Desarrollo sostenible

Los grandes incendios forestales serán cada vez "más grandes y destructivos"

Incendio de Pampilhosa da Serra (Portugal).

Raquel Maluenda

La Fundación Alternativas presenta este miércoles en el Jardín Botánico de Madrid el Informe sobre Sostenibilidad en España 2017, que ha realizado con la colaboración de Ecoembes. En él, revisa la situación a nivel internacional de los principales indicadores sobre sostenibilidad ambiental de la Tierra y apremia a la acción para evitar más catástrofes relacionadas con el cambio climático y la acuciante escasez de recursos naturales, que afecta "con especial gravedad" a las regiones más vulnerables del globo. 

El informe repasa los últimos avances de la Unión Europea en la promoción de una economía circular y en la reducción de las emisiones, y analiza la sostenibilidad de los modos de vida de los europeos. En el caso español, el documento pone el foco en cinco grandes áreas imprescindibles para lograr el desarrollo sostenible del país: la economía circular, la política energética, la regeneración urbana, el turismo y la política española contra los incendios.

Esta última, de gran actualidad por el ya controlado incendio de Moguer (Huelva), sería fundamental para poner fin a la "lacra" que asola cada año a bosques que cubren "más del 40% de la superficie europea" y que constituyen uno de los ecosistemas "más valiosos del planeta". Su importancia, defienden, se debe a que "regulan el ciclo del agua, protegen el suelo, minimizan el riesgo de inundación, albergan la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra, representan uno de los principales sumideros mundiales de carbono y suponen una excelente oportunidad para el desarrollo rural".

Pero "la superficie de bosque ha aumentado más de un tercio desde 1900 en Europa", advierte el informe, a diferencia de la de las selvas tropicales de la Amazonia, Indonesia o la Cuenca del Congo. El cese de las actividades tradicionales de monte, la reducción de los campos de cultivos y del pastoreo y el despoblamiento rural han contribuido a esta "reconquista". 

Sin embargo, a pesar de este crecimiento, "el paisaje forestal europeo se encuentra profundamente alterado". Según Alternativas, la ausencia de gestión y planificación ha conducido a muchos bosques al abandono y, como consecuencia, ha provocado que hoy sufran "problemas de plagas y enfermedades, procesos erosivos y, en países del arco mediterráneo como Portugal, Grecia, Italia, España o sur de Francia, grandes incendios forestales". Además, el escrito avisa de que "si no se toman medias urgentes", con el cambio climático la situación "tenderá a agravarse".

Los incendios forestales no escapan al cambio climático

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha alertado de que los ecosistemas mediterráneos están "entre los más vulnerables del mundo" y sufrirán "impactos muy severos" sin una reducción drástica de la emisión de gases de efecto invernadero, según recoge el informe. 

El incremento de las temperaturas causará, así, "periodos más fuertes de sequías" y olas de calor extremas "más frecuentes y duraderas". Lo que sumado a la reducción estimada de los días con precipitaciones de un 25 por ciento ocasionará que la duración de la temporada de incendios sea mayor. "Si el aumento de temperatura global supera los 2°C, los días de riesgo de incendio se incrementarán en hasta seis semanas al año", prevén.

Esta situación supondrá un acrecentamiento de la sequedad del suelo, que someterá a la vegetación a "condiciones hídricas más severas", agudizando su inflamabilidad y combustibilidad y, por tanto, incrementando el riesgo a sufrir grandes incendios forestales (GIF) —más de 500 hectáreas— con "más frecuencia e intensidad".

No obstante, el documento afirma que "los posibles impactos del cambio climático sobre los bosques van mucho más allá" de este aumento. El crecimiento de las temperaturas, el descenso de las precipitaciones y los frecuentes episodios extremos "someterán que las masas forestales a fuertes situaciones de estrés". Su consecuente debilitamiento, "junto con una mayor incidencia de plagas y enfermedades", hará que muchos bosques sean sustituidos progresivamente "por otras especies mejor adaptadas a la aridez". Según las predicciones, "la mitad sur de la Península Ibérica entrará en una clara africanización y la mitad norte, se verá mediterranizada".

