ¿cómo nace Stay Homas? Comenzaron sacando su guitarra durante un vermucito en la terraza, su cubo de la fregona y sus voces. La diferencia fue que esta vez decidieron grabarlo y subirlo a Instagram; Klaus: “Al día siguiente lo hicimos de nuevo y a partir de ahí se nos fue de las manos”. Quién podría decirles que lo que hicieron esa tarde provocaría que, tras el confinamiento, tuvieran unas vidas radicalmente distintas: “Seguimos siendo los mismos, solo que ahora vemos unos números altos en el móvil y hasta que no estemos fuera no descubriremos si la gente va a seguir ahí”.

No se puede negar que el confinamiento ha supuesto el nacimiento del proyecto, pero es evidente que vivirá más allá de sus cuatro paredes, ya que tras el fenómeno de sus confination songs salen de nuevo a la calle con un curriculum envidiable: su primer concierto sold out en 15 minutos y un contrato con Sony. Estos mejores amigos todavía no se lo creen, y tampoco son nuevos en esto de la música, Rai (1991) y Klaus (1995) estudiaron jazz y están en el grupo rockero catalán Buhos, siendo bajista y trompetista respectivamente, y Guillem (1994) estudiando música clásica toca el trombón en Doctor Prats un grupo más electrónico.

Klaus nos cuenta el origen de su idea: “Al principio hacíamos un poco de optimismo barato casi para nosotros mismos, Oye quédate en casa, que no se está tan mal y otro día si nos sentíamos mal pues hacíamos un tema sobre Estoy en la mierda. Guillem tiene clara la clave de su fórmula: “Siendo mejores amigos que viven juntos, siempre estamos de guasa y eso se refleja en los temas”. En marzo nos amenizaban el confineo con temas como:

♫ “Y yo pensaba que la corona era una cerveza;

Y yo pensaba que la corona era para las princesas […]

Pero no veo a mi novia, (¡confineo!)

Porque no tengo novia, (¡confineo!)

No hago Skype con amigos, (¡confineo!)

Porque viven conmigo, (¡confineo!)

Y encima llueve, (¡confineo!)

Pero hemos salido en la tele, (¡confineo!) ♫

♫ “Please Stay Homa, Please Stay Home;

Don’t want the Corona, Please Stay Home;

It’s okay to be alona, please stay home;

If you need it, go to Mercadona…” ♫

“Rai entiende que “esto de Stay Homas no se digiere (risas). Es como si todos los días fueran el mejor día de tu vida. En una semana teníamos ya 100.000 seguidores. Nos han pasado muchas cosas bonitas que no te imaginabas que te pasarían en la vida. De repente, anuncias un concierto por un Live (directo) de Instagram y de repente se han acabado antes de terminar el anuncio. Fue como ¡wow! y, en general, es como que la ilusión no te cabe en el pecho”.

Ahora son compañeros de trabajo y, 22 canciones después, hay quien ha estado presente literalmente durante este proceso: sus vecinos. Aseguran que en general todos se han portado muy bien: Guillem:“Nos hemos hecho amigos de casi toda la escalera. Los de arriba nos hicieron fotos que son las que mandábamos a todos. La vecina de enfrente nos dejó instrumentos. Otra nos pidió que grabásemos una felicitación a su tío que cumplía sesenta años y le tocamos una canción desde el balcón. El resto de vecinos nos aplaudía desde sus terrazas. Ese era el poco calor humano que recibíamos (risas)”. Pero también ha habido alguna llamada de atención: “Una chica se quejó tipo: ‘Parad ya con el tambor, que estoy de exámenes’, pobrecilla la chica, pero sí, el balance es positivo sin duda”.

Confiesan a infoLibre que están bastante sorprendidos con la audiencia que han logrado. “Hace nada miramos las estadísticas de Instagram y había más gente de +65 años que de -18 años, no entendíamos nada”. Con otros proyectos aseguran que su público siempre ha sido bastante más juvenil con un rango de edad predominante de 18 a 25 años, pero con Stay Homas “nos han saludado abuelas por la calle diciendo ‘oye increíble, sois fantásticos’. Se lo habrán pasado por el WhatsApp (risas). El otro día aquí al lado pasó un tío y nos dijo: ‘Moláis mucho, sois muy buenos, qué talento, muchas gracias’ y se va (risas) […]. Pero es guay, teníamos un círculo bastante concreto, gente local de un sector de música alternativa mestizo-catalana; antes no teníamos aprobación de una persona de más de cuarenta años y ahora mira”.

