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Asturias, capital mundial de la poesía

Fernando Granda

La primavera entra con poesía. El pasado domingo 21 de marzo se festejaba el Día Mundial de la Poesía. La celebración la adoptó la UNESCO en el curso de su 30ª Conferencia General en París en 1999. Era director general de este organismo internacional el científico español Federico Mayor Zaragoza. Este año, en Asturias hubo una aclamación general como capital mundial de la poesía, una iniciativa fomentada por Graciano García, periodista creador de la idea de los Premios Príncipe/Princesa de Asturias.

Graciano García acaba de animar a quienes participaron de su idea primigenia de considerar una capitalidad poética para que [se] “inunden de versos Asturias, a través de las redes, con carteles de apoyo, comprando libros, o trayendo nuevos fundadores a nuestra idea. De la forma que quieras, en definitiva, pero haciendo algo que nadie hace, proclamar que el mundo necesita versos para que en él haya menos miedo y más amor”.

¿Puede la poesía salvar la Tierra?, era el título del libro del profesor de la Universidad de Stanford John Felstiner que la actual directora general de la UNESCO recordaba el año pasado con motivo de la celebración. “La orquestación de las palabras, el colorido de las imágenes y la contundencia de una buena métrica otorgan a la poesía un poder sin parangón: el poder de extraernos de lo cotidiano para recordarnos la belleza que nos rodea y la resistencia del espíritu humano”, señalaba Audrey Azoulay. En su proclama, la directora señalaba en 2020 que la fecha “conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz”.

El pasado domingo, inicio de la primavera, Asturias celebraba su capitalidad sonoramente ya que repicaron las campanas de las iglesias del Principado, especialmente las de la basílica de Covadonga y las de la catedral de Oviedo; el aeropuerto astur dispensaba a los viajeros poemas impresos para su lectura durante los vuelos que partían de Asturias, los comandantes de las aeronaves que salían o llegaban a sus instalaciones felicitaron a los asturianos por la iniciativa y leyeron algún poema; los establecimientos hoteleros abiertos, los taxis y vehículos de alquiler regalaron poesías, los reposacabezas de los asientos de los trenes reproducín versos, mientras los escaparates de los comercios lucían y repartían poemas a los clientes. Ni que decir tiene que la capital mundial de la poesía inundaba librerías, centros educativos, culturales, bibliotecas desde días anteriores, así como lo hará en las siguientes jornadas.

“La poesía anida en lo más hondo de lo que somos, mujeres y hombres que conviven en el mundo de hoy”, señalaba hace un año Audrey Azoulay, mientras Federico Mayor Zaragoza ya proclamara tiempo atrás que "el mundo de los adalides de la guerra ha fracasado", en uno de sus libros, En pie de paz, para demostrar que “son posibles otros caminos” si “nos ayudamos unos a otros a mirar”.

La iniciativa de Graciano García, superaba estos días los 15.000 socios fundadores, mujeres y hombres, residentes en Asturias y en los cinco continentes, que son impulsores y embajadores voluntarios, y aplauden “un proyecto para embellecer aún más nuestra tierra, para unir versos, democracia, libertad y concordia”.

Fernando Granda es socio de infoLibre 

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