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Educación

Más de 44.700 alumnos estudian este curso en barracones

Aulas prefabricadas en el colegio Emilio Lluch de Nàquera (Valencia).

Más de 44.700 escolares estudian este curso en barracones prefabricados, según un recuento realizado por infoLibre con datos de todas las autonomías salvo País Vasco y Castilla-La Mancha, que a pesar de las reiteradas peticiones de este periódico han rehusado facilitar esta información. Aunque sigue siendo significativa, esta cifra supone un descenso respecto a los datos del curso 2009-2010 que se inició con 61.400 alumnos en módulos provisionales tal y como recogió entonces un informe de FETE-UGT.

La de la falta de recursos es una de las cantinelas de cada inicio de curso. Pero no por eso deja de evidenciar una cierta falta de planificación en la organización escolar. Entre las las causas de la permanencia de este tipo de instalaciones prefabricadas también están los vaivenes demográficos u obras que no se han acabado a tiempo. En cualquier caso, mientras las administraciones defienden que están perfectamente equipadas, padres y docentes resaltan que, por lo general, sus condiciones no sean las deseables. Y critican especialmente el hecho de que su instalación se perpetúe en el tiempo.

Así lo considera Jesús Salido, presidente de la asociación de padres de la escuela pública Ceapa. "Que todavía haya tal magnitud de barracones pone de manifiesto la falta de planificación y la poca inversión existente en centros públicos. Podemos entenderlas como solución provisional, pero lo realmente preocupante es que muchas permanecen durante años. Hay centros que funcionan totalmente con este sistema", asevera. Por ello, reclama a las autonomías que anticipen de forma más precisa el volumen y ubicación de la demanda de plazas escolares.

La casuística es diversa según las autonomías. En Cantabria, Madrid y Navarra sus consejerías de Educación aseguran que no usan este tipo de instalaciones. En Extremadura los socialistas implantaron cuando gobernaban un modelo de edificaciones modulares que permite realizar la prefabricación al mismo tiempo que los trabajos de cimentación y obra civil. Aunque el PP lo criticó cuando estaba en la oposición bajo el argumento de que ralentizaría la construcción de centros de ladrillo, la Administración de Monago mantuvo el modelo cuando llegó a la presidencia del Gobierno autonómico en 2011. 

Un problema estructural 

Más estructural parece este problema en Cataluña, donde la consejera Irene Rigau ya advirtió en 2013 de que habría que suplir con este tipo de instalaciones el aumento de alumnos en los colegios e institutos catalanes. Según datos del Departamento de Enseñanza de la Generalitat este curso hay 1.026 aulas prefabricadas en centros de Primaria y Secundaria aunque, aseguran, no en todas se imparte clase, pues algunas son comedores o gimnasios. Hay 97 centros están construidos en su totalidad con este tipo de con módulos, según datos oficiales. La consejería, no obstante, se niega a proporcionar el número exacto de alumnos afectados.

Montse Ros, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO en Cataluña, explica que no hay modo de comprobar cuál es la cifra real de estudiantes afectados porque la Generalitat no la facilita, si bien asegura que "la gran mayoría" de aulas prefabricadas sí se utilizan para impartir clase. Para realizar el cálculo total infoLibre tomó como referencia el 80% de las aulas (820) y las multiplicó por 25 alumnos, que es la ratio media de alumnos por clase. En total, la estimación del número de alumnos que estudian en barracones en Cataluña es de 20.500

Ros explica que la mayoría de estas aulas están instaladas en los patios de centros pendientes de ampliación. Y augura que la situación irá a peor en los próximos años porque el alumnado va a seguir aumentando al tiempo que la Generalitat, dice, "ha reducido a la nada" el plan de construcción de centros. Especialmente, Ros considera que es necesario construir más institutos porque es en esa franja de edad en la que se esperan más escolares por una cuestión de natalidad, pero también porque la tendencia actual es la de alargar al máximo el tiempo de permanencia en estos centros a través de la FP. 

Tras Cataluña, la Comunitat Valenciana y Andalucía son, por ese orden, las que acumulan un mayor número de aulas. En la primera los barracones instalados este curso son 474, con un total de 11.850 alumnos afectados. El Gobierno de Alberto Fabra (PP) asegura que eliminará antes de las próximas elecciones más del 75% de las aulas prefabricadas de los centros escolares. Y presume que en los primeros años de la legislatura se eliminaron 257 de estas instalaciones provisionales. 

