El rescate a Siemens Gamesa deja en el aire el futuro del mayor fabricante de molinos de viento de España

Turbina de 14 MW de Siemens Gamesa, en una foto de archivo.

El segundo mayor fabricante de aerogeneradores del mundo y el principal actor del sector eólico en España será rescatado por el gobierno alemán. Siemens Energy confirmó este miércoles que recibirá avales del Estado alemán para tapar el agujero provocado por Siemens Gamesa, el fabricante de aspas ubicado en País Vasco, que en junio descubrió un fallo técnico en sus molinos con un coste mil millonario para la compañía matriz, ubicada en Alemania. La mayoría de la ingeniería de Siemens Gamesa se ubica en España, donde tiene nueve fábricas y donde 5.000 trabajadores están a merced de lo que decida la cúpula extranjera, reclaman los sindicatos.

Siemens Energy, dueña de Gamesa, recibirá un aval del gobierno alemán de 7.500 millones para acceder a una línea de crédito de 11.000 millones de un consorcio de bancos, y otros 1.000 millones en préstamos sin cobertura pública. Aunque no se trata de un rescate al uso –no es una inyección de dinero público–, sí que lo es de forma indirecta, ya que si la empresa falla en la devolución del crédito, el Estado tendrá que hacerse cargo de él con esos 7.500 millones.

España también ha anunciado que busca la fórmula para ampliar esos avales a través de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce), puesto que Siemens alertó en octubre de que necesita crédito por valor de 15.000 millones y con la aportación de la banca alemana no es suficiente. Estos préstamos permitirán a la compañía acceder a crédito para seguir funcionando y atender a sus pedios pendientes, que tienen un valor de 110.000 millones.

Siemens Energy también presentó resultados este miércoles para el año fiscal que terminó en septiembre, donde registró pérdidas de 4.588 millones de euros, seis veces más que las pérdidas del año anterior. Gamesa aportó a esa cifra 4.347 millones de pérdidas, y se espera que el año que viene pierda otros 2.000 millones. 

El quebradero de cabeza comenzó cuando la firma reveló en junio una avería que afectaba a sus molinos 4.X y 5.X, de los que hay casi 3.000 instalados en el mundo, aunque afecta a los rodamientos y las aspas de solo algunos de ellos. La compañía ha reservado 1.600 millones para reparar estas averías, que se dan solo en sus molinos terrestres, cuya tecnología aportó en su día a Siemens Energy la antigua Gamesa tras su fusión de 2017. Además de las pérdidas directas en reparaciones, Siemens Gamesa ha paralizado la venta de nuevos aerogeneradores terrestres, ampliando las pérdidas.

En todo caso, los sindicatos achacan los fallos técnicos en la eólica a la dirección alemana de la compañía, que ha designado en apenas cuatro años a tres CEO diferentes para Siemens Gamesa, y ha acelerado la producción, poniendo en riesgo el diseño. "El problema es la gestión. No se han cumplido plazos que teníamos [en el pasado] para lanzar nuevos modelos", señala Clara Fernández, secretaria general de Comisiones Obreras (CC.OO.) en esta empresa. 

Otro ingeniero del sector eólico incide en esta versión. "He leído muchas veces que de alguna manera se culpa a España por estos errores, pero los fallos son de la compañía. Se ha corrido en el diseño de nuevos modelos más grandes, más potentes y que pueden generar más energía a menor coste, pero por correr ha resentido la fiabilidad", afirma. 

La noticia del rescate no ha pasado desapercibida en España, donde Siemens Gamesa es un pilar del sector eólico: más de la mitad de los molinos que funcionan ahora en el país los ha fabricado esta compañía. Por el lado del empleo, CC.OO. y UGT temen que el agujero contable que ha dejado la filial, unido a que el sector eólico está de capa caída, de pie a la venta de algunas de sus fábricas españolas a otras compañías o incluso su traslado al extranjero. 

Gamesa tiene unos 5.000 empleados en el país y según afirma Clara Fernández, todavía no les han comunicado qué va a ocurrir con ellos: "La dirección no se ha puesto en contacto todavía y parece que nos enteraremos el 21 de noviembre". Ese día celebra el Capital Market Day, donde la empresa vende sus propuestas a los inversores.

Por ahora, dijo este miércoles Christian Bruch, presidente y consejero delegado de Siemens Energy, "no hay ningún plan concreto" para deshacerse del negocio español, aunque en el sector sobrevuela desde hace meses la venta de Gamesa Gearbox (que fabrica la caja de cambios del molino) y Gamesa Electric (los generadores eléctricos), que juntas incluyen ocho plantas y unos 1.000 empleados. La novena fábrica de la compañía en España está en Ágreda (Soria) y allí se ensamblan las góndolas del aparato, aunque sobre esta no se ha barajado la opción de venta.

Un pionero en la eólica española

La situación de Siemens Gamesa también tendrá eco en la industria renovable en España. Gamesa empezó a construir molinos en los 80 en el País Vasco y a comercializarlos a gran escala en los 90, siendo uno de los pioneros del sector en Europa. Si finalmente la compañía reestructura su negocio, debilitaría mucho la posición de España en la carrera por la energía verde, según Pedro Fresco, director general de AVAESEN, la patronal renovable de la Comunidad Valenciana. "Sería un duro golpe para toda la cadena de valor de la eólica. Estamos hablando de que hoy se puede fabricar un aerogenerador al completo en España", destaca.  

Emilio González, profesor de Economía de Comillas ICADE, insiste en que una deslocalización de Gamesa sería un revés para la economía, pero que es consecuencia de la decisión que tomó la empresa de vender su marca a Siemens, porque si ahora la empresa matriz tiene que recortar, empezará por sus empleados españoles y no por los alemanes.  

El fiasco técnico de Siemens Gamesa ha llegado además en el peor momento, cuando el sector eólico sufre además una caída de la actividad muy fuerte por el incremento de los costes de producción, que ha provocado que se cancelen proyectos en todo el mundo y se recorten los márgenes de beneficio, especialmente en la eólica marina. La subida de los tipos de interés también ha ralentizado la economía, al tiempo que el despliegue de renovables está en duda en países como Reino Unido, al que podría seguir Estados Unidos si ganan los republicanos en las elecciones de 2024. 

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