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26M | 'Superdomingo' electoral

Cs veta pactos con el PSOE en Madrid y Balears pero evita el cordón sanitario en las demás comunidades

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, preside una reunión de la dirección del partido.

Ciudadanos sostiene que “con este PSOE es muy complicado llegar a acuerdos” pero en realidad sólo ha vetado la posibilidad de pactar con los socialistas en dos de las doce comunidades autónomas en las que se celebran elecciones el próximo 26 de mayo.

Embarcados en una estrategia dirigida a disputar el liderazgo de la derecha al PP en la campaña electoral que se inicia en la medianoche de este jueves, la dirección naranja ha teñido de ambigüedad su política de pactos. Están convencidos de que el cordón sanitario impuesto al PSOE en las elecciones generales les ha salido rentable pero ahora no quieren cerrarse puertas en los territorios en los que, después del 26M, pueda resultar viable un pacto poselectoral con los socialistas.

El problema es que tampoco desean dar al PP la oportunidad de acusarles de estar pensando en llegar a acuerdos con el partido de Pedro Sánchez. Así que los dirigentes de Ciudadanos se esfuerzan por enfatizar las dificultades que, dicen, plantea pactar con el PSOE en las comunidades autónomas pero sin cerrarse del todo a esa posibilidad.

La estrategia de esta semana pasa por llamar a los candidatos socialistas a distanciarse de Pedro Sánchez. La portavoz de la Ejecutiva de Ciudadanos, Inés Arrimadas, explicó este lunes que es “muy complicado” que su partido pacte con el PSOE en municipios y comunidades autónomas tras las elecciones del próximo 26 de mayo porque no parece que haya candidatos socialistas “disidentes” que critiquen las políticas de su secretario general.

“Con este PSOE es muy complicado llegar a acuerdos”, declaró en la sede de Cs tras la reunión del Comité Ejecutivo antes de preguntarse si “habrá algún disidente en el PSOE” en alguna comunidad autónoma o municipio. “De momento no se ve ninguno”, se respondió a sí misma. Arrimadas proclamó que Sánchez “se ha cargado al PSOE” porque “lo ha radicalizado” pero se cuidó de tender un nuevo cordón sanitario. Esa radicalización “ha hecho que se dificulten los pactos”, pero eso no significa que sean imposibles.

La formación naranja cree que está en situación de tocar poder en comunidades y ayuntamientos y no quiere dejar pasar la ocasión. Esta vez, sostienen en entrevistas y declaraciones públicas, serán el PP y el PSOE los que tendrán que decidir si apoyan la investidura de sus candidatos.

Este miércoles fue el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, el que abundó en la ambigüedad sobre los pactos. Igual que Arrimadas ve “difícil” —no dijo “imposible”, como en las generales— llegar a acuerdos con el PSOE tras las autonómicas y municipales. Y sugirió también que la disidencia de los candidatos socialistas con Pedro Sánchez ayudaría a pactar.

“Habrá que buscar alianzas, pero con el PSOE lo veo complicado", indicó. Ciudadanos está dispuesto a pactar con dirigentes socialistas que “discrepen” con el modelo de Sánchez, pero “no hay nadie que haya levantado la voz y haya dicho que no hay que pactar con Podemos”, criticó al ser preguntado por los escenarios políticos de Castilla-La Mancha y Aragón, donde los socialistas llegaron a acuerdos con la formación de Pablo Iglesias.

Un repaso de las declaraciones de los candidatos de Ciudadanos a la presidencia de las doce comunidades que votan el 26M confirma que, en realidad, la formación naranja solo ha impuesto vetos al PSOE en dos territorios: Madrid e Illes Balears.

Ignacio Aguado, el candidato naranja en la comunidad madrileña, lo impuso recientemente —hace tres meses estaba dispuesto a pactar con el PSOE—. “Si tenemos un escaño más mandaremos a Gabilondo y a Errejón otros cuatro años más a la oposición”, repitió este domingo, convencido de que el resultado de las generales —en las que la lista de Cs superó al PP en la circunscripción madrileña— es el prólogo a una mayoría de derechas liderada por él mismo y apoyada por el PP y Vox.

