Las 'huelgas de juguetes' de Garzón para combatir el sexismo ya las convocaron antes comunidades del PP

La infancia es, junto con la adolescencia, la época clave para el desarrollo físico, social y conductual de una persona. Entre los 18 y los 24 meses los niños toman conciencia de su cuerpo y de las diferencias anatómicas entre niños y niñas. A los cuatro años, empiezan a aprender sobre estereotipos y las relaciones de estatus-poder que marcan los roles de género. Autoras como Carter y Levy (1988) y Martin, Eisenbud y Rose (1995), fueron de las primeras en investigar las preferencias en la selección de los juguetes, determinando que, a esa edad, ya se escogen juguetes indicados para cada género y se rechazan los contrarios. 

Pese a que en los últimos años se han eliminado de la publicidad las muestras de sexismo más llamativas, tal y como recogen diversos estudios, se ha aumentado otro tipo de mecanismo que estimula la segregación de género como separar de forma más marcada el tipo de juguete según sexos (vehículos y acción solo para ellos), la distinción entre espacios (el hogar como único espacio para ellas), y el aumento de la "afectividad" según lo que transmite el juguete (valor restringido solo para ellas).

Este sexismo ha llamado la atención del Instituto de la Mujer. Según un informe elaborado durante la campaña navideña 2019/2020, titulado Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿Promoción o ruptura de estereotipos de roles de género?, las niñas aparecen habitualmente como cuidadoras, madres o esposas y tienen roles muy vinculados con la belleza personal (el 34% de los 200 anuncios analizados vinculan a niñas con profesiones de peluquería y estética),  mientras que los niños son guerreros, héroes o aventureros (la actividad de piloto, policía o militar/policía representan el 50% de estos anuncios).

Con este estudio como guía, el ministerio de Consumo capitaneado por Alberto Garzón ha dirigido una campaña simbólica para sensibilizar sobre la publicidad sexista dirigida a la infancia. Bajo la etiqueta #HuelgaDeJuguetes y a través de un vídeo distintos personajes de animación, el ministro de Unidas Podemos trata de transmitir el mensaje de que "la mayoría de la publicidad de juguetes reproduce estereotipos que limitan el desarrollo personal en la infancia y consolida la desigualdad de género", en sus propias palabras. 

Una campaña que estaba previsto que concluyera el pasado jueves con la presentación de una Guía para la elección de juguetes sin estereotipos sexistas, presentada por el ministro de Consumo. Finalmente este acto tuvo que realizarse el viernes de manera telemática tras la cuarentena preventiva de Garzón, por un contacto estrecho con un positivo de covid-19. "Cuando trasladamos a las niñas, sobre todo, a través de los anuncios y la publicidad que los juguetes que están dirigidos para ellas son juguetes de cuidados, les estamos diciendo como sociedad que se tienen que encargar de esas tareas cuando son adultas", ha lamentado el ministro en el acto. "Esperemos que esta guía pueda contribuir a abrir una sociedad más igualitaria", ha zanjado.

Galicia, Andalucía, Murcia y Castilla y León cuentan con campañas similares

La derecha se ha puesto en pie de guerra ante esta iniciativa siguiendo el mismo patrón de otras campañas impulsadas por Consumo como la reducción de productos cárnicos y azucarados. La declarada animadversión de líderes como Pablo Casado e Inés Arrimadas contrasta con las campañas que se han puesto en marcha en gobiernos en solitario del Partido Popular, como Galicia, y conjuntos con Ciudadanos, como Andalucía, Murcia y Castilla y León, en contra de los juguetes sexistas.

"Campaña: Juguetes para la igualdad. Jugamos igual. Los juguetes no tienen sexo", reza la campaña de la Xunta de Galicia. "Nuestro futuro está en juego", es el lema elegido por la Junta de Andalucía. "¿Jugando con claves? Claro, voy a ser ingeniera industrial", es el mensaje de la Región de Murcia. "Jugar para ser iguales. Por un juguete no sexista", es la consigna elegida por el gobierno de Castilla y León.

Pese a ello, la extrema derecha, representada por Vox, ha sido la más beligerante contra Garzón. "Que el ministro Garzón se olvide de decirnos a los padres qué le podemos pedir a los Reyes Magos. Ahora quiere recomendar qué pueden comprar a las niñas y a los niños para que no sean sexistas. ¿Sabe lo que le digo? Que me voy a hinchar a comprar muñecas y cunas a las niñas y a mis sobrinos coches, tractores, tanques, grúas y arcos", fue el argumento de Rocío Monasterio, la portavoz de la formación en la Comunidad de Madrid, en una entrevista en esRadio.

Para la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, la campaña de Garzón es "una ocurrencia". "Mucho sectarismo, mucho tiempo libre y mucho dinero de todos los españoles para gastarse en ocurrencias como esta", escribió a través de su cuenta de Twitter. El eurodiputado Luis Garicano también se pronunció en la misma línea tachando la campaña de "frivolidad".

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Por su parte, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, calificó de "chorrada" la iniciativa en la sesión de control del pasado miércoles. "Tanta chorrada de 'niñes', de huelga de juguetes y de bollos y dibujos en euskera, pero usted deja desprotegidos a los menores. Además, con su despilfarro, les quita la educación y les quita hasta el futuro de las pensiones", fueron sus palabras dirigidas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El equipo de Garzón presume de estrategia comunicativa: "El impacto es muy grande"

En el ministerio de Consumo presumen del impacto que están generando sus campañas. Fuentes cercanas a Garzón creen que "influyen varios factores" para el "éxito" de sus iniciativas: "Se han hecho buenas campañas con enfoques originales, que han tratado temas transversales de interés general", sintetizan en conversación con infoLibre. Además, señalan que Garzón "es un ministro que domina muy bien los códigos de la comunicación".

Asimismo, desde la cúpula de Izquierda Unida se muestran "muy satisfechos" con el hecho de que Garzón esté "politizando" el consumo y “abriendo una nueva batalla en este frente". "Es un cambio del modelo de país", aseguran, pese al intento que ha habido, a veces desde el propio gobierno de coalición, por "tratar de ridiculizar" sus propuestas.