Manipulación informativa

El 'caso Inda-Villarejo-Ferreras’ abre el debate sobre la mala praxis de la prensa en España

Antonio García Ferreras en un momento de la emisión de ‘Al Rojo Vivo’.

La noticia según la cual “El Gobierno de Maduro pagó 272.000 dólares a Iglesias en el paraíso fiscal de Granadinas en 2014”, construida a partir de documentos falsos y de la que hablan el periodista de La Sexta Antonio García Ferreras y el excomisario José Manuel Villarejo en los audios publicados este fin de semana, sigue colgada en la web del digital OkDiario, creado y dirigido por Eduardo Inda, y es accesible para cualquiera que quiera leerla. A pesar de que todo el mundo sabe que es mentira.

La discusión entre el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, y el propio Ferreras acerca de si La Sexta sirvió de altavoz a una información falsa difundida por Inda a sabiendas de que se basaba en documentos fabricados a medida para desprestigiar a la formación morada y a sus dirigentes poco antes de unas elecciones se apoderó este lunes de las redes sociales, de las redacciones de muchos medios de comunicación y de las organizaciones de periodistas. Sobre la mesa, un doble debate: ¿Sabía el director y conductor de Al Rojo Vivo que la noticia de OkDiario era mentira? ¿Por qué mantuvo a Inda en su programa cuando ya sabía que la información era falsa? 

Ferreras ofreció su versión en el programa de este lunes. En ella reconoció que La Sexta no debió difundir la noticia publicada por OkDiario. “No deberíamos haber dado absolutamente nada, claro, pero entonces no sabíamos” que la cuenta bancaria de la que hablaba Eduardo Inda “no era real”.

En su defensa, el director de Al Rojo Vivo recordó que La Sexta difundió aquella información falsa con prevención, hablando de “una presunta cuenta” bancaria, citando “al medio que la sacaba como se hace habitualmente en todos los medios” y dando voz a Iglesias. “Lo primero de todo fue llamarle. Claro que nos parecía extraño y hasta burdo” el contenido de la noticia “y así lo decíamos. Pero la Policía decía que tenía ese papel y que lo estaba investigando”, se justificó. El fragmento de la emisión de Al Rojo Vivo de aquel día puede revisarse en este enlace.

Ferreras subrayó que no tiene “nada que ocultar” y que si se reunió con Villarejo hasta en tres ocasiones fue para averiguar la verdad. Lo que el excomisario le confirmó, que el documento era falso, se lo trasladó en persona al propio Pablo Iglesias. “Nunca hemos dado un información falsa sabiendo que lo es. Nunca. Ni esa ni ninguna otra. Ni sobre Podemos ni sobre nadie”. Así que “mienten por tanto cuando dicen que dimos una información falsa sabiendo que lo era. Eso es mentira”, subrayó. 

En Podemos sostienen lo contrario. Al menos Iglesias, que este lunes volvió a criticar con dureza a Ferreras. Le acusó de difundir la noticia de Inda sabiendo que era falsa y de proteger a “su amigo” Villarejo. Las explicaciones del director de Al Rojo Vivo son, en su opinión, “enormemente graves”. Porque el día que OkDiario publicó su noticia, Ferreras le “llamó y era evidente que esa información era un bulo. Y yo se lo dije. Le dije: ‘Antonio, ¿tú de verdad das verosimilitud a que yo tenga una cuenta en Granadinas a nombre de mi madre donde me ha ingresado dinero Nicolás Maduro?’ Y me dijo: ‘Pues evidentemente que no, peor lo voy a dar y mi trabajo como periodista consiste en darte a ti la palabra para que des tu versión”. 

Muy enfadado, en declaraciones a Rac1, Iglesias aseguró que ese razonamiento de Ferreras “es mentira. Eso no es periodismo, es basura. El periodismo no es dar una información falsa y darle la palabra a todo el mundo. Es comprobar si una información es real”. 

Complicidad

El exlíder de Podemos se mostró especialmente molesto con el tono “amigable” de la conversación entre Ferreras y Villarejo que revelan los audios. “Cuando hablaban por teléfono parece que se querían y admiraban bastante”. Retó a Ferreras a reproducirlos en su programa para que se escuche cómo le decía al excomisario “que esa información sabía que era falsa”. Y le echó en cara que cuando le contó que Villarejo le había confirmado la falsedad de la noticia, no solo le dijera que no había sido culpa del excomisario sino que se negara a revelar quién había fabricado el documento. “¿Tienes información de que se ha cometido un delito fahricando un dosier y lo único que vienes es a defender a tu amigo Villarejo? ¿Eso es periodismo? ¿O es tapar un delito?” Porque “si un periodista tiene conocimiento de un delito tiene que ponerlo en conocimiento de la Policía” para no ser “cómplice”.

El problema, según Pablo Iglesias, ya no es sólo Ferreras, sino “todos los que están sentados alrededor y que a cambio de un módico precio están allí blanqueando a alguien que públicamente ha dicho que él sabía quiénes eran los autores de esos informes falsos y no me lo dijo”. Hay “una estructura mediática mafiosa. Hay silencio de periodistas y políticos que temen no salir” en La Sexta si se pronuncian en contra el director de Al Rojo Vivo, acusó.

