La contrapromagración de dos Comisiones de Investigación

A día de hoy, estamos asistiendo a una ceremonia de la confusión ante la  creación, en paralelo, de dos comisiones de investigación en el Congreso y  Senado sobre casos de contrataciones irregulares de material sanitario durante  la pandemia. La absurda situación puede llevar a la ciudadanía a pensar que se  pretenden utilizar de una forma partidista.  

El PSOE ha promovido y aprobado en el Congreso una comisión de  investigación para analizar los casos de irregularidades y posibles delitos de  corrupción que se pudieron producir en el conjunto de administraciones  públicas con ocasión de los contratos excepcionales realizados en la situación  de emergencia que sobrevino con la pandemia de la COVID. Bien, pero cabe  apuntar que se pudo hacer antes.  

Por cierto, a cambio del apoyo de los grupos nacionalistas catalanes para lograr  la mayoría en la Mesa del Congreso, el PSOE se comprometió a crear otras tres  comisiones de investigación (!) sobre la “Operación Catalunya” atribuida al  Gobierno de Rajoy, el espionaje de Pegasus y los atentados yihadistas de  Barcelona y Cambrils.

Por su parte, el PP ha puesto en marcha en el Senado otra comisión que se centra únicamente en las adjudicaciones de contratos que realizaran, con  implicación de la trama del caso Koldo, algunos ministerios y gobiernos  autonómicos en manos del PSOE. Se trata de un nuevo capítulo del  enfrentamiento entre el PSOE y el PP llevado al terreno de la crispación política  y la confrontación institucional, en este caso entre las dos Cámaras del  Parlamento. Una estrategia iniciada tiempo atrás por el PP y que ha llegado al  límite ante la tramitación de la Ley de Amnistía.  

Considero que no deberían desarrollarse a la vez dos comisiones de investigación sobre el mismo tema aunque con distinto foco. Nos encontramos  en un escenario que dice poco de nuestra cultura democrática. Su creación viene precedida de pronunciamientos previos partidistas y da la impresión de  que asistimos a estrategias de contraprogramación por lo que sus trabajos  podrían resultar inútiles y sus conclusiones carentes de credibilidad.  

Nos encontramos en un escenario que dice poco de nuestra cultura democrática. Su creación es precedida de pronunciamientos partidistas y da la impresión de que asistimos a estrategias de contraprogramación, por lo que sus trabajos podrían resultar inútiles y sus conclusiones carentes de credibilidad

De momento, el balance sobre los trabajos de la mayoría de las comisiones de  investigación es insatisfactorio al no obtener un resultado razonablemente ágil,  efectivo y riguroso. Por tanto, es lógico que se extienda una sensación de pesimismo y escepticismo ante la falta de condiciones y de voluntad política  por parte de los grupos en favor de perfeccionar el funcionamiento de esas  comisiones. 

De ahí la conveniencia de no retrasar por más tiempo las reformas normativas  sobre el procedimiento a seguir en las comisiones de investigación en lo que se  refiere a la solicitud de creación, acuerdo de puesta en marcha,  comparecencias, criterios de dirección y funcionamiento, aprobación de  conclusiones, etc.  

Llama la atención que ni siquiera se haya planteado la creación de una comisión de investigación CONJUNTA entre Congreso y Senado para investigar  un asunto de tanta relevancia como el de las mascarillas. Su regulación exige  la reforma de los respectivos Reglamentos de ambas Cámaras para forzar a  que las Mesas del Congreso y Senado se tengan que poner de acuerdo a la  hora de investigar un mismo asunto. Puede parecer un ejercicio voluntarista  pero la democracia no puede permitirse el descrédito de dichas comisiones y  del Parlamento.  

Es indiscutible que el Parlamento ha de garantizar un mejor funcionamiento de esas comisiones para la determinación, en su caso, de responsabilidades  políticas tras un trabajo de investigación riguroso que permita la sanción  política. También para corregir y prevenir comportamientos políticos que  posibiliten irregularidades o delitos.  

La experiencia que viví como diputado me lleva a insistir en que son claves la  objetividad e imparcialidad en el desarrollo de los trabajos de investigación. De  lo contrario, esas comisiones, necesarias en democracia, no podrán obtener  conclusiones rigurosas que sean válidas y ayuden a fortalecer el papel del  Parlamento. Porque si resultan fallidas solo servirán para que crezca la  desafección ciudadana hacia la política y los políticos.

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