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La tentación de tirar de crédito en las rebajas saldrá más cara con los intereses en plena subida

Varias personas caminan frente a una tienda, a 3 de enero de 2023, en Madrid (España).

Se acercan las rebajas, y esta cuesta de enero tiene una diferencia sustancial con la de 2022: el ahorro de las familias, acumulado durante la pandemia, ya no es el mismo. Tras un año con una inflación media del 8,4%, en el que los hogares han hecho malabares para asumir el encarecimiento de las facturas, de las compras básicas y del ocio, sin que los salarios suban a la par, muchos llegan sin saldo a esta cuesta de enero. Un estudio estima que el 37% de los consumidores se plantea financiar sus compras de las rebajas con tarjeta de crédito, en un momento en el que el interés del crédito no para de crecer respecto al de los últimos años. 

Es un dato que se desprende del comparador de productos financieros Banqmi, que anualmente pregunta a más de 1.000 personas una serie de datos sobre las compras durante el periodo de rebajas de enero. En el caso de 2023, una mayoría se decanta por las compras con tarjeta de crédito (37%), frente a recurrir a las ganancias del mes (27%), el dinero obtenido como regalo de Navidad (18%) o el dinero ahorrado (17%). En años anteriores, la mayoría de los encuestados recurrían a las ganancias mensuales, una opción que ha ido perdiendo terreno frente a las tarjetas de crédito.

Las tarjetas de crédito en tiempos de subidas de tipos

Recurrir a la tarjeta de crédito en un entorno de subidas de tipos de interés puede acarrear unos costes inesperados para los consumidores. Que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés implica que a los bancos les cuesta más financiarse, por lo que los intereses que cobran a los consumidores son superiores. Esto se ve en los préstamos, en las hipotecas, y también ocurre en las tarjetas de crédito. 

El organismo europeo empezó a subir los tipos de interés en julio de la manera más intensa en sus 22 años de historia, con el objetivo de contener la inflación, por lo que el encarecimiento del crédito ha aumentado a un ritmo equivalente. Las tarjetas suelen tener un tipo de interés que es fijo, por lo que no debería impactar sobre los contratos ya firmados con los bancos. En el caso de que la entidad que ha expedido la tarjeta quiera aumentar dicho tipo de interés, tendrá que informar al usuario de manera individualizada con una antelación mínima de dos meses

No obstante, en el caso de que el consumidor decida contratar una tarjeta de crédito en este momento, se encontrará con unos precios que no se veían desde hace cuatro años. Según los datos del Banco de España, la media del interés que cobran las tarjetas de crédito por ofrecer el servicio de pago aplazado fue del 17,70% en octubre. Es un interés superior al de los últimos cuatro años, que se encontraba entre el 15% y el 16%. Los analistas prevén que este continúe escalando, dado que el Banco Central Europeo ha seguido subiendo los tipos de interés desde entonces, así como ha manifestado que lo continuará haciendo

Las tarjetas de crédito cada vez se usan más

El uso de la tarjeta de crédito como instrumento para llegar a fin de mes es algo cada vez más común. Según datos del Banco de España, en 2022, el número de tarjetas de crédito en circulación ha aumentado a ritmos de entre el 5% y el 7%, respecto a los datos del año anterior. El organismo estima que en el segundo trimestre se cruzó la barrera de los 40 millones de tarjetas en circulación (unos 88 millones en total, incluyendo las de débito). 

Las condiciones de las tarjeta de crédito varían en función de la entidad bancaria que las expide, pero la mayoría ofrecen una serie de servicios gratuitos que empiezan a ser de pago una vez que se superan algunos umbrales. Por ejemplo, es posible contar con cierto crédito gratuito mensual, aunque si se supera esa cifra, empiezan a cobrarse comisiones. O que exista este crédito mensual gratuito y paralelamente una opción de pago a plazos de facturas y recibos que sí cobra comisión.

Álvaro L., de 33 años, es un usuario recurrente de la tarjeta de crédito: “La utilizo mensualmente porque parece que vivo por encima de mis posibilidades. Vivir en Madrid es muy caro, entre el alquiler y otros gastos, usar tarjeta de crédito para mí es imprescindible para llegar a fin de mes”. 

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Diversos estudios han coincidido de que los milenials [personas nacidas entre mediados de los 80 y finales de los 90] desconfían del uso de las tarjetas de crédito, ante la experiencia traumática de la crisis financiera. No obstante, las entidades financieras encuentran la manera de llegar a todo tipo de perfiles y cada vez es más común que ofrezcan tarjetas de débito con multitud de opciones de crédito (aplazar pagos, recurrir a créditos preconcedidos, etc). 

La percepción de este residente madrileño es que su uso es frecuente en su entorno: “Tengo varios amigos que también lo hacen para llegar a final de mes. En mi caso no te cobran comisión en los primeros 1.600 euros. Aunque sí te cobran si eliges pagar alguna factura a plazos. Por ejemplo, el otro día, en lugar de pagar 150 euros por una compra que hice, elegí pagarlo en tres meses, creo que al final acabaré pagando unos 160”, explica. 

Este es el interés común que aplican las tarjetas revolving, un tipo de instrumento que está haciendo su agosto. Estas tarjetas permiten aplazar automáticamente el pago de todas las compras, con un interés elevado. Estos intereses llegaron a tal punto, que el Tribunal Supremo ha tenido que posicionarse para determinar cuándo este servicio podría considerarse "usura". Por ejemplo, así lo sentenció en mayo de 2020 respecto a los intereses de una tarjeta de Wizink, con un TAE de 26,82%.

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