Los obispos franceses rompen su silencio (por fin) tras el ascenso de un sacerdote violador
La polémica llevaba, sotto voce, más de un mes gestándose y una parte de los católicos franceses esperaba con creciente impaciencia una respuesta de sus representantes. En un comunicado publicado este domingo, la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) ha reaccionado finalmente al nombramiento de Dominique Spina, condenado por violación de un menor en 2006 y ascendido a rector de la diócesis de Toulouse a principios de junio.
“Nuestra Iglesia, desde hace varios años, ha tomado con valentía el camino de la verdad en la dolorosa cuestión de los abusos cometidos en su seno. Es muy importante continuar este trabajo en todos los ámbitos de la vida eclesial”, recuerda la CEF.
“Poco a poco, hemos aprendido a mirar esos hechos. [...] Este cambio de mirada, la escucha conmovedora” de las víctimas ha “iniciado para nuestra institución eclesiástica un largo y exigente trabajo de conversión, que estamos decididos a continuar”, desarrolla esta influyente institución.
“En este espíritu, hemos entablado un diálogo constructivo con monseñor Guy de Kerimel, arzobispo de Toulouse, invitándole a reconsiderar [su] decisión. […] En efecto, ese nombramiento a un puesto tan importante no puede sino reabrir heridas, despertar sospechas y desconcertar al pueblo de Dios”, concluye la CEF, dirigida desde principios de julio de 2025 por el cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, quien en su momento fue considerado sucesor del papa Francisco.
Cuatro años después de la publicación del devastador informe de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase), el silencio de la jerarquía católica se hacía difícilmente comprensible.
A finales de julio, solo el obispo de Ardèche, Hervé Giraud, se atrevió a reaccionar públicamente, calificando en la red Bluesky el nombramiento de Dominique Spina de “inaceptable e insostenible”.
“Tener misericordia”
En 2005, Dominique Spina, entonces capellán de Pau, fue condenado a cinco años de prisión, de los cuales uno condicional, por el tribunal penal de los Pirineos Atlánticos. Fue declarado culpable de la violación de un estudiante de secundaria de 16 años en el momento de los hechos, del que era director espiritual a principios de la década de 1990. La sentencia fue confirmada en apelación al año siguiente.
Al parecer, la víctima fue presentada en su momento a Dominique Spina por otro hombre que también afirma haber sido víctima de sus abusos, el padre Carricart, profesor del centro educativo e imputado por violación en 1998, quien luego se quitó la vida en 2000.
En un comunicado publicado el 7 de julio, el arzobispo de Toulouse, Guy de Kerimel, explicaba su decisión en nombre de la exigencia cristiana del perdón. “¿Es posible tener misericordia con un sacerdote que pecó gravemente hace treinta años y que, desde entonces, ha demostrado abnegación e integridad en su servicio y en su relación con sus superiores y compañeros?”, se preguntaba, señalando que el cargo de rector estaría en línea con su trabajo actual, un trabajo de oficina sin contacto con el público.
“Como antes, seguirá trabajando en su oficina del arzobispado, por lo que no tiene ningún contacto con los jóvenes”, añadía quien recordaba que, tras su condena, Roma no le había prohibido ni siquiera ejercer de sacerdote.
En el periódico La Croix, el teólogo Patrick Goujon recordaba, no obstante, que esta función de rector afecta a ámbitos muy delicados, en particular por su acceso directo a los archivos. “Todas las decisiones que se toman en un juicio deben ser registradas y difundidas por el rector. Las investigaciones de la Ciase y de la policía en algunos casos más recientes han demostrado que los rectorados destruyen los documentos relativos a los sacerdotes pederastas”.
Rápidamente recolocado
En 2016, Mediapart reveló que la Iglesia había recolocado muy rápidamente a Dominique Spina, una vez cumplida su condena. Así, en 2009 fue nombrado párroco del conjunto pastoral de Fronton-Bouloc-Castelnau-d'Estrétefonds, una parroquia que agrupa siete feligresías en diferentes municipios del norte de Toulouse. Allí no solo celebraba misas, sino que también supervisaba la pastoral de juventud.
Como mostraba nuestra investigación, el organigrama de la parroquia lo situaba incluso en el centro de un equipo de voluntarios encargados de los bautizos, el catecismo y las primeras comuniones.
Tras estas revelaciones, Dominique Spina fue relevado de sus funciones y finalmente empleado en el servicio de archivos de catolicidad de la diócesis.
Están escupiendo en la cara a las víctimas
Vuelve a salir a la luz la gran ligereza con la que el arzobispo de Toulouse siempre ha tratado los casos de pedofilia en la Iglesia. Como recordaba recientemente Le Monde, las víctimas de la comunidad de las Beatitudes, acusada de derivas sectarias y de violencias sexuales, siguen marcadas por su apatía ante sus testimonios.
Cuando en 2022 France 3 le preguntó por la gestión del episcopado en el caso Louis Ribes, el sacerdote acusado de decenas de violaciones, especialmente en Isère, donde Guy de Kerimel era entonces obispo, respondió secamente: “¿No tienen nada mejor que hacer que hurgar en estas cosas?”.
Varias asociaciones de víctimas han reaccionado con dureza al anuncio del ascenso de Dominique Spina. “Están escupiendo en la cara a las víctimas”, ha declarado a Mediapart Arnaud Gallais, cofundador de la asociación Mouv’Enfants y ex miembro de la Ciase, que considera demasiado tímido el comunicado de la Conferencia Episcopal.
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“Da la impresión de que nadie es responsable de nada y que la Iglesia sigue organizando la impunidad”, critica quien considera aún más embarazoso el silencio de Bruno Retailleau, ministro del Interior y de Cultos. “La República debe garantizar la seguridad de sus hijos. No duda en cerrar una mezquita por un sermón problemático y, en este caso, ¿no tiene nada que decir?”, pregunta.
Traducción de Miguel López