El gran manipulador

En una escena del documental El gran manipulador, entre risas y con cierto afán provocativo –sabe que una cámara le está grabando– Steve Bannon se pregunta: "¿ante esta disyuntiva qué haría Lenie Riefenstahl?" La cineasta a la que se refiere, amiga personal de Adolf Hitler, es su fuente de inspiración y fue designada por el ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, para documentar las grandezas del III Reich y la pureza de la raza aria. El autor del desafortunado comentario es el asesor que logró aupar a Donald Trump a la Casa Blanca en 2016 y la cinta es un intento por desenmascarar la controvertida figura del inventor del trumpismo. Esa máquina populista y ultranacionalista de fabricar fake news que se ha extendido como el veneno con el único objetivo de controlar el relato político e influir en la opinión pública. Bannon, por cierto, ha guiado y aconsejado a gobiernos y partidos de extrema derecha de todo el mundo, como el de Bolsonaro en Brasil, Salvini en Italia o Marine Le Pen en Francia. También a Santiago Abascal.

Pero en los derroteros del trumpismo y de la mentira como estrategia no solo se mueve Vox en España. Basta recordar cómo Isabel Díaz Ayuso alentó una conspiración sobre el "pucherazo electoral" antes de las autonómicas y municipales del 28M que, casualmente, olvidó cuando consiguió la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid. Durante la campaña para las generales, Feijóo ha dejado claro que también pisa esas arenas movedizas de bulos y medias verdades. Lo demostró ante miles de espectadores de la televisión pública afirmando que el PP había revalorizado las pensiones conforme al IPC en la época de Mariano Rajoy. Cuando la presentadora, una sosegada Silvia Intxaurrondo, le rebatió su afirmación –para desarmarle usó una frase tan simple como "esos datos son falsos"– echó mano de la soberbia para negarlo. No tenía razón y así lo corroboran las cifras, pero hasta ese lunes, el candidato popular lo había repetido en otras intervenciones e incluso en el cara a cara con el presidente del Gobierno en el que Sánchez tampoco fue capaz de refutar la mentira.

Solo unas horas más tarde de la entrevista, Feijóo matizaba sus palabras: “No mentí ni miento. Si alguna vez digo algo que no es correcto, no es fruto de la mentira sino de la inexactitud”. La justificación, que no llegó a ser una disculpa a pesar de que se comprometió a ello, se antoja especialmente llamativa porque el eje de su campaña ha sido precisamente "desmontar el sanchismo" y las falsedades del gobierno de coalición, presentando al PP como adalid de la verdad. Curioso también que, aunque el líder de los populares haya reconocido la "inexactitud" desde el partido se haya cargado duramente contra TVE. Esteban González Pons presumió de no ver la televisión pública -¿cómo puede alguien vanagloriarse de esto?- y la acusó de comportarse como un partido que perderá las elecciones. Rafael Hernando la llamó TeleSánchez.

En realidad, desde las filas del PP han tratado de embarrar, durante días, el panorama previo a las elecciones. Con los datos de empleo, el caso Pegasus y el teletipo ausente, negándose a revelar cuál es el sobresueldo que Feijóo cobra del partido o levantando sospechas, sin pruebas, sobre el funcionamiento del voto por correo. Este último es un camino muy peligroso: generar dudas sobre su legitimidad es el paso previo a cuestionar los resultados electorales. Habrá quien lo encuentre una fórmula muy trumpista -piensa mal y acertarás- de desviar la atención y no hablar de las consecuencias de los pactos a los que los populares han llegado con la ultraderecha en buena parte de la geografía española. 

El domingo se vota en defensa propia, a favor de los derechos y en contra de los retrocesos y de la maquinaria de la desinformación. Pongamos en valor que existe un periodismo –como el de Intxaurrondo en TVE– que sigue ejerciendo de linterna

Por eso, este domingo se vota en defensa propia, a favor de los derechos y avances sociales y en contra de los retrocesos y de la maquinaria de la desinformación. Pongamos en valor que existe un periodismo –como el que ejerció Intxaurrondo en Televisión Española– que sigue haciendo las veces de linterna. Una linterna que alumbra los rincones oscuros, esos que los poderosos no quieren que veamos. Solo así, con una ciudadanía que tiene a su alcance información veraz, se puede construir un pensamiento crítico. Y solo así se puede construir más democracia. Bannon, por cierto, fue condenado por no colaborar en la investigación del asalto al Capitolio de 2021 y acusado de fraude por la financiación de un muro antimigración en la frontera sur de México. Un gran manipulador.

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