8M

¿Una huelga sólo de mujeres?

La huelga feminista que organizaciones y sindicatos entretejen de cara al 8M, Día Internacional de la Mujer, entra en su recta final con todos los ejes prácticamente pulidos. Pero lo hace con un debate latente: ¿deben los hombres secundar la huelga o únicamente las mujeres están llamadas a hacerlo? Existen, en este punto, diversidad de opiniones: algunos sindicatos y organizaciones apelan a una huelga de mujeres, mientras que otros apuestan por una participación conjunta que paralice la producción y el consumo.

El llamamiento, un año más, se articula en torno a cuatro espacios: laboral, educativo, de cuidados y de consumo. Si bien los cuidados no suscitan debate alguno –la huelga en este terreno incumbe exclusivamente a las mujeres, y en esto sí hay consenso, por su papel específico en el trabajo doméstico–, los demás escenarios, especialmente el laboral, generan disensiones. La Comisión 8M a nivel estatal apela directamente a las mujeres, pero en cuanto a los hombres deja libertad de decisión a sus homólogas territoriales: cada cual es libre de articular la huelga de la forma que mejor se adapte a sus circunstancias y convicciones. "La Comisión 8 Marzo del movimiento feminista nos convocamos a una huelga feminista. Es una huelga que va más más allá de lo que se identifica como paro laboral porque la participación de las mujeres es nuclear en todas las esferas de la vida, y la huelga tiene que alcanzar también otros trabajos y espacios", sostiene el movimiento.

En Valladolid, por ejemplo, la Asamblea Feminista del 8M llama a una huelga laboral, estudiantil y de consumo mixta, mientras que se inclina por una huelga no mixta sólo para el caso de los cuidados. "La huelga es mixta en lo laboral, estudiantil y de consumo" porque "no queremos una jornada meramente simbólica que se resuma en una gran manifestación, queremos parar la producción y que se vacíen las aulas", dicen desde la asamblea vallisoletana. "Para pararlo todo es necesario que los hombres luchéis a nuestro lado haciendo huelga laboral, estudiantil y de consumo, y así podáis ocuparos de los trabajos, no reconocidos, de cuidados, para que vuestras compañeras, madres, hermanas, amigas, etc, puedan hacer huelga de cuidados", recalca, no sin antes advertir que "es la acción y la lucha colectiva lo que permite avanzar".

Igualmente, la Comisión 8M de Granada señala que la huelga es mixta y los hombres "pueden secundarla ejerciendo su derecho a la huelga, asumiendo los puestos de servicios mínimos, haciéndose cargo de las tareas de cuidados y participando en los puntos de cuidados habilitados". Les anima a "asistir a las acciones que se convoquen", siempre y cuando mantengan "una actitud de apoyo y no de protagonismo".

"Oprimidas contra opresores"

Ana García es portavoz del Sindicato de Estudiantes y ha participado también en asambleas de la Comisión 8M. La posición del sindicato estudiantil es clara: la huelga debe ser mixta. "Hay un intento por parte de quienes quieren descafeinar el movimiento feminista" de utilizar "argumentos que lo debilitan", como por ejemplo que "esto es una guerra entre sexos", observa en conversación con infoLibre. Sin embargo, "hay mujeres que no son nuestras aliadas", lanza la sindicalista y cita ejemplos como Ana Patricia Botín, Begoña Villacís, Inés Arrimadas, Oprah Winfrey o Theresa May. Todas ellas, explica, tienen "privilegios económicos" y son "responsables" de las políticas que "provocan la opresión de las mujeres trabajadoras".

En contraposición, ocurre el supuesto inverso. "No por ser hombre se es enemigo de la lucha de la mujer", reflexiona García, quien dice sentirse más próxima a los trabajadores de Coca-Cola en lucha, de la Plataforma Antidesahucios (PAH) o de los taxistas. "En ese sentido pensamos que los hombres comparten y apoyan nuestras demandas y han estado a nuestro lado en la lucha", subraya, de manera que "son bienvenidos".

Para la activista, una huelga simbólica no es suficiente, sino que requiere de acciones contundentes. "Si queremos pararlo todo de verdad, parar la economía, golpear a los empresarios y al Gobierno, la forma no es pedir a los hombres que tomen apuntes o vayan a trabajar, porque eso toda la vida se ha llamado esquirolaje", abunda. La clave para García es, sin renunciar las mujeres a su papel protagonista, "sumar a los hombres en lugar de plantearles que son enemigos por el hecho de ser hombres". Al final, entiende, todo se reduce a una "lucha de las oprimidas y oprimidos contra los y las que nos oprimen". En el caso de la huelga estudiantil, incorporar a los hombres "es la única forma de paralizar la educación y hacer una huelga efectiva".

Para Laura Maeztu, miembro de la CNT –que ha convocado huelga general de 24 horas–, es importante que los hombres "no lleven la voz cantante, pero sí que apoyen" las acciones de huelga. Especialmente teniendo en cuenta que se trata de una huelga "anticapitalista y antipatriarcal, más daño no se puede hacer que cerrando todas las empresas", algo que a su juicio no sería posible sólo con la movilización de las mujeres, cuyos trabajos además se basan en mayor medida en contratos parciales o temporales. Precisamente dada esta "situación precaria del empleo femenino, es necesario que los compañeros apoyen" a las mujeres en la huelga laboral, "siempre respetando" las voces de sus compañeras.