No obstante, en esa autonomía hay casos paradigmáticos como el del colegio Emilio Lluch de Nàquera (Valencia), que cuenta con aulas instaladas en barracones desde hace ocho años. De hecho, hay promociones de alumnos que han cumplimentado toda su etapa de educación primaria sin saber lo que es recibir una clase en un aula convencional. En el inicio del curso, las intensas lluvias durante varias jornadas inundaron los barracones lo que obligó a suspender las clases. Años atrás el AMPA ha denunciado que los alumnos han llegado a recibir clase en los pasillos que separan los distintos barracones, sin apenas luz y prácticamente a la intemperie, según recogió en esta información en el periódico Levante. Tras años de protestas, la Generalitat licitó a finales del pasado agosto las obras de ampliación del centro por un importe de  4,3 millones de euros. Pero para ver el nuevo centro de ladrillo todavía habrá que esperar. 

En los colegios e institutos andaluces, explica un portavoz autorizado de la Consejería de Educación de esa autonomía, hay 375 aulas prefabricadas de las que –asegura– 115 desaparecerán durante este curso. Los alumnos afectados son 6.050, aproximadamente el 0,04% del total (1.800.000 alumnos). Tras Andalucía, la comunidad más afectada por la existencia de barracones es Canarias, que tiene instalados este tipo de infraestructuras en 42 centros. Para este curso, el número total de barracones es de un centenar, con 2.500 escolares afectados. En el curso 2010/2011 el número de barracones era de 156, por lo que ha habido un descenso del 36%. Además, para el próximo curso la Administración canaria pretende eliminar 30 más ubicadas en 14 centros por la bajada prevista de la escolarización y la culminación de obras de centros que están en construcción. 

En Baleares, los alumnos que estudian en aulas prefabricadas son este curso 1.500. Treinta barracones hay instalados en los colegios e institutos de Aragón, donde reciben clase 750 estudiantes. En Murcia, por su parte, son 29 las aulas provisionales que hay instaladas para 638 alumnos. Por debajo de los 500 alumnos afectados están Castilla y León (330), Galicia (264), Asturias (250) y La Rioja (115), aunque es cierto que son las autonomías con menor número de escolares. 

Las quejas del Defensor del Pueblo 

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Al menos en dos ocasiones el Defensor del Pueblo ha iniciado investigaciones de oficio sobre las carencias de los centros educativos. En su informe de 2013, publicado en febrero de este año, Soledad Becerril advertía del uso de instalaciones precarias. Aludía especialmente al caso de la Comunitat Valenciana, donde señalaba que esta administración no había aportado información que permita conocer cuándo se van a construir instalaciones definitivas. Ante esta situación, se planteaba la posibilidad de realizar nuevas actuaciones de oficio para conocer el grado de cumplimiento por las administraciones educativas de las previsiones que manifestaron en 2010 y 2011 para sustituir los barracones por aulas adecuadas, si bien todavía no han trascendido las consecuencias de estas pesquisas. 

Sobre las condiciones de este tipo de infraestructuras, la secretaria de Educación de CCOO en Cataluña cree que en ningún caso puede decirse que sean mejores que los centros convencionales si estos está en buen estado. "Hay aulas prefabricadas en las que llegan a estudiar hasta 40 alumnos de Bachillerato y no están preparadas para eso. La sonoridad y el aislamiento del ruido exterior tampoco son los mejores. El frío o el calor se combaten, pero eso también supone un gasto", señala. 

Su homólogo en la Comunitat Valenciana, Miguel Àngel Vera, dice que las unidades prefabricadas pueden durar "bien" entre tres o cuatro años y que, a partir de entonces comienza a haber problemas con el suelo, que empieza a hundirse, y también con el mantenimiento. "Hay edificios que tienen también muchos problemas y deficiencias, pero el hecho de que los barracones se usen hasta seis años consecutivos es un ejemplo de mala gestión", añade este docente. Otro asunto relevante, explica Vera, es del gasto del alquiler de estos módulos. En Canarias, según datos oficiales, sólo el alquiler de cada aula cuesta 1.352 euros por curso. "No sabemos si es que ahí hay también algunos intereses", desliza. 

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