En Illes Balears el veto al PSIB-PSOE lo firma el también candidato de Ciudadanos a la Presidencia, Marc Pérez-Ribas. El motivo es “su deriva nacionalista”, que deduce de la gestión realizada por la presidenta Francina Armengol, que gobierna gracias a un pacto con Podemos y los econacionalistas de Més por Mallorca y Més por Menorca. Pérez-Ribas no tiene inconveniente en decantar sus preferencias por el PP en el caso —improbable, a la vista de las encuestas— de que la derecha consiga mayoría absoluta.

Abiertos a pactos

Los vetos al partido de Pedro Sánchez se quedan en esos dos territorios. En las tres comunidades gobernadas por barones críticos con Sánchez —Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura, aunque el presidente de esta última ha sido capaz de reconstruir cierto entendimiento con el líder del PSOE—, Ciudadanos no descarta ningún escenario. Es a estos presidentes —Emiliano García-Page, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara— a los que se refieren los dirigentes de la formación naranja cuando animan a disentir de Sánchez para allanar la posibilidad de un acuerdo.

Carmen Picazo, la aspirante por Castilla-La Mancha, se deja querer por PP y PSOE y habla incluso de las consejerías “clave” que su partido piensa reclamar. La formación de Casado sostiene que Picazo ya ha cerrado un pacto con el presidente socialista, García-Page, que nunca ha ocultado su disposición a llegar a un acuerdo de gobierno con los de Rivera si los resultados electorales lo permiten.

Daniel García-Calvo, el candidato por Aragón, también se abre a acuerdos a derecha e izquierda, siempre que no incluyan a “populistas” o “nacionalistas”, un veto que no extiende a Vox y que señala exclusivamente a Podemos y a la Chunta Aragonesista.

En Extremadura es Cayetano Polo, el aspirante naranja a la Presidencia, el que evita pronunciarse con el argumento de que aspira a ser el más votado. Si lo consigue, asegura, hablará con todos, incluido el PSOE.

El candidato a la Presidencia de Cantabria, Félix Álvarez, Felisuco, rechaza abiertamente levantar “cordones sanitarios absolutamente a nadie” en una comunidad en la que gobierna Miguel Ángel Revilla (PRC) con el apoyo del PSOE.

El número uno de La Rioja, Pablo Baena, no se cierra a nada, pero pone en el punto de mira al PP, en el Gobierno desde hace un cuarto de siglo. “Será complicado” que Cs vuelva a “confiar en un partido que no tiene ninguna intención de regenerarse”, declaró recientemente Baena. “Cuando sepamos los resultados, abriremos una ronda de negociaciones esperando poder liderarlas“, añadió.

Isabel Franco, aspirante por Murcia, tampoco cierra puertas, a pesar de que el presidente de la Región, Fernando López Miras (PP), le emplaza casi a diario a desvelar sus intenciones asegurando que ya ha pactado secretamente con el PSOE.

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En el Principado de Asturias el candidato, Juan Vázquez, se abre también a todo tipo de pactos, “de uno y otro lado”, siempre y cuando sea con partidos “moderados” y “constitucionalistas”, entre los que no excluye al PSOE, actualmente en el Gobierno.

La candidata por Canarias, Vidina Espino, también se esfuerza por mantener abiertas todas las puertas a la espera de conocer el resultado de las elecciones, con el objetivo de contribuir a sacar de la Presidencia a Coalición Canaria.

Por último, en Navarra la derecha española (Cs y PP) y la foralista (UPN) van unidas bajo la marca Navarra Suma, al igual que ocurrió en las generales. El candidato de Ciudadanos, Carlos Pérez-Nievas, es el tercero en dicha lista que encabeza el político de UPN Javier Esparza. La prioridad de Navarra Suma será excluir a los nacionalistas del Gobierno Foral.

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