La perspectiva de CCOO y UGT, que convocan paros parciales de dos horas, adopta un matiz distinto, más relacionado con la implicación de los hombres en la lucha por la igualdad. Elena Blasco, secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO, recuerda que "más allá de las consecuencias legales que puede generar" llamar a sólo una parte de los trabajadores, "es necesario involucrar, sensibilizar y reeducar" a los hombres. "Ellos tienen que ver que los estereotipos que les han vendido impiden sus propios derechos y coartan su propia libertad", opina Blasco, quien se inclina por cultivar también en las filas masculinas valores como "la corresponsabilidad y los cuidados". "Es una cuestión de derechos", opina.

Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de UGT, considera asimismo que "la igualdad atañe a hombres y mujeres", de manera que ellos "tienen que estar" con ellas en esto. "No estamos hablando de sectores, sino de ciudadanos en general", argumenta. Por tanto, y "como sindicato de clase" que defiende "el reparto de riqueza, la redistribución y el combate de la desigualdad en su amplio significado", UGT defiende que la huelga feminista incluya "a hombres y a mujeres, porque la corresponsabilidad es cosa de dos".

"Señalar el lugar de las mujeres"

No todos los sindicatos secundan la convocatoria de una huelga mixta. Es el caso de Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB) o la Confederación Internacional Galega (CIG), que han llamado a una huelga general pero sólo de mujeres. Margarida Corral, técnica de igualdad de la CIG, explica en conversación con este diario los motivos. El debate surge en el seno del sindicato allá por el año 2017, a raíz del contacto con "compañeras que forman parte del movimiento internacional". En aquel momento los gallegos reflexionan sobre la posibilidad de adherirse a la iniciativa, "precisamente por la especificidad del paro". Siguiendo lo que era "inicialmente la convocatoria del paro internacional, no tenía sentido que se sumaran los hombres", igual que carece de sentido que "en una huelga de telefonistas se sumen trabajadores de la sanidad", explica Corral al otro lado del teléfono.

Tras el éxito del 2018, dice, no había lugar a dudas de que la huelga debía ser sólo de mujeres. "El objetivo de la huelga es singularizar las discriminaciones que sólo sufren las mujeres por el hecho de serlo", por lo que "el sujeto es muy claro". Los hombres, agrega la sindicalista, "no están incluidos dentro de la convocatoria". Quienes pidan la participación masculina "tendrán que llamar a la huelga de otra manera, ya sea contra el machismo o contra el patriarcado". Corral recuerda además que la movilización y la huelga nacen al calor "de un movimiento internacional que surgió con un llamamiento de las feministas argentinas y polacas a que las mujeres se levantaran de sus puestos de trabajo, casas y aulas para marchar juntas en manifestación y señalar el lugar vacío que dejan en la sociedad y también el lugar importante que tienen". Si eso lo hace un hombre, razona, "pierde completamente todo el sentido". Los hombres "tienen que quedar en la retaguardia, en el momento en que ocupan el espacio público se diluye la convocatoria".

La CIG ha trabajado en torno a la huelga con asambleas sólo de mujeres y de hecho ha convocado una treintena de movilizaciones propias que también serán no mixtas. En cuanto a su registro formal, Corral reconoce que la regulación establece que la denominación legal sea huelga general, pero aclara que "luego en la argumentación se pueden usar las justificaciones que consideres y detallar a quién va dirigida". Es ahí donde el sindicato gallego lo tiene claro: la del 8 de marzo será una huelga general de mujeres.

En sintonía con la CIG, y frente a otras comisiones que sí apuestan por la huelga mixta, la de Madrid se dirige únicamente a la mujer. "Llamamos solamente a las mujeres, a las bolleras y a las personas trans, desde las diversidades y la intersección", explica la activista Patricia Aranguren. Para las madrileñas, la huelga feminista es "una herramienta resignificada que se utiliza para visibilizar a las mujeres, su trabajo diario, el espacio que ocupan en la esfera pública" y también para mostrar de alguna manera su enfado con el patriarcado y todo lo que quieren cambiar.

Cuando las feministas convocan huelga, agrega Aranguren, "no es como una huelga tradicional obrera que pare la producción", sino que "el objetivo es visibilizar el espacio" que dejan las mujeres. "Paramos para conseguir que cada vez seamos más, que haya asambleas donde antes no había, que se saquen conversaciones antes vetadas, para que nombrarse feminista sea algo normal… lo que estamos consiguiendo en el proceso es eso y la huelga feminista es una herramienta como cualquier otra", insiste.

Para las activistas, el papel de los hombres en este proceso es "facilitar que las mujeres de su entorno hagan huelga" y si para ello deben faltar al trabajo, "lo ideal es que pidan el día libre". Si la empresa lo rechaza, matiza Aranguren, lo que está claro es que cualquier asalariado tiene cobertura legal para hacer huelga. La idea es que ellos mismos "hablen con las mujeres de su entorno y vean cómo pueden ayudar".

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