“Ferreras sabe que Inda es un mentiroso, un manipulador, y sin embargo le pone todos los sábados por la noche en su televisión para que mienta. Ahí hay una intención política: le sienta en su tertulia y conecta con su periódico sabiendo que miente. ¿Y por qué hace esto? Para hacer algo que hace un daño terrible al periodismo: entender que es legítima la mentira”. 

Ferreras niega intencionalidad alguna contra Podemos. “La Sexta mantuvo siempre una actitud muy crítica con las informaciones como el informe PISA, o la inventada conexión del entorno de ETA con Podemos”, que en cambio “tuvieron una amplísimo recorrido en muchos medios de comunicación”. “Que hubo una operación contra Podemos es una verdad como un templo, pero lo que hizo La Sexta entonces en tiempo real fue resistirnos” a ella. “Aunque seguro que también hemos aprendido para hacerlo mejor la próxima vez”, añadió. Pero ahora es Podemos, asegura, quien está “intentando hacer algo muy parecido. Es delirante”, zanjó en su peograma.

A lo largo de todo el día se sucedieron algunos pronunciamientos de organizaciones de periodistas acerca del caso Inda, como los colegios profesionales de Cataluña y el País Vasco. Horas más tarde los colegios de estas dos comunidades y los de Andalucía, Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Murcia y La Rioja —todos los existentes menos el de Aragón— difundieron un comunicado conjunto en el que manifestaron “su profundo rechazo a las prácticas que de estas grabaciones parecen deducirse y que resultan intolerables en cualquier periodista, que debe ante todo garantizar el derecho a la información de la ciudadanía”.

En cambio, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) guardaron silencio.

“No por obvio debe ser ignorado: los periodistas siempre deben contrastar la información y no publicar jamás aquella que se considere falsa; y en caso de confirmarse la falsedad, corregir con la mayor prontitud y con la máxima proyección posible”, recuerdan los colegios profesionales.

“Prácticas incompatibles con el periodismo”

La utilización de los medios en beneficio de “intereses espurios va mucho más allá del derecho a una línea editorial, totalmente legítimo, para adentrarse en prácticas incompatibles con el ejercicio de algo que pueda llamarse periodismo”.

Los colegios de periodistas destacan “que estas prácticas, aun siendo minoritarias en el ámbito de la comunicación, no ayudan a mejorar la credibilidad de una profesión que no pasa por su momento de mayor prestigio. Precisamente por ello es imperativo que el conjunto del periodismo exprese con rotundidad su repulsa hacia estos comportamientos, alejados de la ética profesional, que ponen en peligro el libre desarrollo de la democracia”.

“Los Colegios de Periodistas somos los principales interesados en la total transparencia del ecosistema informativo. Una ciudadanía informada sobre los posibles intereses de los grupos mediáticos es la mejor garantía de que las y los profesionales puedan desarrollar su labor informativa con independencia, y así el periodismo podrá seguir ejerciendo su papel como garante de la democracia y no convertirse en otro instrumento del poder”.

El Consell de la Informació de Catalunya, de común acuerdo con el colegio catalán de periodistas, también difundió una nota en la que denunció que “las malas prácticas de una minoría de periodistas de medios de comunicación no sólo perjudican la credibilidad del conjunto de la profesión, sino que estropean la democracia”. Las cloacas del Estado, aseguran, “han contado con la complicidad de algunos responsables de medios, periodistas, articulistas y tertulianos que, en la mayoría de los casos, sabían que se trataba de informaciones falsas”.

“Consideramos que es necesaria una regeneración democrática y que ésta no es posible sin, a la vez, una regeneración del periodismo en nuestro país” que el colegio y el Consell catalanes “se comprometen a impulsar” a través de un “proceso de reflexión colectiva”.

Nuevos audios de Villarejo desvelan cómo se gestó la noticia falsa de la cuenta de Pablo Iglesias en Granadinas

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Lo ocurrido estos días a cuenta de la información de OkDiario y su difusión a través de la Sexta se suma a la polémica desatada hace varias semanas después de que un exdirector de El País, Antonio Caño, reconociese públicamente que cuando dirigía el diario intentó impedir la entrada de Podemos en el Gobierno. O a las informaciones sobre la confusión entre poder y periodismo que reveló en su día en un libro el exdirector de El Mundo David Jiménez.

Eva Navarrete, portavoz de la Red de Colegios de Periodistas de España, cree necesaria una “reflexión global de todos los implicados en el ámbito del periodismo” y especialmente de las organizaciones profesionales que se ocupe en particular de la transparencia, porque “cada vez resulta más difícil saber quién está detrás de cada medio y eso perjudica mucho a la ciudadanía, que es quien tiene que tener las claves para poder interpretar lo que le estamos trasladando”.

“Quizá es el momento de pensar que hay que dar un paso más” allá de “ese debate permanente de si nos regulamos o nos regulan. Habría que empezar a pensar otra manera de funcionar”, también de la mano de las universidades, para defender la formación deontológica, y de actuar contra la vulneración de los principios del periodismo. “Esto es tarea de todos, de los colegios y los periodistas, que debemos denunciar la mala praxis y si hay que señalar, señalar” a quien corresponda. “La ciudadanía tiene que ver que cuando se actúa mal hay alguna respuesta”.

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