¡Y a usted qué le importa el 'informe Draghi'! Cristina Monge
Difícil equilibrio
Ansiedad, insomnio, adicción, problemas mentales graves… Son algunas de las consecuencias de estar pegados a las redes. O es al menos de lo que se acusa a Meta, propietaria de algunas de esas plataformas extendidas entre los más jóvenes, de haber provocado en los menores. 41 estados de Estados Unidos se han unido para denunciar al gigante por crear algoritmos que mantienen enganchados a sus usuarios y no hacer nada por evitarlo.
A muchos de nosotros nos pasa. Abrimos una aplicación en uno de esos tiempos muertos y, de repente, no sabes cómo, el tiempo se te ha ido dándole al dedo para ir de un reel a otro. Estás viendo absolutas tonterías, ésas que el algoritmo ha detectado que te gustan, en las que te detienes más segundos de lo habitual, en las que das me gusta quizás. Porque de eso se trata: de saber cuáles son nuestras preferencias para cebarnos con ellas. Y si has detectado que esto pasa, aprendes a no quedarte demasiado en esas publicaciones que no te aportan nada. Y en cambio, empiezas a consumir, de forma compulsiva, cientos de publicaciones sobre yoga, en mi caso, música o animales: tengo el Instagram lleno de animales haciendo todo tipo de monerías.
Sí, es un problema, lo sabemos. Pero hay algo que se nos está escapando en todo esto: esas redes se han convertido en el hábitat de los jóvenes. Ellos se comunican a través de esas aplicaciones, ni siquiera utilizan el whatsapp. Hablan a través de los canales de mensajería de Instagram o Tik-Tok. Y es ahí donde empieza a haber algo que se nos está escapando. Si ése es su entorno, si es ahí donde ellos se relacionan, donde saben que encuentran a la gente que buscan, deberíamos saber encontrar el equilibrio entre limitarles el tiempo de uso y aprender a utilizar toda esa red de aplicaciones. Porque prohibirles no es la vía. Desde luego que no. Decirles que no pueden crearse un perfil es aislarles. Lo mismo que decirles que no pueden tener un móvil hasta... ¿qué edad? ¿16 años? Que es la edad recomendada. Y, ¿qué hacemos hasta entonces si toooooodo su entorno ya tiene un móvil y se comunica a través de él, hablan a través de ese dispositivo, se relacionan con otros a través de ese teléfono? No sé si tienen o no hijos en edad adolescente, pero, si no es así, que sepan que ahora no se piden el número de teléfono para quedar. No. Ahora se piden su perfil de Instagram. Sí, como lo oyen. Establecen su red de contactos así. Y si alguien te ha parecido mono o mona, te ha gustado, quieres saber algo más de él o de ella, la forma de conectar es a través de sus perfiles en redes.
Debemos hacer algo para intentar controlar las consecuencias negativas que tiene estar horas y horas enganchado al móvil. En España, de media, los jóvenes pasan 7 horas al día con ese aparato en su mano
Así que, si aceptamos que éste es su hábitat, su entorno, ¿qué hacemos? Es difícil encontrar el equilibrio, muy difícil. Hay que educarlos digitalmente, sí, una tarea más para los padres y para los profesores, (de las muchas que ya tenemos). Tenemos que educarles para que sepan cómo moverse en ese mundo digital, aceptando que ellos saben y se mueven mejor que nosotros en ese entorno. Son mucho más hábiles, tienen más información y, es lo único que han conocido.
Así que sí. Debemos hacer algo para intentar controlar ese tipo de consecuencias negativas que tiene estar horas y horas enganchado al móvil. En España, de media, los jóvenes pasan 7 horas al día con ese aparato en su mano. Y no necesariamente todo el tiempo enganchados en las redes. Ellos ven series en su móvil, escuchan música en su móvil, hacen pagos con su móvil... Es un elemento imprescindible en su día a día. Y lo único que tienen quizás, para —en entornos muy concretos— poder comunicarse con gente de fuera. Piensen que no todos los adolescentes viven en grandes ciudades, no todos los adolescentes tienen facilidad para moverse solos.
Encontrar el equilibrio es complicado y pasa por una única solución: la educación. La nuestra, tenemos que aprender a no demonizar ese espacio digital en el que se mueven, y la de ellos: tienen que aprender a gestionar los tiempos y las consecuencias de estar solos en ese mundo digital.
Lo más...
Leído