CRISIS DE LA PESTE PORCINA

Se cazan más jabalíes que nunca, pero no se ha conseguido contener la peste porcina

Cazadores participan en una batida de jabalíes a 29 de septiembre de 2023, en el Concello de Portomarin, Lugo.

La población de jabalíes está directamente relacionada con la expansión de la peste porcina africana (PPA), y el número de ejemplares no para de crecer. Se estima que en este momento hay alrededor de 1,5 millones de jabalíes salvajes en España y se podría llegar a dos millones en los próximos años, a pesar de que cada temporada se elimina un tercio de la población. Algunas organizaciones reclaman incrementar drásticamente la persecución de este animal para disminuir el riesgo de que el virus se extienda por el país y el Ministerio de Agricultura se plantea apoyar esa vía.

El pasado viernes, horas después de confirmarse los dos primeros casos, el director general de Sanidad Animal del Ministerio de Agricultura, Emilio García Muro, afirmó a la prensa que el Gobierno va a "intentar controlar la población porque hay densidades bastantes altas", aunque por ahora su ministerio no ha introducido medidas para fomentar la caza. El Programa Nacional de Vigilancia contra la PPA, publicado este año, alerta de que la enfermedad podría volverse "endémica" en España "una vez reintroducida", debido a la población de jabalíes "al alza".

Luis Fernando Villanueva, director de la Fundación Artemisan, especializada en la gestión de especies salvajes, defiende que es hora de que las comunidades autónomas, con apoyo del Gobierno central, flexibilicen aún más las limitaciones a la caza. "Las capturas han subido muchísimo. Estamos cazando 20-30% de la población total cada año, pero no es suficiente. Se espera que a final de la década se alcancen los dos millones de jabalíes", opina el ingeniero agrónomo.

La fórmula que propone es aumentar el número de cabezas que se pueden abatir, ampliar la temporada a todo el año, permitir que se pueda cazar en una mancha –una zona concreta– más de una vez al año y autorizar el uso de visores nocturnos. Villanueva reconoce que esta última práctica es polémica, pero aumenta drásticamente la eficiencia de la persecución porque el jabalí tiene una gran actividad nocturna.

El partido político animalista Pacma, por el contrario, publicó este lunes que los cazadores son parte del problema que ha llevado al estallido del brote, debido a que "la manipulación de restos de caza, el movimiento de animales entre fincas y la interacción constante entre fauna silvestre y espacios humanizados incrementan significativamente el riesgo sanitario". También critica que este colectivo utiliza técnicas como la alimentación suplementaria para atraer al jabalí, "aumentando la densidad poblacional cazable y generando un escenario propicio para la transmisión de virus".

La Fundación Artemisan presentó precisamente este martes el mapa del jabalí en España, que ya tiene presencia en prácticamente el 99% de la España peninsular. Su concentración es de entre 1 y 15 ejemplares por kilómetro cuadrado, aunque en algunos lugares llegan a reunirse hasta 30 por kilómetro cuadrado.

Cataluña es uno de los puntos rojos con mayor concentración de este animal y donde ha estallado el brote de la peste porcina, que se sospecha que ha matado ya a 50 jabalíes, aunque solo hay nueve casos confirmados. El ministro de Agricultura, Luis Planas, volvió a confirmar este miércoles que el virus no ha saltado a las granjas porcinas, y sigue contenido en la sierra de Collserola (Barcelona). Además de afectar al cerdo y el jabalí, la peste porcina también se mueve a través de la garrapata Ornithodoros spp, presente en el suroeste de la península ibérica, donde todavía no ha llegado la peste.

Como no existe vacuna efectiva contra la enfermedad, los expertos subrayan que la única manera de evitar la proliferación del virus es contener la población de jabalíes, tomar medidas preventivas en el tráfico animal y alimenticio, y asegurar la bioseguridad en las granjas para que ningún cerdo entre en contacto con jabalíes salvajes o carne contaminada.

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Ante el aumento de la población de jabalíes, España lleva dos décadas facilitando la caza de este animal hasta el punto de que el año pasado se abatieron 443.000 ejemplares, frente a los 274.000 de 2014 o los 143.000 de hace 20 años. Pero la tasa de reproducción de esta especie es tan alta que abatir a un tercio de la población no impide que se siga expandiendo.

Según el Plan Nacional de Gestión de la Población de Jabalí, las hembras pueden alcanzar la edad reproductiva antes del año de vida, tienen una media de dos camadas al año y en cada paren una entre cuatro y seis rayones. La tasa de mortalidad es elevada, pero "a partir de los seis meses [de vida] la caza se convierte en el principal instrumento regulador de las poblaciones", de manera que no hay una manera natural de controlar esa abundancia de animales.

El problema de la expansión salvaje del jabalí también lo han sufrido otros países europeos porque la especie tiene una gran adaptabilidad a los bosques continentales. En España, según los expertos, ha jugado un papel crucial el abandono rural de las últimas décadas, que ha dado vía libre al animal para expandirse por zonas de montaña, donde pueden cobijarse, comer y reproducirse sin apenas amenazas. El descenso de la ganadería extensiva ha provocado que tengan menos competencia por el alimento, mientras que el descenso de número de cazadores en el país. Un estudio del CSIC publicado en primavera concluyó que en los últimos 15 años, España ha perdido el 26% de sus cazadores, y, en los últimos 50, el 45%.

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