El final de ETA

El Gobierno vasco pide la disolución de ETA y dice que su entorno empieza a asumir que debe reconocer el daño causado

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El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, ha considerado "incompatible" con la actual sociedad vasca que ETA subsista, "ni tan siquiera como organización civil". De este modo, ha defendido que "lo mejor para todos, incluidos los integrantes de la banda, sería que se disolviera cuanto antes".

En declaraciones a Cadena Ser, recogidas por Europa Press, el consejero vasco ha recordado que el Gobierno vasco "ni organizó ni convocó" la movilización desarrollada en la tarde del sábado en Bayona (Francia) y, "de haber estado en su mano, habría habido cosas que se hubieran hecho de otra manera".

Por otro lado, entre los desafíos de cara al futuro, ha subrayado el de construir un relato "lo más compartido posible" que haga además "justicia con las víctimas".

Tras afirmar que ETA es una organización que está "inexorablemente abocada a desaparecer y disolverse", ha considerado que no tiene sentido que, una vez desarmada, continúe "viva, ni tan siquiera como organización civil".

"Nosotros no lo vemos. En una sociedad como la vasca, en la que se está construyendo una memoria crítica del pasado, una realidad de este tipo sería incompatible con la subsistencia de una organización como ETA. No me atrevo a hacer vaticinios porque depende de ellos, pero lo mejor para todos, incluidos los integrantes de la banda, sería que se disolvieran cuanto antes", ha indicado.

En lo que respecta a la entrega de armas, ha valorado que la primera declaración realizada desde el Ministerio del Interior francés fue positiva, y ha incidido en que, "quien mejor puede valorar la envergadura del arsenal, es la propia autoridad francesa". "A expensas de un inventario de las armas más detallado, la declaración de la autoridad francesa es claramente elocuente", ha añadido.

Asimismo, ha incidido en que el Gobierno vasco ha querido estar en "todos los lugares en que tenía que estar para que el desarme se produjera en los términos pactados" –legal, completo, verificado, unilateral y sin contraprestaciones–.

"Éstos han sido los criterios y todas las partes han aceptado. El Gobierno vasco ha estado ahí intentando que se respetara. No se ha reunido directamente con ETA este tiempo pero sí hemos hablado con los actores que han participado en el proceso. Con los artesanos de la paz, con el Comisión Internacional de Verificación, con las instituciones y responsables del Gobierno español y francés", ha indicado, para añadir que las partes han mantenido "una interlocución eficaz".

Además, ha recordado que había un compromiso del lehendakari, Iñigo Urkullu, de informar a Mariano Rajoy de todo lo que considerara relevante con el proceso, y "la lealtad ha sido total".

En cuanto a la participación de la iglesia en el desarme, ha afirmado que "no ha sido el actor principal". "Hay que distinguir entre quienes han llevado a cabo actuaciones concretas, han contribuido a facilitar las cosas y los que no han puestos obstáculos pudiendo haberlos puesto y han permitido que las cosas se lleven a cabo. El Gobierno español estaría en este tercer grupo", ha añadido.

Presos

En cuanto al acercamiento de los presos de ETA, Josu Erkoreka ha recordado que el Ejecutivo vasco ha tenido, desde hace años, un planteamiento en relación a la política penitenciaria en virtud del cual "cabe una política penitenciaria distinta incluso en el marco de la legislación vigente".

"Una gestión acorde a los tiempos. Por razones humanitarias y de sintonía y coherencia con los principios que inspiran la legislación penitenciaria sería bueno", ha valorado. 

A su juicio, tras el desarme se da un escenario "importante" para trabajar de manera "consensuada en pos de una convivencia normalizada y sería bueno empezar a trabajar consensos entre instituciones y partidos, también en lo relativo a las bases de la convivencia democrática de cara al futuro".

"Sería bueno empezar a trabajar consensos en torno a una política penitenciaria más acorde a los tiempos sin necesidad de modificar la legislación penitenciaria", ha añadido. 

De este modo, ha reiterado que la propuesta del Gobierno vasco, que prevé para los presos un alejamiento máximo de 250 kilómetros de Euskadi, "podría llevarse a cabo, sería viable". "La realidad penitenciaria española lo permitiría y, seguramente, arrojaría resultados positivos de cara a distender la situación y poner las bases de una convivencia futura más normalizada", ha apuntado.

No obstante, ha considerado que, "más que priorizar objetivos tras el desarme, y jerarquizar metas", sería bueno "dar prioridad a la búsqueda de acuerdos políticos e institucionales".

Acto de Baiona

Respecto a la movilización desarrollada en la tarde del sábado en Bayona, Erkoreka ha recordado que el Gobierno vasco "ni organizó ni convocó la concentración" y tampoco estuvo presente en la misma. "De haber estado en su mano, habría habido cosas que se han producido en las últimas semanas que se hubieran hecho de otra manera. Ésta es una de ellas", ha señalado.

Otra de las cuestiones que ha considerado que se debía haber desarrollado de otro modo es que "no se comunicara tres semanas antes públicamente la fecha" en que se iba a producir el desarme porque eso ha generado "dinámica desasosiego y tensión por parte de actores políticos y medios de comunicación".

"Uno de los artesanos anunció la fecha. No éramos partidarios de que se hiciera público con tanta antelación, pero no es momento de entrar en reproches", ha expresado.

Entre los desafíos de cara al futuro, ha subrayado el de construir un relato "lo más compartido posible", ya que "los relatos sobre la sociedad, la historia y acontecimientos históricos en una época como la actual, con sociedades plurales, no van a ser únicos". De este modo, ha abogado "por buscar un relato que haga justicia a la memoria de las víctimas.

"No creo que nadie ponga en cuestión que hubo una organización terrorista que causó miles de víctimas y que, con el desarme, pone de manifiesto que todos los asesinatos cometidos están injustificados y podían habérselos ahorrado a la sociedad vasca", ha indicado.

A su juicio, se trata de un principio que "nadie va a poner en cuestión" y ha considerado que en el entorno de la izquierda abertzale "se empieza a asumir la necesidad de reconocer el daño causado por una organización que nadie autorizó se constituyera". "El balance definitivo no es positivo, es todo lo negativo que cabría imaginar. Daño produjo mucho y resultados nada", ha añadido.

Por otro lado, ha reconocido que es "motivo de preocupación" que haya colectivos –en referencia al sector crítico con la izquierda abertzale– que "no hayan sido capaces de asumir las lecciones de la historia y no sean capaces de incorporar las experiencias muy recientes de jóvenes que han vivido situaciones muy amargas por haberse implicado en estrategias de violencia".

"Albergo la esperanza de que esto se pueda superar mejor antes que tarde, y esos colectivos asuman que en una convivencia democrática no tiene que haber lugar a la violencia. La izquierda abertzale dice que es un movimiento marginal", ha finalizado.

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