¿Verdad o mentira?

Feijóo responsabiliza de los fuegos al "terrorismo incendiario"

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

Los más de 200 incendios que han arrasado el noroeste peninsular vuelven a poner sobre la mesa la hipótesis nunca confirmada de una trama organizada. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguraba el lunes en rueda de prensa que Galicia está "harta de que se relativice la actividad incendiaria cuando se habla de terrorismo incendiario". El delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, respaldaba al líder gallego al señalar que "algunos lo califican como terrorismo incendiario, uno de los calificativos que se le pueden aplicar". El martes, la ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, explicó que están "preparados para apagar incendios", pero no lo están "para incendiarios".

El mismo lunes, el fiscal delegado de Medio Ambiente en Galicia, Álvaro García, recalcaba en una entrevista en la Cadena Ser la imposibilidad de determinar todavía el origen de los fuegos. "Es muy difícil decir si un incendio es intencionado o no. Es muy complicado aislar el punto de inicio. Es momento de esperar a las investigaciones. Debemos no especular", aseveraba. Hasta el momento ningún sospechoso ha sido detenido.

La especulación en torno a la existencia de acciones coordinadas que prenden la llama en los montes gallegos ha sido un recurso habitual para quienes han estado al frente de la Xunta de Galicia. Ya en la década de los noventa el entonces consejero de Agricultura bajo el mandato de Manuel Fraga y ahora presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría, se refería a pequeños paracaídas incendiarios que los responsables del fuego supuestamente lanzaban a los montes gallegos con el objetivo de generar una oleada de incendios.

En 2006, la comunidad sufrió uno de los episodios más duros en materia de incendios forestales. La primera quincena de agosto quedó marcada por las llamas, que dejaron a su paso cuatro muertes y 77.000 hectáreas calcinadas. Tanto la Xunta de Galicia, con el socialista Emilio Pérez Touriño al mando, como el Gobierno de Madrid, también liderado por el PSOE, se apuntaron a la teoría de la existencia de mafias organizadas detrás de los incendios.

La entonces oposición conservadora, encabezada por Núñez Feijóo y Mariano Rajoy, se preparaba para las elecciones municipales que se celebrarían en mayo de 2007 cargando contra la gestión forestal de los responsables políticos. El PP organizó diversas movilizaciones contra la teoría del terrorismo incendiario que ahora defiende. En aquel momento el fiscal coordinador de la actividad incendiaria en suelo gallego ya desmentía dicha hipótesis, al subrayar la ausencia de cambios en la tipología y el número de los fuegos intencionados respecto a los años anteriores.

El ingeniero forestal Juan Picos, profesor en la Escola de Enxeñaría Forestal de la Universidad de Vigo, se remite precisamente al precedente de 2006 para negar la existencia de cualquier tipo de trama. "No podemos llevar casi cien años con incendios en Galicia, norte de Portugal, Asturias, oeste de Castilla y León, y que esto dependa de alguien que se ha puesto de acuerdo para hacerlo y no tener ni una evidencia", asevera el experto. Precisamente en el año 2006, "la Guardia Civil y la Fiscalía hicieron un esfuerzo enorme para intentar localizar culpables y sus conclusiones fueron que no existían", así que "esto no puede haber cambiado".

Con él coincide Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción, quien entiende que "no existe ningún indicio ni ninguna prueba" que sostenga la teoría de las mafias. "Los políticos gallegos –añade– utilizan referencias a estas tramas de forma sistemática, igual que en 2006". En aquellos años "los datos demostraron nuevamente que no existían". Por el contrario, subraya el ecologista, son varios los elementos que explican los incendios en el noroeste peninsular, entre los que se encuentra la "situación de abandono de los montes", el cambio climático o la intencionalidad. "No estamos hablando automáticamente de pirómanos, sino también de ganaderos para obtener pastos o para quemar rastrojos". A ello, continúa, hay que unir las "malas decisiones políticas como no haber dado seguimiento a los contratos de las brigadas, o como la ausencia de una buena política de desarrollo rural". 

En todo caso, explica Oberhuber, "en ningún momento se puede decir que hayamos visto una coordinación". El motivo por el que gran parte de los representantes políticos recurren a este "terrorismo incendiario" responde, a juicio del activista, a que "no se toman en serio el riesgo del incendio hasta que se desborda la situación, porque ante situaciones tan críticas como la de este fin de semana y el desconocimiento de lo que ocurre en el entorno, se utiliza esto como una excusa un poco burda para huir de la responsabilidad política".

Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace España, se suma a la condena recordando una vez más los episodios vividos en 2006. Aquel verano "se repitió el mismo drama pero con los papeles cambiados", reflexiona. Ante ello, "el fiscal ordenó un informe y lo descartó finalmente". El propio Soto elaboró hace once años un documento [consultar en este enlace] recordando las veces en que políticos gallegos habían hecho alusión a la hasta ahora inexistente, o no probada, trama incendiaria. "No hay tramas, hay una sensación de impotencia muy grande que genera especulación", explica el ecologista, quien enumera algunas de las hipótesis que se han barajado hasta el momento en cuanto a los responsables de los fuegos, y que van desde "los narcos que quieren distraer la atención de la Guardia Civil" hasta "brigadistas sobre los que finalizaba el contrato". No obstante, matiza, "el hecho de que exista alguna de estas razones puntualmente no explicaría el fenómeno global, que es multifactorial". Lo que está claro, zanja, es que el problema de los incendios "no está orquestado".

El concepto de "terrorismo incendiario" empleado ahora por Feijóo, por tanto, no es en absoluto novedoso, sino que ha protagonizado los discursos oficiales esgrimidos ante los incendios en territorio gallego. Palabras que sin embargo nunca han ido acompañadas de pruebas que demuestren tales tramas organizadas. Por este motivo, la afirmación de que los incendios en Galicia se explican por un supuesto "terrorismo incendiario" es rotundamente falsa.

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Acción no organizada

La Memoria de la Fiscalía en ningún caso contempla una posible acción organizada. Según señala el documento emitido por la institución, basándose en datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, la media de siniestros forestales en 2016 se situó por debajo de la media del decenio comprendido entre 2006 y 2015, con un total de 8.817 frente a los 13.126 de media en la década anterior. Aunque 2016 fue un año con "un importante número de grandes incendios forestales", ascendiendo a 22 y superando en un 46,6% los registrados en 2015, la superficie afectada por los mismos –32.533,99– fue un 17,6% inferior a la del año anterior.

En cuanto a los autores del fuego, el año dejó a un total de 449 personas implicadas, 51 detenidas y 398 investigadas, lo que supuso un incremento del 4,66% en comparación con el balance anterior. Respecto a la causalidad, la razón más frecuente de incendios forestales en el país "continúa siendo las quemas, tanto de residuos y restos forestales o agrícolas como regeneraciones de pasto", motivo que aglutinó el 54,88% de los motivos. Sobre los siniestros de origen intencionado, el pasado año dejó un descenso notable de los fuegos provocados por "perturbados o pirómanos", ocupando el 37,08% del total. Las conocidas como "prácticas tradicionales inadecuadas" ocupan el 29,21%.

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