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Crisis del coronavirus

Cuatro estudios, cuatro cifras: España, a ciegas sobre el contagio de los sanitarios tras casi dos meses de alarma

Sanitarios de Atención Primaria en el Centro de Salud de Llucmajor sometiéndose a los test de detección del covid-19.

"Tenemos el triste honor de liderar el ránking a nivel mundial de personal sanitario contagiado". Así de tajante se muestra María José García, portavoz del Sindicato de Enfermería Satse. Lo denuncia con datos en la mano. Concretamente, los de un estudio publicado por el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). A finales de abril, la institución concluyó que alrededor de un 20% de las personas contagiadas por covid-19 en España eran sanitarios. En Italia, otro de los países europeos más afectados por la pandemia, ese porcentaje caía hasta el 10%. En China, donde se originó el brote, al 3,8%. Sin embargo, todavía desconocemos qué porcentaje del personal sanitario ha sido contagiado. ¿Es mucho, es poco? En las últimas semanas, distintos organismos e incluso centros sanitarios han comenzado a realizar sus propios estudios para intentar averiguar cuál es la incidencia real de la enfermedad dentro de los trabajadores y las trabajadoras de la sanidad, sobre todo de cara a la desescalada y al inicio de la "nueva normalidad", tal y como la ha denominado el Gobierno. Y las cifras son muy dispares. Uno realizado en el Hospital Clínic de Barcelona afirma que el 11% del personal ha sido contagiado; otro del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid situó ese porcentaje en el 30%. Otro del madrileño La Paz, por su parte, lo elevó a más del 50%. ¿Por qué tanta disparidad?

Los profesionales sanitarios son los que se han enfrentado más de cerca al virus. Por eso también son un sector con un elevado número de contagios. Según los datos oficiales ofrecidos este jueves por el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, el número de sanitarios contagiados por el covid-19 ya roza las 46.000 personas. Pero la cifra podría aumentar. "Entre los profesionales sanitarios, igual que en algunos otros colectivos de especial interés, se están haciendo muchas más pruebas […]. Eso hace que nuestras cifras de profesionales sanitarios afectados puedan seguir aumentando un poco más", explicó en la rueda de prensa telemática que ofrece diariamente desde la Moncloa.

Por tanto, la cifra oficial no refleja el dato real. Ocurre de este modo lo mismo que pasa con la población en general: lo conocido es tan solo una estimación de la incidencia real del virus. Ahora, por tanto, vamos a ciegas. Pero España se encuentra ya en plena fase de desescalada, por lo que, a juicio de García, comienza a ser más importante que nunca la labor de detección del covid-19. Sobre todo entre los sanitarios, que tienen que comenzar ya a trabajar con pacientes que acudan a los centros médicos por otras causas diferentes al coronavirus. Esa es la razón por la cual, en las últimas semanas, distintos organismos e incluso hospitales se han puesto manos a la obra y han intentado averiguar qué porcentaje de personal ha desarrollado anticuerpos contra la enfermedad, ya sea porque la está padeciendo o la ha padecido ya. 

Uno ha sido el Hospital Clínic de Barcelona. Un estudio serológico coordinado por ISGlobal reveló que el 11,2% del personal sanitario de dicho centro había desarrollado anticuerpos contra la enfermedad. Es decir, o la había superado ya o estaba en ello. De 578 personas, 65 mostraron evidencias de infección. Algunas ya habían sido diagnosticadas con PCR [la prueba más fiable], pero otras ni siquiera llegaron a desarrollar síntomas. Y son esas las personas que suponen un mayor riesgo. Si no saben que tienen la enfermedad, no saben que pueden contagiar. "No hay nada más cruel que estar pensando que tu obligación es cuidar de los pacientes y puedes ser tú el que está propagando la enfermedad", lamenta García.

El Hospital Universitario Fundación Alcorcón, en Madrid, hizo otra investigación similar. Sus resultados, en cambio, fueron muy diferentes. En este caso, el 31% de los profesionales analizados, un total de 2.625, presentaba anticuerpos del tipo IgG, que se originan unas dos semanas después de haber contraído la enfermedad. Se invitó a participar a todos los trabajadores del centro, es decir, a 2.914 personas —incluidas las contratas de servicios como seguridad o limpieza—, pero no todos se ofrecieron, aunque sí supusieron más del 90%. María Velasco, jefa de Investigación del centro, aseguró en una entrevista concedida al diario Redacción Médica que al menos "la mitad" de las personas que habían dado positivo en el test serológico eran asintomáticos, un porcentaje que, según añadió, podría ser extrapolable al resto de la población. 

