Franco ha muerto, su BOE sigue vigente en Galicia (III): los embalses

Franco inaugurando la presa de Belesar en 1963, concesión otorgada en 1948.

El 20 de noviembre de 1975 fallecía el ferrolano Francisco Franco Bahamonde a los 82 años. Se cumplen ahora 50 años de su muerte, pero durante sus casi 40 años de dictadura tomó decisiones que siguen marcando la Galicia actual. En agosto repasamos algunas de ellas, publicadas en el BOE entre 1936 y 1975, como la de construir una autopista de peaje entre las principales ciudades gallegas, otorgar una concesión de terrenos públicos en la ría de Pontevedra para construir una fábrica de celulosa o autorizar decenas de embalses con dudosas o nulas garantías ambientales para la población afectada.

Un ejemplo paradigmático de cómo el franquismo fue construyendo pantanos por toda la geografía española fue el de Belesar, en el río Miño, anunciado en su momento como el mayor embalse del Estado y que hoy sigue siendo el mayor de Galicia por volumen de agua embalsada. Sus derechos fueron otorgados por la dictadura, junto con los del embalse de Os Peares, río abajo, a Fuerzas Eléctricas del Noroeste (Fenosa), empresa de Pedro Barrié de la Maza, amigo del dictador, en julio de 1948. Y el propio Franco declaró, en el BOE del 16 de diciembre de aquel año, la urgente ejecución de las obras.

Sin embargo, una década después aún se estaban expropiando los terrenos necesarios, con un procedimiento que la vecindad afectada vivió como un expolio. Decenas de vecinos fueron expulsados sin apenas compensaciones de una franja de 50 kilómetros de longitud de buenas tierras de cultivo a ambos márgenes del Miño, que fueron valoradas como si fuesen terrenos de secano. Una expulsión con efectos todavía presentes en la memoria colectiva, relatada hace una década en el documental Asolagados.

Junto con las personas y las tierras, bajo las aguas de Belesar quedaron también bienes patrimoniales, como el Castro Candaz, en Chantada, que aún sigue asomando cuando Naturgy, heredera de Fenosa, así lo permite.

El embalse sería finalmente inaugurado por Franco en 1963, en plena campaña de inauguración de pantanos similares por todo el Estado. Unos años antes, en 1960, había inaugurado el del río Eume, concesión otorgada en 1953 en uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados, las Fragas do Eume, que en aquel momento quedó amputado. Un embalse, el del Eume, que más de seis décadas después sigue evidenciando los procedimientos del régimen dictatorial.

La reciente sanción de dos millones de euros a Endesa, su concesionaria, por la turbidez que generó en el río en 2020 para “optimizar el rendimiento” de su central eléctrica reveló que el embalse debía contar desde 1967 con unas Normas de Explotación que regulasen su funcionamiento. Sin embargo, la empresa no las presentó hasta 2006 y aún siguen sin aprobarse.

Frente a Belesar o el Eume, otros lugares sí lograron salvarse de los planes franquistas. Pero pasarían años hasta que la legalidad franquista fuese superada.

En el río Navia, donde ya hay tres embalses, aún se pretendía construir un cuarto, aguas arriba, en Navia de Suarna. Formulado en 1951 con 75 metros de altura, fue elevado en 1956 a 130 metros con la denominación Gran Suarna, y en 1975 aún sería ampliado a 150 metros. Las obras llegaron a comenzar en diciembre de 1964, pero la oposición vecinal logró paralizarlas. Sin embargo, el proyecto intentaría reactivarse varias veces ya durante la democracia, hasta que en 2012 una última propuesta de 96 metros de altura que afectaría a especies protegidas como el oso pardo fue finalmente desestimada por el Ministerio de Medio Ambiente.

Los Franco abren desmontada la Casa Cornide 63 años después: “No queda ningún mueble, nada”

Los Franco abren desmontada la Casa Cornide 63 años después: “No queda ningún mueble, nada”

Hasta 2018 habría que esperar para poner fin a otro derecho otorgado por la dictadura para construir otro embalse, en el río Lor, que anegaría buena parte del Courel. La concesión, a Saltos del Sil, fue otorgada el 26 de diciembre de 1960 y publicada en el BOE un mes más tarde. Esa misma empresa había construido ya aguas abajo, en el río Sil, el embalse de San Esteban, considerado entonces el de mayor potencia eléctrica de Europa e inaugurado por Franco en 1956.

En el río Lor, la empresa comenzó a ejecutar algunos caminos de acceso, pero nuevos análisis del terreno llevaron a sus ingenieros a considerar que la dificultad de ejecución del embalse era demasiado elevada y el proyecto quedó parado de forma indefinida. Con el tiempo, Saltos del Sil fue adquirida por Iberduero, hoy Iberdrola, que siguió ostentando los derechos de concesión hasta que estos acabaron siendo extinguidos en 2018 “por incumplimiento de los plazos previstos en la concesión”.

También en el tramo final del Miño, entre la localidad gallega de Arbo y la portuguesa de Melgaço, contemplaba el franquismo un embalse más, el denominado Salto de Sela. El proyecto técnico fue presentado por Fenosa en 1974 y cuatro años después, el 22 de diciembre de 1978, apenas una semana antes de que entrase en vigor la Constitución, la Dirección General de Obras Hidráulicas del Gobierno de España firmaba la concesión por 75 años. Una concesión que no sería extinguida hasta septiembre de 2021. Otra demostración del poder persistente que tiene un BOE aunque sea preconstitucional.

Más sobre este tema
stats