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Impuestos

La brecha de presión fiscal entre España y la UE se triplica desde 2007

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras el Consejo de Ministros.

La presión fiscal en España, medida como el porcentaje del PIB que representa la recaudación de impuestos y cotizaciones sociales, se situó en 2017 en el 34,5%, 5,7 puntos por debajo de la media de la Unión Europea y casi siete por debajo del promedio de la zona euro. De hecho, España es el octavo país de la eurozona y el décimo de la UE con menor presión fiscal. Según las cifras publicadas por Eurostat, la oficina estadística europea, a la cabeza se encuentra Francia, con un 48,4%, 14,1 puntos por encima de España, y Bélgica, con el 47,3%. Sólo Chipre, Malta, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania y Bulgaria recaudan menos por impuestos en relación con su PIB que España.

Además, el diferencial con la media comunitaria se ha agrandado con la crisis. En 2007, la contribución de impuestos y cotizaciones sociales al PIB nacional era del 37,1%, 2,6 puntos mayor que 10 años después. Y la brecha con Europa se situaba entonces sólo dos puntos por debajo de la media de la UE y 2,9 puntos por debajo del promedio de la zona euro. Es decir, en 2017 la distancia casi se ha triplicado con la UE y se ha más que duplicado con la eurozona: mientras la presión fiscal europea se ha elevado de media un punto porcentual desde 2007, en España ha caído 2,6 puntos. Es más, pese a que en 2017 ha crecido –aunque sólo cuatro décimas– respecto a 2016, apenas ha aumentado en cinco décimas de punto respecto a la que había en 2002, hace 15 años.

El pasado viernes, la OCDE reclamó al Gobierno reformas “por el lado de los ingresos” que permitan aumentar el gasto público, situado en España en el 41% del PIB, “muy por debajo de la media de la zona euro, que es el 47,2%”, destacaba la organización internacional en un estudio sobre la economía nacional. Sus autores aseguran que la recaudación fiscal española respecto al PIB es “relativamente baja”, por lo que aún ven margen para reformar el sistema tributario a fin de “promover el crecimiento y el empleo, y reducir la desigualdad”.

En cualquier caso, la presión fiscal aumentará en 2019. El Plan Presupuestario que el Gobierno envió a Bruselas en octubre la eleva hasta el 35,54%, desde el 34,93% en que el Ejecutivo la calcula para el ejercicio en curso. Los nuevos impuestos sobre servicios digitales –la denominada tasa Google– y sobre las transacciones financieras, así como la subida del IRPF a las rentas más altas, la limitación de exenciones en el impuesto sobre sociedades y el impuesto al diésel serán los responsables de un aumento de los ingresos cifrado en 5.678 millones de euros. También prevé el Ejecutivo subir los ingresos por cotizaciones sociales gracias a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Así, los impuestos sobre la producción y las importaciones –IVA, impuestos especiales y medioambientales, aranceles– pasarán del 11,7% del PIB en 2018 al 11,9% del PIB en 2019, mientras que los que gravan la renta (IRPF) y los ingresos de las empresas crecerán del 10,5% al 10,7% del PIB.

Por debajo en todos los impuestos

Si se atiende al detalle del volumen de recaudación que supone cada tipo de impuesto, España está por debajo de la media europea en todos ellos. La mayor parte de los 402.060 millones de euros que las arcas públicas ingresaron en 2017 procedían de las cotizaciones que empresas y trabajadores pagan a la Seguridad Social, un 12,3%. La media europea alcanza el 13,3% y es mucho más alta en la eurozona, el 15,2%. Francia y Alemania son los países que lideran la recaudación por cotizaciones sociales, con un 18,8% y un 16,7% del PIB, respectivamente.

Gracias al IVA, los impuestos especiales –tabaco, alcohol– y medioambientales y los aranceles a las importaciones, el Estado recaudó otro 11,8%. La UE llegó al 13,6% –el 13,2% en la zona euro–. Suecia, con un 22,7%, es el país con mayor presión fiscal en estos impuestos sobre la producción y las importaciones. Le siguen Croacia –19,6%–, Hungría –18,2%– y Grecia –17,3%–. La de Francia es del 16,4%.

España fue el octavo país de la eurozona con menor presión fiscal en 2018

España fue el octavo país de la eurozona con menor presión fiscal en 2018

Por el IRPF y el impuesto del patrimonio, España ingresó una cantidad que equivale al 7,5% del PIB, mientras que la media comunitaria se eleva al 9,4% –al 9,2% en la zona euro–. Los países que más gravan a sus ciudadanos por sus ingresos y patrimonio –en relación con el PIB– son Dinamarca, con un 25,4%, y Suecia, con un 15,8%. Francia –8,7%– y Alemania –9,4%– también superan la presión fiscal española en este capítulo.

El impuesto sobre sociedades, que grava los beneficios de las empresas, es el que menos contribuye a la recaudación total, con un 2,3% del PIB, cuatro décimas por debajo del promedio de la UE y la eurozona. Los ingresos de Hungría, Chipre y Lituania son los más elevados con un 6,6%, 5,7% y 5,2%, en relación con el PIB, respectivamente.

De este modo, España es el cuarto país de la eurozona que menos recauda por el IVA en comparación con su PIB. Sólo Irlanda, Luxemburgo e Italia ingresan menos. Si se le añaden el resto de los tributos que integran el epígrafe de los “impuestos sobre la producción y las importaciones”, España sigue siendo el cuarto país que menos ingresa en relación con su PIB. Sólo Irlanda, Alemania y Eslovaquia se sitúan por debajo en la clasificación de Eurostat. En el IRPF y el impuesto de patrimonio, la presión fiscal española es la undécima por la cola. Y en el impuesto sobre sociedades, España es el séptimo país donde la presión fiscal a las empresas es menor, por delante únicamente de Italia, Grecia, Estonia, Letonia, Lituania y Eslovenia.

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