Otro hospital madrileño, el Clínico San Carlos, presentó unos resultados similares en su estudio. De una plantilla aproximada de 5.000 personas, el 29% había dado positivo en el test realizado (1.459 personas). En el Hospital La Paz, también de Madrid, ese porcentaje se elevó, en cambio, al 52%. En este caso, fueron 128 los profesionales que se sometieron a la prueba. 

Falta de uniformidad en las pruebas: necesidad de unificar

El 11%, el 30%, el 52%, etc. ¿Por qué son datos tan dispares? Según Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), esto se debe, ni más ni menos, a que los estudios que se han realizado hasta el momento no son uniformes. Cada uno ha escogido una muestra diferente y cada uno ha podido emplear un tipo de test también distinto. Y no todos tienen la misma sensibilidad. Sin ir más lejos, este miércoles el diario El País publicó una información en la que aseguraba que las 100.000 pruebas rápidas que había adquirido la Comunidad de Madrid tenían una fiabilidad inferior a la anunciada por la presidenta regional, la conservadora Isabel Díaz Ayuso. La Consejería de Sanidad del Ejecutivo autonómico, en cambio, desmintió la información. Aseguró, en este sentido, que se habían adquirido 50.000 test rápidos que tenían una fiabilidad del 80% y que se combinaban, además, con las pruebas de laboratorio ELISA, que miden en sangre los anticuerpos.

Pero eso es lo que, según el Gobierno regional, ocurre en Madrid. El problema es que no todas las autonomías realizan ni el mismo número de test ni con los mismos instrumentos. Ni siquiera todos los hospitales ni centros sanitarios. Para uniformizar el protocolo, el Ministerio de Sanidad informó este mismo viernes que facilitará a las regiones durante las próximas seis semanas un millón de kits. Además, "la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, ha validado a seis empresas españolas" que los fabrican, "de manera que existe oferta suficiente en el mercado para que las comunidades autónomas" puedan comprarlos. En todo caso, y aunque el Ejecutivo haya especificado las líneas maestras a seguir, la iniciativa y la coordinación recaerá en los entes regionales. El plan, denominado "nueva estrategia de diagnóstico del covid-19", ha sido coordinado con las comunidades autónomas a través de la Ponencia de Alertas y Planes y Preparación y Respuesta, en la Comisión de Salud pública y en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. El objetivo es, precisamente, unificar los criterios y que los sanitarios puedan acceder a las pruebas de una manera coordinada.

Es lo que venían reclamando organizaciones como la de Ezquerra y García. Porque si no, aseguran, los datos son tan dispares que no ofrecen ninguna conclusión clara, según Ezquerra y García. "Sorprenden las diferencias [entre estudios] y eso nos obliga a someter a todo el personal a una comprobación que se haga con los mismos criterios y los mismos métodos para que la información sea homogénea. Si no, si cada uno hace las pruebas de manera diferente, la fiabilidad de la información es muy relativa", indica Ezquerra. "Nosotros estamos pidiendo que se hagan test a todos los profesionales sanitarios de manera homogénea en todo el Estado. Cada Administración ha actuado en función de sus capacidades y de la disponibilidad de recursos y por eso salen cifras tan dispares", añade García. 

Benito Almirante, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), opina lo mismo. Ni todos los test valen ni todas las metodologías son las mismas. "Lo primero que hay que tener en consideración es que hay muchísimos test que se utilizan para hacer este tipo de estudios, y no todos tienen la misma sensibilidad a la hora de ofrecer resultados. En segundo lugar, hay que ver cómo se ha cogido la muestra. No es mismo que esté formada por todos los trabajadores de un hospital a que lo esté por los que más cerca han estado del virus. Por último, en tercer lugar, también es importante saber cuáles han sido las estrategias que han seguido en cada centro. Es posible que en algunos las medidas de protección al principio no fueran las adecuadas", explica. "Tiene que haber un programa para hacer las pruebas, reglado y bien estructurado, de manera que se defina previamente qué se va a hacer, cómo se va a hacer y cómo se van a interpretar los resultados. Si no, pasan estas cosas, que parece que en los sitios donde hay más contagios se han hecho las cosas fatal, cuando a lo mejor lo que ocurre es que la metodología utilizada no es la misma", concluye.

