Directo
Ver
La gran paradoja del 21A: un Parlamento más soberanista, una ciudadanía menos independentista

Aquí me cierro otra puerta

A Antetokounmpo le pegaba la ultraderecha

Quique Peinado nueva.

En estos días, el griego Giannis Antetokounmpo batalla por conquistar el mundo. Este jugador de baloncesto de los Milwaukee Bucks de la NBA pelea por ganar el campeonato y, previsiblemente, por ser elegido el mejor jugador de las Finales, igual que lo ha sido dos veces de la temporada antes. Puede argüirse que es el mejor jugador de basket del planeta (al menos uno de los más exitosos, si no el que más) y uno de los más interesantes. Estos días ha sido eso que llaman viral una reflexión suya sobre el éxito: "Si te centras en lo que hiciste bien en tu pasado, es ego. Si solo hablas de lo bien que lo vas a hacer en el futuro, es orgullo. Yo me centro solo en el presente: eso es humildad". El chaval es griego, les sale la filosofía sola.

El caso es que a Giannis le pegaban de pequeño. La ultraderecha, los nazis de Amanecer Dorado. Es negro (su familia es de origen nigeriano) y de adolescente le tenían que llevar en coche a entrenar o tenía que acompañarle alguien "blanco, griego y corpulento" para no llevarse una paliza. Una vez el antifascismo griego (social, judicial, político) ha derrotado y hecho desaparecer a Amanecer Dorado, esta historia se ha vuelto a hacer popular. No en vano, son ciudadanos griegos apaleando a quien hoy es, posiblemente, el ídolo más rutilante de ese país. Un sinsentido para quienes se autonombran guardianes de las esencias de la patria.

Hay algo, sin embargo, de validación de la vida de los de otras razas u otros lugares que me hace sentir mal. Es como esta cosa demagógica y profundamente degradante que es darle la nacionalidad a un extranjero por una acción heroica. Se ha hecho antes y se hará después, en España y fuera. Como si un derecho básico, que debería ser un permiso de residencia y trabajo para quien reside y pretende trabajar aquí, solo se pueda obtener jugándose la vida o salvándosela a otro. Eres tan ciudadano de segunda, negro, que si no te juegas el pescuezo (otra vez, como hiciste para llegar aquí) no te mereces el permiso para vivir tranquilo y legal en esta tierra de seres superiores.

A Antetokounmpo le pegaban de pequeño por ser negro, pero cada persona a la que molestan, golpean o asesinan por ser diferente (por su raza, por su orientación sexual, por su aspecto, por su comportamiento extraño fruto de problemas de salud mental) es una derrota de todos. Cada tipo al que le dejan vivir en paz por ser un héroe obtiene una victoria para él. Cada ser humano al que no logramos dejar vivir porque no es de aquí es una debacle para los países ricos. No vivirlo como una derrota y sí como una victoria otorgarle la nacionalidad a alguien que hizo algo extraordinario es denigrarnos a nosotros mismos y darle la espalda a la humanidad más básica. Creernos que podemos exigir jugarse la vida a alguien para permitirle vivir con dignidad es ser un poquito una mierda de seres humanos.

A Giannis le pegaban los ultraderechistas. Hoy es el dios de los griegos. Y su triunfo es el de todos los que creemos que el mundo debe y puede regirse por otras reglas.

Más sobre este tema
stats