Andalucía

Díaz rompe la baraja electoral en busca de 40 años de poder sin interrupción en Andalucía

Susana Díaz, tras firmar esta tarde en el Palacio de San Telmo en Sevilla el decreto de disolución del Parlamento.

Cuando Susana Díaz rompió el Gobierno del PSOE con IU y fijó elecciones autonómicas en marzo de 2015 hizo algo más que indignar al que había sido su socio durante tres años, pillar con el pie cambiado a Podemos, sorprender al PP con su líder a medio consolidar y obligar a Ciudadanos a un sprint para llegar a las urnas. Lo que Díaz hizo fue abrir por primera vez el melón electoral tras las europeas de 2014, que habían agitado el panorama político español por la irrupción de Podemos. El melón ya no se cerraría hasta junio de 2016, con la victoria de Mariano Rajoy, el bloqueo posterior y el derribo de Pedro Sánchez, otra vez con Díaz como actriz protagonista. Ahora Díaz, tras haber concitado en torno a su decisión toda la atención posible, vuelve a abrir el melón con un adelanto electoral al 2 de diciembre que sacude el tablero político nacional.

El liderazgo en la derecha española, la salud de la confluencia Podemos-IU y el grado de entendimiento y capacidad de acuerdo entre los partidos dentro de cada bloque ideológico y de un bloque con otro se pondrán a prueba en Andalucía. También hasta qué punto es posible que se abra paso un debate político –en este caso sobre Andalucía– al margen del monotema catalán. Díaz se medirá en las urnas por segunda vez a Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía, coalición de Podemos e IU) y Juan Marín (Cs). La presidenta alegó la necesidad de "estabilidad" y la imposibilidad de sacar los presupuestos adelante tras la ruptura del pacto por parte de Ciudadanos como las causas del adelanto. No obstante, evitó atacar a Albert Rivera o Juan Marín o culparlos expresamente del anticipo electoral. Los naranjas son un socio potencial después de las elecciones.

Aunque Díaz no logró en 2015 la mayoría absoluta que ambicionaba, lo cierto es que la maniobra del adelanto no le salió mal. El PSOE ganó con 47 escaños –a 8 de la mayoría absoluta–, por 33 del PP, 15 de Podemos, 9 de Ciudadanos y 5 de IU. La presidenta, tras la humillación de 80 días de interinidad y dos sesiones de investidura fallidas, logró su objetivo a la tercera con el apoyo de Ciudadanos, que ha sido su sostén parlamentario durante más de tres años. Ahora la jefa del Ejecutivo andaluz, tras una legislatura marcada por su fracaso en el asalto al liderazgo del PSOE, vuelve a abrir fuego electoral en un ciclo que incluirá andaluzas, municipales, autonómicas y europeas, todo con la duda sobre la duración de la legislatura catalana y del Gobierno de Pedro Sánchez.

A partir de la cita andaluza, se avecina más de un año de vértigo electoral. Al término del ciclo que se abre en Andalucía el mapa del poder político en España estará recompuesto por completo. En Andalucía las encuestas, cada cual con sus matices, apuntan unánimemente a una victoria clara del PSOE, que en 2022 cumpliría 40 años en el poder, tomando como referencia su victoria electoral de 1982. Es la única comunidad autónoma donde sólo ha habido presidentes de un partido político.

La legislatura andaluza estaba ya agotada. Ciudadanos retiró tras las vacaciones su apoyo a Díaz argumentando el incumplimiento sobre las medidas de regeneración democrática. Los socialistas ya no tenían agenda legislativa verosímil por delante, ni apoyos garantizados para el presupuesto de 2019. El Gobierno andaluz llevaba en modo campaña desde el regreso de las vacaciones, con un intenso despliegue de agenda. La sonriente presidenta aparecía rodeada de multitudes en sus actos oficiales institucional. La Junta había lanzado una campaña de propaganda sobre los últimos cinco años, que es el tiempo que lleva Díaz en la presidencia –tras sustituir a José Antonio Griñán, que dimitió por la investigación de los ERE–. "Andalucía es una comunidad estable política y económicamente", decía el anuncio de la Junta, coincidiendo al milímetro con el mensaje habitual de la presidenta.

