Las otras Doñana: la agricultura amenaza los humedales desde Valencia a Castilla-La Mancha

Vista de las Tablas de Daimiel, a 26 de abril de 2023, en Ciudad Real, Castilla- La Mancha (España).

El drama de Doñana es solo la punta del iceberg. Esta reserva natural ubicada entre Huelva y Sevilla es en este momento la cara visible de los humedales en España, el ecosistema más amenazado en la península por el cambio climático, pero hay muchos otros en el país que sufren el regadío y la sequía incluso más que el parque andaluz, como los humedales de Castilla-La Mancha. En general, la inmensa mayoría de estos ecosistemas se encuentran en mal estado, según los expertos. 

Mario Giménez es especialista en Humedales de la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife) y explica que muchos de estos paisajes han desaparecido porque la agricultura ha acabado con ellos, y otros tantos, como Doñana o las Tablas de Daimiel, van en la misma dirección. "Los humedales son la unión entre el ecosistema terrestre y el acuático y son zonas de muy alta biodiversidad. Su abundancia de agua hace que sean perfectos para la agricultura, la caza, la pesca y el abastecimiento de agua, por eso concentran tanta variedad de plantas y animales", argumenta. 

Esa abundancia de agua procede la mayoría de las veces de aguas subterráneas almacenadas en acuíferos que se filtran a la superficie formando grandes lagunas que propician el cultivo. El problema es que si se unen la agricultura extensiva y la sequía exagerada, como la de esta primavera, el agua deja de emanar y los humedales se mueren, lo que poco a poco acaba con la vegetación única que tienen estos parajes y las aves y otros animales se ven obligados a migrar.

La Mancha Húmeda es uno de los puntos calientes del país y está declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. Su parque más famoso es el de las Tablas de Daimiel, pero hay decenas de otras lagunas y zonas inundadas a lo largo de Toledo, Cuenca, Albacete y Ciudad Real. Según explican los ecologistas que trabajan en la zona, los humedales de la Mancha son los que más peligran de todo el país porque viven de ríos muertos y de los acuíferos que se usan para cultivos que en el pasado eran de secano, como la uva o el trigo. A esto se suma que en buena parte de esta Comunidad no cayó este año literalmente ni una gota hasta finales de abril. 

"Doñana tiene mucha fama, pero Daimiel es el paradigma del drama de los humedales en España desde hace muchos años", opina José Manuel Hernández, de Ecologistas en Acción en Castilla-La Mancha. Recuerda incluso que este paraje sirvió incluso para dar nombre a la degradación de un humedal, la daimielización.

Hernández explica de Daimiel y otros humedales manchegos como las Tablillas del Záncara son lagunas fluviales que se forman con el desbordamiento de los ríos, pero como estos se han secado y las aguas subterráneas se destinan a la agricultura, no hay forma de mantener con vida estos ecosistemas. Hay otras zonas que se han salvado, las llamadas lagunas endorreicas, que no dependen de acuíferos ni ríos, sino de la lluvia, como la laguna de Navaseca o el Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan. En estos casos, lo que se hace es rellenarlas artificialmente con los excedentes de agua de depuradora. 

"Aquí siempre ha llovido poco, pero con la excusa del déficit hídrico han conseguido incluso un trasvase", añade Hernández. Se refiere al agua que llega por la llamada tubería manchega desde la cabecera del Tajo para garantizar un mínimo de vida en Daimiel, pero el ecologista critica que mientras se trae esa agua se permite que se siga extrayendo recurso del subsuelo para que la industria del vino manchego funcione.

En toda España hay unos 2.000 humedales y de ellos 75 están en la lista Ramsar, que los cataloga como humedales de importancia internacional. La ONG Seo Brird/Life analizó el año pasado la información de 61 de esos enclaves, donde están entre otros Doñana, Daimiel, las salinas de Santa Pola o la Bahía de Cádiz. Su conclusión fue que todos ellos tienen una presión sobre el recurso de agua "alta" o "muy alta". En cuanto al estado global de estos ecosistemas, el 67% está en estado de conservación "pobre" o "muy pobre" y solo el 12%, o 9 humedales, están en buen estado. 

Muchas lagunas sufren un vaciado de sus aguas subterráneas, sobre todo las situadas en el interior de la península, pero también hay decenas de humedales pegados a la costa que sufren la agricultura por el vertido de fertilizantes. Mario Giménez es también delegado de la sociedad de ornitólogos en Comunidad Valenciana y allí hay más de diez humedales importantes desde Castellón a Torrevieja, con la Albufera de Valencia como máximo exponente. 

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Según relata, la intensificación de la agricultura durante el siglo pasado y la llegada de población a la costa acabaron rápidamente con buena parte de la riqueza natural de la costa levantina y todavía hoy el cultivo de arroz afecta a este paisaje. Como esta plantación necesita inundación, un humedal es idóneo para los agricultores, pero el uso abusivo de fertilizantes agrícolas acaba provocando la eutrofización de las lagunas, como ocurre en el Mar Menor. El abono nitrogenado llena de nutrientes el agua y permite que las algas y las bacterias proliferen, lo que termina consumiendo el oxígeno y matando a otros peces y plantas y sustituyendo un ecosistema por otro. 

"La solución para los humedales es sencilla. Hay que cerrar pozos, recargar acuíferos y prohibir la agricultura junto a los espacios naturales. Estos humedales sufren las consecuencias de todo lo que los rodea, no vale solo con proteger el perímetro de la reserva natural", resume el experto. 

Las consecuencias van más allá de la pérdida de biodiversidad en el humedal afectado por la sequía, ya que estos lugares sirven como lugar de descanso y reproducción para aves que migran por todo el mundo. Giménez explica que la degradación que sufre Doñana, Daimiel o la laguna Fuente de Piedra también se nota en los humedales de la Comunidad Valenciana. "Es difícil saber si esto es una tendencia a largo plazo, pero este año hemos tenido una invernada récord de aves. Hemos duplicado la población de flamencos porque es una especie oportunista que busca nuevos hábitats cuando el que normalmente visita está seco", comenta.

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