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Muy fan de...

Muy fan de... Christine Lagarde

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el pasado 25 de enero de 2014 en el foro de Davos.

Querida Christine, lo de tu bronceado es contagioso, fue leer la recomendación del FMI para que España bajara los salarios y oye, chica, me puse negra. Hay que tener mucho arte para aconsejar algo así a un país con un salario mínimo –congelado– de 645,30 euros al mes, cuando tú, mari, te subiste el sueldo un 11% nada más llegar al cargote subiste el sueldo un 11% . ¡Que ganas al año 352.000 eurazos, mon chérie! Eso en Espagne es una hipoteca, de las guapas, a treinta años. Muy fan.

Empezaste el año con un subidón de campeonato. En tu discurso ante la Asociación Nacional de la Prensa en Washington, dijiste que el optimismo está en el aire. Sólo te faltó cantártelo en plan John Paul Young: “♪Optimism is in the air, everywhere I look around♪”. Y añadiste que este año comienza un periodo de siete primaveras de vacas gordas, que atrás ha quedado la etapa de hielo, que el horizonte es más brillante… Te viniste tan arriba que aquello, más que discurso, parecía una presentación del mítico Noche de Fiesta de José Luis Moreno, con garra, con fuerza, ¡Uh uh uh! ¿Y, sólo un par de meses después, nos lanzas este consejito envenenado? Entenderás que apetezca contestarte en plan cuervo Rockefeller: “¡Toma, morena!”.

Mira, Chris, te comento. En la Moncloa están tan optimistas como vos, pero lo que viene siendo la masa ciudadana, los pringaos, dicho en castizo, aún tenemos la cosa del optimismo allá por el subsuelopringaos, las vacas en la talla 34 y más hielo que una nevera antigua. Es que, ¿sabes?, cada vez cuesta más encontrar curro y cuando por fin lo consigues, por chungo que sea el salario, te dan ganas de besar los pies que te dan de comer, aunque haya que taparse la nariz para proceder. Ni matándonos a chupitos de ron Santa Teresa –a la salud de un ministro nuestro– logramos percibir la realidad como lo haces tú. Claro, resulta difícil ver el lado bonito de la vida cuando nos ha estallado la crisis en la cara, aunque el color del fogonazo te haya subido a ti.

Me gustó mucho también la preocupación que mostraste por aquello de que “la desigualdad amenaza la sostenibilidad”. De desigualdad podríamos darte unos cuantos datos acerca de este país de sol radiante –ese que te gusta a ti–. Si te cuento lo que ganan los consejeros y altos directivos de las empresas comparado con lo que le llega a la tropa, las ventajas fiscales de tener pasta y la inversión en educación, sanidad y otros caprichos de la plebe, te quedas blanca, cari.

Eso otro que has dicho hace unos días, que ves señales de éxito en la reforma laboral española, ha estado muy requetebién también. Christine, define éxito, porque ni las médiums de Cuarto milenio tienen esa visión tuya tan sobrenatural. Los curritos españoles ven, más bien, señales de flechas que los dirigen irremediablemente a la cola del INEM o al aeropuerto más cercano, para poner tierra de por medio –más de 700.000 se han tirado de cabeza a la movilización exterior durante la crisis–. Cómo será la cosa que hasta se nos está apagando la chispa de la vida a golpe de ERE…

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Has cumplido con el dicho de mi abuela de consejos vendo que para mí no tengo. Bajaos el salario vosotros, españolitos, que yo ya si eso me lo bajo en pasar fiestas…. Muy, muy fan.

A ver, que igual me he encabronado yo sin razón, a lo mejor es que lo de tener tanta pasta no es bueno y lo hacéis por nuestro bien, porque pensáis que la vida de rico es muy pobre y queréis evitarnos el trance de forrarnos, para que sigamos felices tocando la pandereta mientras nos recortan hasta los higadillos. Jo, gracias.

Mira, hacemos una cosa, Chris, te apuntamos a uno de esos programas: Me cambio de familia y mientras la otra concursante se pone de rayos UVA hasta el churrasque, tú te levantas a las seis y te vas a currar de sol a sol –bronceado natural– por un sueldo de mi... de miseria. Eso sí, acuérdate de dar las gracias a los dioses cada cinco minutos, porque si se pasa frío esperando el bus para ir al trabajo, no te digo la rasca que hace en la cola del paro. ¿Lo probamos? ¡Igual te mola! Besis.

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