Hay Milei para rato pese al tibio resultado de sus políticas ultraliberales

Javier Milei colgó esta imagen en sus redes sociales junto a su gobierno en el aniversario de su llegada al poder.

Ludovic Lamant (Mediapart)

El martes 3 de diciembre, Javier Milei cambió su agenda para asistir a un concierto del músico argentino Andrés Calamaro. El cantante, que había apoyado al candidato libertario durante su campaña, le dio “mil gracias” desde el escenario, entre los aplausos del público del Movistar Arena (15.000 localidades), en pleno centro de Buenos Aires.

Este evento tiene al menos un mérito: demuestra que la popularidad de Javier Milei entre su electorado, a un año de haber asumido en la Casa Rosada el 10 de diciembre de 2023, no se ha derrumbado, ni mucho menos. El hombre que se imagina a sí mismo como un “topo que va a destruir el Estado desde dentro”, o como un Terminator venido de un futuro apocalíptico para evitarlo, parece incluso, en algunos aspectos, haber consolidado sus apoyos.

Es muy difícil para todas las fuerzas políticas, incluido el peronismo [principal fuerza de oposición -ndr], entender la resiliencia y estabilidad del Ejecutivo de Milei”, argumenta Pablo Semán, antropólogo de la Universidad Nacional de San Martín, que, entre los académicos argentinos, fue quien mejor anticipó el éxito de Milei el año pasado, y que acaba de publicar un ensayo de referencia sobre su victoria electoral.

El periodista e historiador argentino Pablo Stefanoni coincide con él: “El gobierno de Javier Milei ha gozado de una estabilidad política bastante sorprendente, dada la radical política de choque que quiere aplicar”.

En un sistema tan presidencialista como es el modelo argentino, el economista de la motosierra se ha construido una estructura de poder ultracentralizada, que él mismo ha descrito, desde mayo, como un “triángulo de hierro”. Junto con él, este triángulo está formado por su propia hermana Karina Milei (a la que apoda “la jefa” y que ocupa el cargo de secretaria general de la Presidencia) y su asesor todoterreno Santiago Caputo, cuya influencia exacta sigue siendo controvertida en Buenos Aires.

Con el paso de los meses, la vicepresidenta Victoria Villaruel, hija de militares que representa a otro movimiento de extrema derecha y juega una carta personal, apostando por una futura desgracia de Milei, ha ido quedando al margen de la toma de decisiones.

"Terapia de choque” y manifestaciones

Al mismo tiempo, Milei ha recortado masivamente los puestos contractuales de la función pública –más de 33.000 en los diez primeros meses– en la administración, las empresas públicas y el ejército. También ha creado una inestabilidad crónica de los funcionarios en los gabinetes ministeriales.

A estas alturas, sigue habiendo dudas sobre su gestión de la economía. Su retórica no ha cambiado desde la campaña de 2023: el país debe pasar por un periodo de sufrimiento y sacrificiodurante dieciocho a veinticuatro meses” a partir de la fecha de su elección, a la espera de un futuro mejor de aquí a tres-cinco años.

Su futuro político está estrechamente ligado a la tasa de inflación, que en octubre de 2024 alcanzó su nivel más bajo en tres años. Esto explica en gran medida por qué Milei pudo evitar el escenario de una rápida destitución por parte del Congreso, a pesar de que su protopartido, La Libertad Avanza (LLA), es muy minoritario (39 escaños de 257).

“La mayoría de los políticos, desde los partidos trotskistas [extrema izquierda] hasta los aliados de Victoria Villaruel [extrema derecha], pensaban que el Gobierno duraría poco. Apostaron todo el año a que caería, pero no fue así”, explica Pablo Semán. “Las expectativas de estos partidos son muy diversas. Pero todos ellos tienen un sentimiento de humillación por haber sido derrotados por un outsider”.

Milei ganó solo, sin partido, sin alcaldes, sin gobernadores [de las provincias argentinas], en un país que, a diferencia de Perú por ejemplo, no tiene tradición de outsiders políticos”, señala Pablo Stefanoni, para subrayar el carácter totalmente inédito y difícil de comprender de lo que está ocurriendo en Argentina.

El texto clave de Milei obtuvo una mayoría de 142 votos a favor (106 en contra, 5 abstenciones), en comparación con los 39 escaños de su partido

La victoria política más clara de Milei durante su primer año de mandato se produjo entre abril y junio de 2024, cuando la cámara baja y luego la alta aprobaron finalmente una versión suavizada de su “ley ómnibus”, que debía desencadenar la “terapia de choque” prometida por el presidente. El texto prevé, entre otras, privatizaciones masivas, medidas de flexibilización del mundo laboral y la transferencia de ciertos poderes legislativos al ejecutivo.

En la Cámara de Diputados, presidida por Martín Menem, sobrino del ex presidente Carlos Menem, Javier Milei reunió a finales de abril una mayoría de 142 votos a favor (106 en contra, 5 abstenciones) sobre este texto clave, cuando su partido cuenta sólo con 39 escaños. Consiguió atraer los votos de un bloque descrito como “abierto al diálogo”, formado por la derecha del ex presidente Mauricio Macri y los radicales de la UCR.

Con vistas a las elecciones legislativas de medio mandato, en octubre de 2025, en las que se renovará la mitad de los escaños del Congreso, se especula con que Milei y su tropa absorberán casi todo el espacio de la derecha en esos comicios.

Milei, el primero en Mar-a-Lago

A lo largo del último año, Milei ha logrado sacudir la unidad de ciertos bloques políticos. No sólo cortejando a los parlamentarios del Partido Radical , conocidos en la prensa como “radicales con peluca”, en referencia al apodo de Milei (La Peluca, por su abundante cabellera). Pero también captando al peronista y ex vicepresidente Daniel Scioli –hoy ministro de Turismo bajo la presidencia de Milei, y que ahora se define como “peronista y libertario”– o seduciendo a gobernadores peronistas, como Osvaldo Jaldo en la provincia de Tucumán.

Pablo Semán habla de una “consolidación ideológica y organizativa” del partido de Javier Milei, La Libertad Avanza. “El núcleo duro del Gobierno ha reforzado sus conexiones con los paradigmas que circulan por el mundo”, afirma. Como símbolo, Javier Milei se convirtió en el primer jefe de Estado en reunirse con Donald Trump tras su victoria el 5 de noviembre, y poco después fue invitado a una gala en su casa de Mar-a-Lago (Florida), y mantiene excelentes relaciones con la ultraderecha española de Vox.

En resumen, Javier Milei se mantiene firme en esta etapa, gracias al resultado aún incierto de su batalla contra la inflación, gracias a los enormes brechas abiertas en la oposición –en particular en un peronismo muy dividido– y también gracias a la intensidad de la batalla cultural contra el comunismo y el wokismo que libra sin descanso en las redes sociales y en los foros internacionales.

Con este telón de fondo, Argentina ha sido testigo de una serie de protestas sostenidas desde principios de año: una huelga general en enero, protestas en las universidades públicas, en el sector cultural y entre las feministas. Pero hasta ahora esas acciones han sido fragmentarias. Haciendo balance del primer año, Pablo Semán señala que “desde el principio se tomaron fuertes medidas represivas, como detenciones arbitrarias, para intimidar a los opositores, pero no ha habido muertos ni derramamiento de sangre” durante estas movilizaciones.

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Las citas de Pablo Semán y Pablo Stefanoni proceden de una conferencia que pronunciaron el 5 de diciembre en la Université Paris-Cité.

 

Traducción de Miguel López

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