Artes escénicas

La revuelta del circo madrileño

El interior del teatro Circo Price, de titularidad municipal, en Madrid.

No es solo una sala. La última decisión del Ayuntamiento de Madrid sobre las instalaciones del Circo Price, único espacio para la representación de estas artes en la ciudad, ha hecho saltar las alarmas a las asociaciones profesionales del circo de la capital. El Área de Cultura y Deportes planteó en mayo que una sala de 1.000 metros cuadrados del Price se cediera al "movimiento asociativo", propuesta que decidió parar después de obtener el rechazo de la oposición al completo.

Cuando las asociaciones han descubierto que el proyecto seguía su curso, han decidido abandonar la discreción para criticar la política municipal tomada por el anterior y el actual consistorio sobre estas artes. Tienen dos reclamaciones: que el Price siga teniendo "el circo como eje principal", que se consulten con ellos las decisiones relativas al teatro municipal, y que se recupere la figura del director del teatro, extinguida con la muerte del último gerente, Pere Pinyol, en 2013. 

"El Price, para nosotros, está prácticamente muerto", se lamenta Pepe Palacio, presidente de la Unión de profesionales y amigos de las artes circenses (UPAAC), que habla también en nombre de la recién creada Madrid Profesionales, Artistas y Creadores de Circo (MADPAC). Si han decidido hablar ahora es porque consideraban que la cesión de la sala a agrupaciones ajenas al sector era un "abandono" de la vocación de "referente" que debía tener el centro, fundado en 1853 y reinaugurado en 2007 tras unas obras que duraron cinco años y costaron 25 millones de euros. "Solo pedimos que no se vaya desmantelando", apunta Palacio. 

Cambios en el uso del espacio

El Ayuntamiento asegura que ha abandonado su propósito de ceder la sala, situada en las traseras del teatro (en la calle de Sebastián Elcano), a asociaciones ajenas al circo. El Área de Cultura explica que la propuesta inicial, tumbada en la Comisión de Cultura el pasado mayo, era la de incorporar espacios "infrautilizados" a un inventario gestionado por Coordinación Territorial, que los dejaría en manos del "movimiento asociativo" en un ejercicio de "cogestión". Mar Espinar, concejala socialista del ramo, calificó la iniciativa de "disección" del espacio público

El Consistorio admite que la sala finalmente sí cambiará su uso: dejará de albergar oficinas para dedicarse a "el desarrollo de actividades culturales de acceso público para la ciudadanía, ligadas al circo y a otras manifestaciones artísticas". El Área de Cultura aún no ha avanzado quién disfrutará de la sala ni para qué tipo actividades, pero confirma que los trabajadores del Price que tenían allí sus oficinas ya han sido desplazados a las estancias dedicadas hasta ahora a las exposiciones. 

Palacio asegura que nadie del Ayuntamiento se ha puesto en contacto con ellos, ni en mayo ni ahora, y que tampoco les han hecho llegar los nuevos planes para la sala de 1.000 metros cuadrados. De hecho, apunta que llevan reclamando varios meses una reunión con Celia Mayer, concejala responsable del área, o con la alcaldesa Manuela Carmena, sin resultado. En el Área objetan que en 2015 sí hubo una reunión con la asociación que preside Palacio, pero este puntualiza que no fue con la concejala, como pedían, sino con un gestor "sin capacidad de decisión"

Pese a los desencuentros, el representante de los profesionales admite que, de reservarse finalmente el espacio de la discordia para asociaciones circenses, les parecería una buena iniciativa, ya que coincide en que estaba "infrautilizado". Pero insiste: "No solo se trata de que tengamos un espacio de trabajo ahí, sino de que el Circo funcione".

Tres años sin director

Para ello, piden la recuperación de la figura del director del Price, que desapareció cuando falleció Pinyol, último en ocupar el cargo. Desde entonces, explica el Ayuntamiento, "la responsabilidad de los contenidos del Circo Price la asume la dirección general de Contenidos de Madrid Destino", encabezada actualmente por Santiago Eraso. En la práctica, explican los profesionales, la gestión del espacio está en manos de Óscar Amigo, coordinador, y María Folguera, programadora artística.

"Es un poco raro", resume Palacio, que asegura que ninguno de los que han ocupado esos puestos tienen una formación circense específica. Las asociaciones profesionales piden que se nombre una nueva dirección mediante concurso público, como ha hecho Ahora Madrid con el Teatro Español y las Naves de Matadero, también de gestión municipal. El Ayuntamiento aún no ha respondido a las preguntas de este periódico sobre un posible cambio en el organigrama. 

Circo o rentabilidad

El diagnóstico de Palacio sobre el funcionamiento general del Price es rotundo: "Cada vez hay menos espectáculos de circo, cada vez está más abandonado. Iba a haber exposiciones, números que se mostrarían a la gente, a los jóvenes... Eso no ha pasado". En los meses de septiembre, octubre y noviembre de la próxima temporada, solo hay programadas actualmente 21 fechas de representaciones circenses, concentradas sobre todo en la compañía australiana Circa (del 19 de octubre al 5 de noviembre).

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Zenaida Alcalde, artista de la compañía madrileña Puntocero, coincide con él: "No hay mucho dinero, y necesitan programar espectáculos rentables. Pero que la mayoría de la programación del Circo Price sean conciertos, pues no es lo suyo". Durante el verano, el teatro se reserva para las actuaciones musicales del ciclo Veranos de la Villa, organizado por el Ayuntamiento, aunque ha mantenido un año más el campamento organizado por la escuela Carampa. 

Pero la solución no parece sencilla. Tanto Palacio como Alcalde reconocen que el esfuerzo del equipo actual para mantener la programación, aun sin director, ha sido notable. Alcalde aventura, incluso, que en los últimos tres años se ha dado más espacio a las compañías madrileñas, hasta el punto de que el año pasado se les dedicó por completo el ciclo Miradas. "Antes había muchas compañías internacionales, y siempre que querían algo más curioso miraban a Francia, pero no sabían lo que hacíamos nosotros", se queja.

Y apunta a que lo que realmente necesita la profesión en Madrid es un espacio de residencia y ensayo, que —a diferencia de Barcelona, el gran polo de creación en España— actualmente solo ofrecen empresas privadas y asociaciones. Indica, además, que si la sala de 1.000 metros del Price quiere utilizarse para este fin, tendrá que adecuarse a las características técnicas que necesita el circo, lo que exigirá una inversión. "Lo ideal es que se hiciera en otro sitio", precisa Alcalde, "bastante tienen en el Price con programar". 

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