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El SPD alemán y los problemas de la socialdemocracia europea para reinventarse

El presidente del Partido Socialdemócrata, Martin Schulz, atiende a los medios este domingo

Mayoría algo más holgada de lo previsto. Los delegados del SPD reunidos en Bonn dieron su aprobación el domingo a la apertura de negociaciones para intentar formar una nueva gran coalición con la CDU de Angela Merkel, y su aliado bávaro, la CSU (362 votos a favor y 279 en contra). Un muy comprometido Martin Schulz, líder del SPD, convencido de que está a punto de arrancar compromisos históricos a la derecha en materia social, aseguró en un discurso de casi una hora pronunciado antes de la votación: “Podemos vencer a la ola de derechas que golpea Europa con la formación de un Gobierno estable con un perfil socialdemócrata”.

Las instituciones europeas, que temen por encima de todas las cosas un estancamiento alemán, respiran desde el domingo. Pero el epílogo de la crisis política en Berlín, que se abrió tras las legislativas de septiembre, está lejano. Ahora le corresponde a las bases del partido, a los 430.000 militantes socialdemócratas, pronunciarse sobre el resultado final de las negociaciones, que pueden alargarse por lo menos hasta mediados de febrero. No obstante, el resultado del congreso hace mucho más probable la formación, in extremis, de una nueva GroKo (término con el que se conoce en Alemania la 'gran coalición'). De materializarse, de los cuatro mandatos de Angela Merkel, en el Gobierno desde 2005, asistiríamos a su tercera gran coalición (después de las de 2005 a 2009 y de 2013 a 2017).

En la recta final, parece que ha habido dos argumentos determinantes para los indecisos. En primer lugar, la convicción de que hay que hacer todo lo posible por evitar una nueva convocatoria electoral, porque los alemanes, según se desprende de los sondeos, no quieren. Pero, sobre todo, porque el resultado del SPD corre el riesgo de ser todavía peor que el obtenido en septiembre (el 20,2% de los sufragios, el peor de su historia). En segundo lugar, porque esta votación del SPD no es más que un paso antes del que debe dar la militancia: los negociadores tendrán que tratar de conseguir bastante más, por ejemplo en lo relativo a las pensiones, en el programa final de Gobierno.

¿Reinventarse desde la oposición?

Una vez conocidos los resultados, el pasado 24 de septiembre por la noche, Schulz, descartó cualquier negociación con la CDU para formar una nueva coalición. Entonces, el SPD necesitaba ir a la oposición, para reinventarse. Schulz lo sabía bien: el fracaso del SPD en las elecciones de 2017 llega en un contexto más amplio, el de una socialdemocracia agónica en todo el continente, sin ideas, en parte porque ha salido perjudicada de los compromisos, dudosos, adquiridos en Bruselas durante años. Nadie ha encontrado la solución, en este punto, para frenar el hundimiento.

En algunos países, formaciones socialdemócratas, antaño muy mayoritarias, están en franco retroceso (el SPD alemán o el PSOE español, que logró el 22% de los votos en las legislativas de 2016). Otras formaciones también han conocido hecatombes (el PvdA neerlandés, que se quedó en el el 5,7% en las legislativas de marzo de 2017; el PS francés, el 6,3% en las presidenciales de mayo de 2017 o el Pasok griego, que casi ha quedado borrado del mapa al obtener el 4,7% en las legislativas de 2015). Esta tendencia va acompaña de una fragmentación cada vez más marcada de los panoramas políticos nacionales, lo que hace que resulte complicado obtener una mayoría. La excepción es portuguesa, ya que los socialdemócratas gobiernan en Lisboa, con el apoyo de otras fuerzas de izquierdas y parecen llevados por una sólida dinámica.

Para Schulz, hay que hacer todo lo posible por evitar la desaparición del SPD, como en Grecia o en Francia. La opción que acaba de tomar, muy presionado por todos lados (por parte de Merkel y por los medios de comunicación alemanes, pasando por París o Bruselas), tendrá graves consecuencias de cara al futuro de su partido. A día de hoy, la decisión que ha tomado difiere notablemente de la que tomó Pedro Sánchez (PSOE) en 2016, en un escenario similar.

De las elecciones legislativas españolas de diciembre de 2015 tampoco salió ningún claro ganador. La irrupción de Podemos, a la izquierda, y Ciudadanos, a la derecha, contribuyeron a ello. En la primavera de 2016, Rajoy defendía la idea de una gran coalición (PP, PSOE y Ciudadanos) para salir del bloqueo. En su opinión, se trataba de la única opción viable, pero Sánchez, del ala izquierda del PSOE, no cedió entonces a las presiones y rechazó la oferta. La decisión, entre otras, derivó en la convocatoria de nuevas elecciones en junio de 2016.

El resto es conocido: los resultados de junio fueron muy similares. Y, de los cuatro principales partidos, el PP fue el único que mejoró ligeramente el resultado. Esta progresión modesta la convierte en fuerza legítima, en opinión de la mayor parte de los observadores, para ponerse al frente de un gobierno minoritario con el apoyo de Ciudadanos. La militancia socialista respaldó la decisión de Sánchez, quien en 2017 se impuso en las primarias del partido.

Claro que la gran reinvención del PSOE en la oposición tarda en materializarse. En realidad no ha surgido ninguna idea nueva. Y la crisis catalana ha venido a cambiarlo todo: impulsó a la derecha y a Ciudadanos en particular. Después de muchas dudas, Sánchez terminó por respaldar al Gobierno conservador, en su gestión de la crisis catalana. Y en las autonómicas catalanas, el PSC no obtuvo buen resultado. Además, según los sondeos, el PSOE no progresa. En resumen, la estrategia socialista, recuperarse moviéndose a la izquierda, desde la oposición, no ha funcionado.

No obstante, no se puede comparar completamente Alemania (primera economía del euro) y España (cuarta), sobre todo porque la cultura alemana del compromiso permanente y de las coaliciones políticas no existe en España. Sin embargo, el ejemplo del PSOE da qué pensar con relación a la capacidad de la socialdemocracia europea para, simplemente, reiventarse. En las legislativas de 2013, en Alemania, el SPD salía de una cura de oposición de cuatro años. Al término de una campaña muy antiMerkel, también obtuvo un mal resultado, del 25,7%... ________

Merkel y los socialdemócratas superan el plazo autoimpuesto para un acuerdo de gobierno en Alemania

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Traducción: Mariola Moreno

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