La oposición denunciaba la utilización de recursos públicos para hacer campaña encubierta. Todos los partidos le pedían a Díaz que despejara ya la incógnita de la fecha electoral. A estas alturas, ya no necesitaba un "relato" demasiado elaborado para justificar un adelanto de marzo a diciembre, poniendo fin a una legislatura que todos daban por amortizada.

Las razones de Susana Díaz

Tras firmar el decreto de disolución del Parlamento, Díaz compareció ante los medios antes de las 19.00 vestida de verde –color andaluz– y con el manual bien aprendido. "Andalucía necesita estabilidad. Tomo la decisión pensando en Andalucía y en que tenga estabilidad, seguridad y certidumbre. Creo que es mejor que cuando empiece el año Andalucía cuente ya con un nuevo Parlamento", afirmó. Sin atacar a Ciudadanos, afirmó que al no contar ya con su apoyo para sacar los presupuestos era imposible sacar las cuentas adelante, porque ni PP ni Podemos querían "comprometerse". "De IU no hablo, porque aritméticamente no era relevante y por la decisión de disolverse en Podemos", afirmó, en el mensaje más duro de toda la comparecencia. Díaz afirmó que en las semanas desde el regreso de las vacaciones ha observado el clima político y ha comprobado que no había apoyos para continuar impulsando la legislatura. Si no ha convocado antes, aseguró, ha sido por aprobar las leyes de igualdad y cambio climático, en el último pleno, celebrado en septiembre. La presidenta ya utilizó el argumento de la "estabilidad" para romper el acuerdo de la pasada legislatura con IU. Díaz afirmó que celebrar las elecciones en marzo sería además un "obstáculo" para cerrar un gobierno, por la proximidad de las elecciones autonómicas, municipales y europeas.

"Andalucía no se merece una campaña electoral de entre cinco y seis meses", añadió. Díaz aseguró que con el adelanto responde a "apelaciones" recibidas por relevantes agentes sociales andaluces. La presidenta ha contactado con los líderes de los sindicatos y la patronal en las últimas fechas y el retorno que ha obtenido era que era preferible convocar antes de la fecha inicialmente prevista. El otro motivo del adelanto, aseguró la presidenta, es que el 2 de diciembre permite celebrar las elecciones "con acento andaluz". Es decir, Díaz afirma que quiere evitar que posibles desestabilizaciones políticas a nivel estatal o catalán condicionen el debate autonómico. También subrayó la idea de que lo importante no es que empiece "un gran ciclo electoral", sino que se trata de unas elecciones "importantes por sí mismas". "Andalucía necesita un horizonte despejado", afirmó. Busca "la fortaleza que da el respaldo mayoritario de las urnas". Díaz aseguró que el presidente Pedro Sánchez fue la primera persona a la que llamó para comunicar su decisión cuando la tuvo adoptada. Dijo que tras las elecciones lo primero que hará –si gana– será impulsar "unos presupuestos expansivos".

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Incentivos para el adelanto

Ya se habían publicado titulares precipitados que situaban las elecciones en el 28 de octubre, luego el 18 de noviembre, luego el 25. Todas las fue dejando pasar Díaz. La siguiente posibilidad era el 2 de diciembre. Y no la ha dejado pasar. La campaña comenzará el 16 de noviembre y terminará el 30. El 1 de diciembre será la jornada de reflexión. A efectos prácticos, ya estamos en campaña. Y más, desde este lunes. El 2 de diciembre los andaluces están llamados a votar. El 27 de diciembre se constituirá el nuevo Parlamento.

Con el paso del tiempo se habían acumulado los incentivos para el adelanto, una decisión personal e intransferible de la presidenta, en atención al artículo 127 del Estatuto. El efecto electoral positivo sobre la marca PSOE por la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa podría ir a menos. Si la crisis catalana se enconaba, Ciudadanos tendría opción de recuperar parte del vigor perdido con el ascenso de Sánchez a la Moncloa y de Pablo Casado a la presidencia del PP. Cuanto antes moviera ficha Díaz, menos probable era que otras maniobras electorales condicionaran su decisión. La presidenta no quería que las autonómicas coincidiesen con las generales. Sánchez, por su parte, tiene previsto celebrar el 26 de octubre una reunión del Consejo de Ministros en Andalucía que ya tenía sabor preelectoral, pero que ahora adquiere aún más.

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