Plaza Pública

Siria y el terrorismo económico de EEUU

Sirios desplazados por los combates en un campamento improvisado cerca de la frontera con Turquía.

Juan José Torres Núñez

EEUU es un régimen que medra con la miseria de las naciones. Siria era un país autosuficiente antes de que América decidiera que Siria necesitaba “democracia y libertad”. Nadi Nasrallah.

El día 15 del pasado mes de marzo, al cumplirse 10 años de la guerra cruel impuesta por potencias extranjeras a Siria, los medios corporativos de Occidente nos han bombardeado con informaciones falsas y con videos profesionales en televisión, dándonos imágenes manipuladas que nos recuerdan la propaganda bien preparada por los servicios de inteligencia británicos del MI6. Se nos ha mostrado la destrucción de Siria, los Cascos Blancos salvando vidas y a Bashar al-Asad como responsable de la guerra por su brutal dictadura. Sin embargo, en ningún momento se nos han explicado las causas de esta guerra ni el terrorismo económico que Estados Unidos y sus aliados utilizan, con unas sanciones injustas que infligen sufrimiento y dolor al pueblo sirio. Esta coalición bombardea hospitales y escuelas y en Occidente nos presentan al Ejército sirio como responsable de estos actos criminales. Pero como hemos visto en Yemen, según ha señalado el periodista Hishan Wannous, “existe un nexo entre Estados Unidos y Al-Qaeda. Y también “Israel apoya con sus ataques a las milicias terroristas en Siria”.

Nos indigna volver a ver las imágenes de los Cascos Blancos como héroes que han salvado miles de vidas. En mi artículo en este periódico El fraude de la espiral de guerra en Siria, cité al coronel retirado y ex senador de Virginia, Richard Black, cuando declaró que “no existe ningún motivo para que Bashar al-Asad lance un ataque con armas químicas cuando a lo que los terroristas se dedican es a matar civiles inocentes”. Al enviar mi artículo a la redacción no tenía el informe riguroso de 14 páginas del profesor emérito Theodore Postol, del MIT, considerado como uno de los mejores expertos en tecnología y armas nucleares a nivel mundial. Su análisis detallado, A Quick Turnaround Assessment, refuta la información falsa que la Casa Blanca emitió en 4 páginas, acusando a Siria del ataque con armas químicas el 4 de abril de 2017, que acabó con el conocido lanzamiento de misiles desde dos destructores estadounidenses el 6 de abril. “La Casa Blanca acusa sin ninguna prueba. Si la tuviera, ya la hubiera mostrado al mundo”, afirmó el profesor Postol.

La periodista canadiense Eva Bartlett, que ha estado en Siria, ha escrito que los Cascos Blancos han sido filmados con sus armas al lado de los terroristas en escenas de ejecuciones junto a soldados sirios muertos y “en escenas de limpieza después de las ejecuciones en Dara”. Según Bartlett, “muchos miembros de los Cascos Blancos son parciales con las facciones de terroristas militantes [y con] Al-Qaeda en Siria”. Sin embargo, en los medios corporativos españoles esta información no importa porque se trata de “desinformación rusa y siria”. No se informa que los Cascos Blancos los creó la inteligencia británica y están financiados por Occidente. La portavoz del ministerio de Exteriores de Rusia, María Zakharova, ya declaró que “los Cascos Blancos son agentes extranjeros que actúan contra intereses de Siria a cambio de cantidades ingentes de dinero […] Ottawa [la capital de Canadá] ofrece asistencia financiera a esta falsa organización humanitaria […] Los Cascos Blancos tienen vínculos estrechos con el grupo terrorista de Jabhat al-Nusra”. Y “Washington ha financiado a los Cascos Blancos desde el año 2014 con más de 33 millones de dólares”. No sorprende, pues, que Doug Mallouk haya manifestado en una carta al editor del Executive Intelligence Review que los medios corporativos estadounidenses “se están volviendo cada vez más ridículos, con una cortina de humo para censurar la información”. Mallouk escribe que “nadie se atreve a cuestionar los bombardeos y las sanciones de Estados Unidos, que están causando sufrimiento a los civiles sirios mucho más que al gobierno de Asad”. Y formula una pregunta lógica: “¿Por qué tiene Asad que utilizar armas químicas si está ganando la guerra sin ellas?”

