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Aquel 15M

Raquel Martos nueva.

Aquel era un domingo más, uno de tantos, pero no uno de esos de sofá y mantita, aquel era un domingo de pañuelos de papel y antihistamínicos, qué subidón de alergia tenía yo. Inolvidable.

Solemos recordar los días por lo cerca que están del cielo o del suelo. Por lo extraordinariamente buenos o por lo rematadamente malos. La rutina no, esa se nos pierde en el recuerdo, porque no la ordenamos en cajas independientes, ni en sobres de colores.

La rutina la almacenamos toda junta, como el compost. Y un poco alejada de nosotros, porque es tan vital como poco sugerente para el olfato. Otros olores, sin embargo, tienen tan fuerte carácter que te llevan en Delorean a cualquier dolor o felicidad del pasado…

Aquel domingo de mayo parecía uno más. Las radios daban fútbol de minuto y resultado, empataban el Barça y el Dépor en un partido soporífero y las teles nos arrullaban con programas dominicales, Qué tiempo tan feliz, o con alguna película que ya habíamos visto, Forrest Gump. Pero en la calle algo nuevo bullía y en las redes sociales se escuchaba el murmullo.

Aquel zumbido de hartazgo, indignación y rebeldía, aquel grito de Escúchame, hasta aquí hemos llegado no entraba todavía por la ventana a los salones de las casas. Esto sucede también en las parejas, a veces el entorno escucha antes que los propios implicados el crujir de la ruptura que se aproxima.

Pero finalmente llegó a todos los oídos y fue entonces cuando lo supimos, cuando tomamos conciencia de que aquel día parecía 15 de mayo, pero no lo era, que aquel día era 15M aunque todavía no lo sabíamos.

¡Qué viejos están los de 'Friends'!

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Diez años después, andamos destapando el frasco de las esencias evocadoras. Los que despreciaron tal explosión social, vuelven a decir lo que dijeron: “Huele a perroflauta”. Los que lo vieron siempre con escepticismo, hoy dicen satisfechos: “Huele a bluf”. Los que construyeron en torno al hecho su proyecto, hoy dicen: “Huele a no nos han dejado”.

Pero muchos otros, los que percibieron en aquel domingo perfume de esperanza de cambio y olor a limpio, quizás sientan algo de tristeza y frustración, como cuando se esfuma el aroma del pulverizador nada más entrar en contacto con el aire. Y tal vez traten de buscar alguna explicación a esta anosmia…

Aquel parecía un domingo más, uno de tantos, pero no lo fue, si no hoy no lo recordaríamos, ni lo reconoceríamos con tan solo tres caracteres. Si aquel hubiera sido un 15 de mayo más, hoy estaría almacenado en algún contenedor del compostaje de la rutina y el olvido y, por todo lo leído en estos días, no lo parece.

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