Grandes incendios forestales "más violentos e impactantes"

En las últimas décadas, la cifra de siniestros se ha reducido considerablemente —en el periodo 2006-2015, un 37% con respecto a la década anterior—. Lo mismo sucede con la superficie afectada por los mismos, al tiempo que la eficacia de los dispositivos de extinción ha progresado, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

Sin embargo, el texto advierte de que "el problema de fondo no son los incendios en general, sino aquellos de alta intensidad y difícilmente controlables". Los avanzados sistemas de extinción actuales "no han logrado reducir el número de GIF (23 de media cada año)", lo que Alternativas considera un "claro síntoma del estado de vulnerabilidad de las masas forestales".  Aunque los GIF "apenas suponen un 0,12% del total", en ellos arde el 37% de la superficie que se quema anualmente.

Según la fundación, los grandes incendios no solo no decrecen, sino que cada vez son "más grandes, destructivos e imposibles de apagar". Así, en el último decenio, han incrementado su tamaño un 25 por ciento y en 2015 "fueron un 50% más grandes". El informe señala la peligrosidad de esta tendencia en el actual contexto de cambio climático, ya que se ha demostrado que "a más calor, más incendios, y más grandes".

El hombre, detrás del 96% de los incendios forestales

Ya sea por negligencia o de forma intencionada, "la mano del hombre está detrás del 96% de los incendios forestales", según refleja el informe, que atribuye en gran medida la elevada cifra al "arraigado y generalizado uso del fuego en el medio rural como herramienta de gestión para la regeneración de pastos o para la quema de restos agrícolas".

Asimismo, Alternativas considera que el elevado porcentaje de incendios intencionados evidencian la existencia de "importantes conflictos sociales y económicos en algunas regiones rurales". Concretamente, el documento expone que "el 55% de los siniestros son intencionados y en ellos se quema el 60% de la superficie forestal afectada". Las motivaciones principales de estos serían quemas agrícolas ilegales (43%) y quemas para la regeneración de pastos (26%). Pero se desconocen los motivos reales del 40 por ciento que llevaron a los causantes a originar el fuego.

Por otra parte, el riesgo de grandes incendios ha crecido por las "favorables condiciones que encuentran las llamas para propagarse en el monte". El abandono de actividades tradicionales en él y el despoblamiento rural han "incrementado considerablemente" su cantidad de biomasa, lo que hace que las llamas se propaguen a "mayor velocidad y virulencia", siendo más difícil el acceso y ataque por parte de los dispositivos de extinción.

Políticas "no suficientemente eficaces"

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La Fundación Alternativas analiza las políticas de lucha contra los incendios y concluye que "evidencian no ser lo suficientemente eficaces para reducir las altas tasas de siniestralidad y para disminuir el impacto de los grandes incendios". Entre las razones que argumenta el informe destacan que no todas las comunidades autónomas hayan identificado las Zonas de Alto Riesgo de Incendios (ZARI) —como exige la Ley de Montes desde 2003— y los recortes en materia de prevención

Precisamente, Alternativas pone el foco en esta última, a la que considera fundamental para reducir el impacto de los incendios en España. "La clave está en cambiar el actual modelo de lucha contra los incendios, basado casi en exclusiva en un avanzado y eficaz dispositivo de extinción e invertir en prevención activa", expone.

Para ello, exige un "compromiso político serio y a largo plazo" centrado en la reducción de los siniestros,  ya que "evitar que se produzcan es mucho más barato, rentable y seguro que tener que apagarlos", y en disminuir el impacto de los GIF, mediante "políticas territoriales que hagan los paisajes menos vulnerables a las llamas".

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