En este sentido, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid emitió este viernes un informe con el que quisieron "aclarar bien todas las pruebas que hay, todas las que se pueden hacer, cuáles son más fiables, cuáles son menos fiables y los grupos a los que evidentemente se necesita reforzar para hacerles estas pruebas", declararon a infoLibre. Y es que, en consonancia con el resto de fuentes consultadas, también aseguran que hay una falta de homogeneidad a la hora de realizar las pruebas fácilmente constatable. 

Informes del Ministerio de Sanidad y del Instituto de Salud Carlos III

En cualquier caso, los estudios de los hospitales no son las únicas investigaciones clínicas que han tenido por objeto averiguar la incidencia del virus entre el personal sanitario o el perfil de trabajador que se ha visto más afectado. El Instituto de Salud Carlos III publicó el pasado 4 de mayo un informe en el que se ofrecieron datos sobre cómo había afectado el covid-19 a los profesionales. Y a quiénes. Se analizaron los 30.660 positivos que correspondían a trabajadores y que habían sido notificados hasta entonces ante la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). Esa cifra suponía el 22% del total de casos covid-19 que habían sido notificados, un porcentaje muy similar al que estimó el ECDC. 

Según los principales resultados, el 76% de esos más de 30.000 profesionales contagiados eran mujeres de alrededor de 46 años. La mayoría había tenido tos, fiebre, escalofríos y dolor de garganta. Pero pocos necesitaron hospitalización. Según la institución, solo el 10,9% de esos profesionales fueron ingresados, solo un 1,2% fueron admitidos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y solo un 0,1% fallecieron —35 personas. En estos casos más graves, la mayoría eran hombres y una gran parte, además, presentaba patologías previas.

Al publicarse el estudio, CCOO emitió un comunicado en el que criticó que esos datos no hacían si no mostrar "la inseguridad con la que trabaja el personal sanitario". "El informe publicado por el Instituto de Salud Carlos III evidencia lo que desde CCOO venimos denunciando desde el inicio de la pandemia, la falta de medios de protección, que han dado como resultado el ingente número de profesionales contagiados", denunció el sindicato, que recalcó que también quedaba corroborado que el sanitario era un sector "altamente feminizado". 

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Precisamente, Ezquerra y García también consideran que los datos arrojados por los estudios de los hospitales muestran que la protección del personal sanitario no ha sido la misma. Y que en muchos centros no ha sido la adecuada. "Lo venimos denunciando desde el primer día, no tenemos equipos adecuados", dice García. "Indudablemente, el personal sanitario ha estado muy mal protegido. Empezó hace días a mejorar un poco, pero en algunos casos sigue sin ser la necesaria", añade Ezquerra.

Es algo a lo que también apuntó el propio Ministerio de Sanidad en un informe publicado el pasado 17 de abril. "El alto contagio entre el personal sanitario podría atribuirse a diferentes factores. En la fase inicial del conocimiento de la enfermedad, aunque la transmisión comunitaria era inexistente o muy baja, el desconocimiento de la transmisión de la infección a partir de casos asintomáticos pudo generar casos entre sanitarios indebidamente protegidos. Del mismo modo, esta transmisión por escasa protección pudo ocurrir posteriormente por el grave problema mundial de desabastecimiento de equipos. 

En ese estudio, además, se hizo alusión a una investigación realizada "en un hospital de Madrid" que, precisamente, evidenció lo que criticaron las fuentes consultadas: dependiendo de cómo se realicen las pruebas y de a qué muestra se estudie, los porcentajes son muy diferentes. "La proporción de infección de los sanitarios en contacto con pacientes de covid-19 fueron similares a los que no tenían contacto: 38% de los que se hicieron pruebas, 11,6% del total de los trabajadores del hospital, fueron positivos", recoge el documento. 

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