El periodista estadounidense Max Blumenthal ya nos explicó lo que son las “sanciones César” el 25 de junio de 2020. Según él, el Departamento del Tesoro de EEUU creó la llamada Caesar Civilian Protect Act (CCPA), una “Ley César” que oculta “un conjunto de sanciones económicas draconianas sobre Siria”. Estas sanciones “son el producto de una operación de inteligencia altamente engañosa, orquestada por los gobiernos de EEUU y Qatar” para “estimular la guerra en Siria”. Blumenthal nos dice que los investigadores han expuesto “la narrativa de los promotores de César como unos mentirosos cínicos”, pero claro, “esto ha sido ignorado en la prensa corporativa estadounidense”. La ley CCPA “es un acto de guerra contra Siria”, que penaliza a los bancos sirios y a todas las compañías extranjeras que tengan relaciones comerciales con Damasco. La ley César “tiene por objeto impedir la reconstrucción de Siria” y garantizar que Asad no pueda alimentar a su pueblo. Los videos que nos han mostrado en la televisión en España no nos informan de la invasión estadounidense de Siria y del establecimiento de una base militar en el terreno ocupado, precisamente en un lugar en donde se encuentran los recursos energéticos del país. EEUU está robando el petróleo sirio y vendiéndolo para sufragar su terrorismo económico. Tampoco nos dicen que “gracias al apoyo de Rusia y de Irán, Siria ha recuperado dos tercios de su territorio”, como comenta Wannous.

Estas sanciones ilegales sirven a los intereses de EEUU y sus colaboradores, mientras que causan mucha hambre a los sirios. La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp, ha lanzado un llamamiento urgente en una videoconferencia el 14 de abril para “poner fin a las ‘sanciones César’ impuestas a Siria”. Pide como respuesta “que el mundo acuda en ayuda del pueblo sirio” y ha citado al nuncio apostólico de Siria, el cardenal Mario Zenari, por alertar que “más del 90% de los sirios se encuentran por debajo del nivel de pobreza extrema y muchos corren el riesgo de perder la vida debido a la hambruna. La pasada década de guerra, las injustas sanciones y la pandemia del covid-19 han creado una condición de sufrimiento absolutamente intolerable para el pueblo sirio”. Y “Yemen enfrenta horrores similares”. Helga Zepp declaró que “no hay nada de humanitario sobre la base de narrativas fraudulentas de los defensores británicos y estadounidenses del cambio de régimen”.

En vientosur.info podemos leer una carta escrita por 65 exiliados sirios, muchos de ellos académicos en universidades de Occidente, titulada Eclipsar al pueblo a base de desinformación: Siria y el “antiimperialismo” de los tontos. La periodista Diana Johnstone considera que la carta es “despreciable” y los promotores unos “bufones”. Los autores se presentan como “sirios y partidarios de la lucha del pueblo sirio por la democracia y los derechos humanos”. Los firmantes de esta carta “han arriesgado sus vidas oponiéndose al régimen” sirio y “han sido encarcelados en las prisiones de tortura de los Asad”. Desde el principio arremeten contra “el periodismo independiente con opiniones supuestamente de izquierdas”, que difunden “la desinformación” y la “propaganda corrosiva”. Este periodismo independiente “no hace más que desviar la atención de los abusos bien documentados de Asad y sus aliados”. Para los autores, “estos escritores de dudosa reputación” han pasado por alto “la intromisión rusa e iraní”. Y terminan la carta advirtiendo que el periodismo independiente “es el ‘antiimperialismo’ y el ‘izquierdismo’ de los oportunistas, los perezoso y los tontos”. Estos exiliados sirios piden al final “que los lectores de esta carta se unan [a ellos] para oponerse a [nosotros], los “tontos” que queremos escribir buscando siempre la verdad. Solo una observación: en ningún momento estos exiliados hablan de las sanciones criminales impuestas a su pueblo ni de la infame ley César ni de la hambruna ni del terrorismo económico de EEUU.

En la cumbre virtual de la Conferencia Internacional del Instituto Schiller, del pasado 21 y 22 de marzo, Richard Black habló en su ponencia sobre The Truth about the Syrian Crisis [La verdad sobre la crisis de Siria]. Advirtió que “la paz no llegará sin la reconstrucción de Siria y eso significa una recuperación económica”. Señaló que “los diez años de guerra, la pandemia del covid-19, las sanciones extranjeras y los efectos de la crisis financiera de Líbano, todo esto ha agudizado la crisis hasta llegar al límite”. Confesó que le produce horror la agresión de su país en Siria porque “no estamos librando una guerra contra el terrorismo, estamos del lado de los terroristas”. También resaltó que la destrucción de Siria ya estaba planificada en la primavera árabe del 2011, con Barack Obama entrenando a milicias yihadistas para derrocar a Bashad al-Asad. La OTAN se encargaría de desestabilizar el país antes de cualquier manifestación, para traer así al pueblo sirio “democracia y libertad”. La CIA proporcionó misiles antitanque a Al-Qaeda y “en 2015, EEUU invadió Siria ilegalmente, se apoderó del petróleo sirio y construyó una refinería”. Es decir, el robo de EEUU “es el granero de la guerra”, subrayó Richard Black. Y terminó diciendo que “las sanciones son inmorales y bárbaras”.

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Caitlin Johnstone ha aseverado que “el imperialismo occidental es la fuerza más cruel y opresiva de este planeta”. Y Noam Chomsky ha manifestado que “Estados Unidos ha librado una guerra de agresión contra alguien durante casi la totalidad de su historia […] Es un Estado terrorista líder”.

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Juan José Torres Núñez es escritor y socio de infoLibre

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