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VIOLENCIA SEXUAL

El 44,5% de las víctimas de violencia sexual son menores: "Hay un rearme patriarcal entre los jóvenes"

Dos mujeres participan en la manifestación por el 8M en Madrid.

Las cifras que deja la violencia sexual no dejan de crecer. Y siempre que los datos así lo indican, la pregunta es obligada: ¿hay más casos o lo que se incrementa es la denuncia? Para Graciela Atencio, fundadora de la web Geoviolencia sexual, ambas respuestas son correctas. El aumento de sensibilización y su consiguiente impacto en la denuncia es evidente, pero no basta para explicar unas cifras cada vez más elevadas. Los delitos contra la libertad sexual registrados el año pasado fueron 19.013: un 75% más que los contabilizados hace siete años.

Así lo recoge el Informe sobre delitos sexuales contra la libertad sexual, confeccionado por el Ministerio del Interior y publicado este viernes. El estudio refleja además otro dato que  preocupa a los expertos: casi la mitad de las víctimas de delitos sexuales son menores de edad. En concreto, el 44,5% tiene menos de 18 años. Del total de 18.731 víctimas, el 31,2% tenía entre 18 y 30 años. Le sigue la franja de edad de entre 31 y 40 años, representada por el 11,2% de las víctimas. Entre los 41 y los 64 años se encuentra el 11,7% y sólo el 0,9% es mayor de 65.

El 59,9% de las víctimas menores de edad lo fueron del delito de agresión y abuso sexual sin penetración. Ellas, las chicas menores de edad, son las principales víctimas de este tipo de delito, mientras que cuando se trata de agresiones con penetración, las víctimas suelen ser principalmente mujeres de entre 18 y 30 años.

El evidente sesgo de género sobre el que se cimentan los delitos sexuales queda patente con los datos: el 86% de las víctimas son mujeres y el 94% de los agresores son hombres.

Rearme patriarcal

En cuanto a los agresores, la mayoría se ubica en la franja de edad de los 41 a los 64 años (32,9%), seguido de los 18 a los 30 años (30,6%). Los menores suponen el 8,8% de los agresores identificados por las autoridades: son 1.031 adolescentes detenidos por delitos contra la  libertad sexual, un 18 % más que en el año anterior. No son el grupo de edad mayoritario, pero la evolución indica que cada vez más menores son identificados como agresores sexuales. 

"Tiene que ver con un consumo de pornografía masivo", entre los más jóvenes y cada vez a edades más tempranas, analiza Graciela Atencio, pero también está relacionado con un "rearme patriarcal entre los más jóvenes", producto "del machismo y la misoginia extrema". 

¿Y qué delitos de índole sexual cometen los menores de edad? La mayoría ha cometido agresiones y abusos sexuales, el 61,9% sin penetración y el 28,3% con penetración. Un 4,8% de los adolescentes investigados lo ha sido por un delito de pornografía de menores. 

El 82,5%, agresiones con y sin penetración

En términos generales, la agresión y el abuso sexual sin penetración es la categoría más abundante dentro de los delitos contra la libertad sexual. En 2022, la cifra ascendió a 11.426 delitos de este tipo, más de la mitad del total. Le siguen (4.270) la agresión y el abuso sexual con penetración. A distancia, se encuentran otro tipos de delitos como el exhibicionismo (739), la pornografía de menores (707), el acoso sexual (595) y los delitos relativos a la prostitución (216). 

Los datos citados corresponden a lo que la estadística denomina hechos conocidos, entendidos como el conjunto de infracciones penales que llegan a las autoridades. En un siguiente peldaño se encuentran los hechos esclarecidos, aquellos que incluyen la detención del autor, su identificación penal, su confesión o, en su caso, la determinación de que en realidad no existió ninguna infracción. Así, de los 19.013 hechos conocidos, un total de 14.555 fueron esclarecidos. "Los delitos contra la libertad sexual presentan una de las más altas tasas de esclarecimiento", especialmente cuando se trata de abusos y agresiones sexuales con penetración, reseña el informe.

No obstante, añade, cabe destacar que "en el escalón más bajo de esclarecimiento están los delitos relacionados con menores, tales como la pornografía de menores, la provocación sexual y los delitos de contacto con menores dieciséis años para fines sexuales". 

El hogar como espacio inseguro

La mayoría de los delitos contra la libertad sexual tienen lugar en viviendas (9.712). Los hogares son los lugares más inseguros. Le siguen vías de comunicación (3.704); otras instalaciones y recintos (2.189), establecimientos (1.824) y espacios abiertos (1.255). Un total de 329 hechos conocidos se produjeron en medios de transporte.

La mayoría de agresiones son cometidas por desconocidos (74,5%). El vínculo en el 14,3% de los casos tiene que ver con una amistad, una relación laboral o vecinal. En un 7%, la violencia la comete algún familiar y en un 4,2% la pareja o expareja.

Aquí pone el acento Graciela Atencio. "Lo preocupante de la violencia sexual es que es una violencia que se denuncia muy poco", una infradenuncia que es todavía más acusada "en el marco de la pareja". Por eso, enfatiza la experta, "estamos viendo apenas la punta del iceberg". 

Ataques en manada y ciberdelincuencia

Existe otro tipo de delito sexual que preocupa a los investigadores: las agresiones en grupo. No han dejado de crecer ni un solo año, salvando el de la pandemia. En 2022 se registraron 632 agresiones en manada. El 9,2% de las agresiones con y sin penetración fueron grupales.

Atencio y su equipo han venido documentando un aumento progresivo de este tipo de violencia a lo largo de los años, coincidiendo con las estadísticas oficiales. Un hecho que a su juicio guarda también "relación con el consumo de pornografía", en tanto que "la más vista es aquella que refleja sexo violento en grupo". 

Los autores del informe destacan que dentro de los casos relacionados con ciberdelincuencia sexual, "los principales hechos que se ejecutan" son los vinculados con víctimas menores de edad. El 82,1% de las víctimas de ciberdelincuencia sexual son menores. Detrás de la la violencia en el plano online, en cambio, se encuentran adultos: los principales autores (36,7%) están en edades de entre 41 y 64 años, seguido por jóvenes de 18 a 30 años (29,5%). La mayoría de los delincuentes investigados lo son por haber cometido presuntamente un delito de pornografía infantil.

Atencio observa una suerte de reacción machista y una "normalización de desencuentros afectivos sexuales entre chicos y chicas". Ellas, analiza la experta, "no quieren tener sexo violento y ellos quieren ser complacidos". En este punto echa andar, advierte, la llamada pornovenganza, muy relacionada también con la ciberdelincuencia. La ausencia de coeducación en las aulas, es el último ingrediente. "Las relaciones igualitarias son el mejor antídoto", sentencia la investigadora, quien determina que el objetivo pasa por "conseguir que las chicas crezcan con una autonomía y una autoestima fortalecida".

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