El primer disco de Stay Homas ya está por venir: “No sabemos si tendrá todo temas viejos o si habrá un par viejo y todo lo demás temas nuevos. Pero lo que queremos es sacar los temas de la terraza, cambiarles el rollo un poco y que no sea tan limitado porque al final tocamos con lo que teníamos. Si hubiéramos tenido un amplificador de bajo habríamos tocado con un bajo seguro o si la hubiéramos tenido, una batería. Vamos a quitarnos las limitaciones de encima y si queremos meterle un arpa a un tema se la vamos a poner. Vamos a sacar una Mixtape a finales de junio con cinco temas y ya es un poco una pincelada de lo que puede ser Stay Homas en el futuro”.

Todavía no conocen a sus fans en persona y aún faltan unos meses para poder disfrutar de su música en directo; eso sí, respetando los protocolos de seguridad. Así lo explica Klaus: “Un concierto en streaming es divertido y la gente pone emoticonos de aplauso, pero como un aplauso de verdad no hay nada. […] Creo que hay unos parches que se van poniendo, como en un recinto de cuatro mil personas poner 800 sillas a dos metros cada una. No quiero ser pesimista, pero no es lo mismo”. Guillem también ve complicada la fórmula del directo: “La distancia, las mascarillas y tal es lo que hay que hacer, pero lo que realmente mola de los conciertos es estar codo con codo con la gente, de pie con los colegas, bailando y disfrutando. Estar sentado en un concierto separado de tus colegas por dos metros es un poco descafeinado. Aparte de que no se pueden hacer la cantidad conciertos que te gustaría, ni el presupuesto es el que te gustaría, porque los primeros en recortar siempre son cultura, sanidad, educación… y está de moda recortar”.

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Es cierto que el sector musical es de los más golpeados por el cese de actividad debido a la cuarentena y esta es la visión actual de Klaus: “En España, hay una dinámica social de entender la música y la cultura como algo gratuito, de fiesta y regocijo popular. Al final, lo que posibilita las fiestas y todos los eventos es que se autogestionan con las barras con entradas de cinco euros. Entonces, se pueden poner parches igual que en nuestro caso podemos encontrar algún bolo que la gente quiera pagar, pero en general para el sector musical el coronavirus es una hostia en toda la cara y será horrible. La cultura es siempre la primera en pillar y el apoyo que yo espero sinceramente que exista es el de la gente, que es al final quien quiere y tiene que pagar (si quiere) por la cultura y quién ha de hacer ese ejercicio de valorar quiénes ha sido los que te han salvado este confinamiento. Que no ha sido Messi, sino el sanitario de turno y el notas que está tocando la trompeta en su terraza o el tambor en su sótano y te hacía unos vídeos y te los regala”. Rai también se muestra inquieto por lo que viene: “Asusta, porque hay que seguir viviendo y no tienes ningún tipo de previsión de cuándo vas a volver a cobrar algo […] Tampoco nos olvidemos de las cosas, votemos con cabeza. Recordemos a la gente que nos lo ha puesto fácil; los sectores que nos lo han puesto fácil y los que no; los que se han aprovechado de ti y los que no”.

Estas semanas, hemos podido disfrutar su preciosa terraza, pero no dudan cuando dicen que el interior del piso es, citando textualmente a Klaus, altísima bazofia: “Una cosa que nos ha enseñado el confinamiento es que el piso es demasiado pequeño. La terraza es lo único que nos dignamos a enseñar. Hay agujeros en el techo, el lavabo es una mierda y no hay espacio para la intimidad”. Guillem asegura que se rascan en su cuarto y se escucha en toda la casa: “Tenemos un pseudo-estudio en el comedor y está muy guay, pero si alguien está viendo la tele ya no puedes ponerte. […] Algunos también han descubierto dónde vivimos y nos han llamado al timbre un par de veces”. Una cosa está clara, mudarse por separado… ni pensarlo”.

Stay Homas no solo ha triunfado en la música durante el tiempo confinados, sino que también se han parado a reflexionar sobre la alta velocidad a la que vivíamos y la necesidad de bajar ese ritmo “para darnos cuenta de todas esas cosas que estábamos haciendo por inercia, replantearnos cómo queremos continuar nuestras vidas. Tampoco había visto el aire de Barcelona tan limpio en años”, asegura Guillem, y “ahora volveremos y estará todo lleno de polución. Es una oportunidad para tomar conciencia de las cosas y de las injusticias que hay en todos lados y reflexionar”. Klaus resume la experiencia vivida: “Esto que ha pasado en el mundo –no solo en España– es un reflejo del parón a la vorágine de productividad e inmediatez en la que vivíamos. Tengo miedo de que tengamos tendencia a olvidarnos, pensar un poco más allá de movimientos de oposición. En cada país han hecho lo que han podido y, al final, aquí en España ha sido peor por razones bastante obvias, de políticas, de privatización de la sanidad y, si la gente quiere hacer un poco de esfuerzo de memoria histórica y de reflexión, sería genial para que salgamos todos reforzados de ésta”.

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