Sanidad

La inversión pública en prevención en salud ha caído más de un 30% desde el inicio de la crisis

Imagen de archivo de una campaña de vacunación contra la gripe.

El dinero que las administraciones públicas destinaron a invertir en prevención y salud pública se ha reducido más de un 30% desde el inicio de la crisis. Así lo constata el informe Sistema de Cuentas de Salud [consultar en PDF, aquí] elaborado por el Ministerio de Sanidad. En cifras absolutas, el descenso ha sido de 799 millones de euros, pues la inversión ha pasado de 2.645 millones de euros en 2009 –cuando se elaboró el último presupuesto antes de la recesión– a 1.846 en 2014 (últimos datos publicados).

Por partidas, la que ha sufrido una caída mayor en el período analizado es la definida en el informe como "otros servicios de salud pública" y en la que se incluyen apartados como la vigilancia epidemiológica, es decir, la realización de estudios sobre los problemas de salud emergentes o relevantes; la protección y promoción de la sanidad ambiental; o la promoción de la seguridad alimentaria. El dinero destinado a estos capítulos se redujo en 567 millones al pasar de 1.254 millones en 2009 a 687 en 2014 (-45,2%).

También el apartado de "medicina del trabajo", en el que se incluye todo lo relacionado con la protección y promoción de la salud laboral, ha sufrido un fuerte retroceso al pasar de tener un presupuesto de 12 millones de euros, a apenas siete (-41,7%). Por otro lado, la salud materno-infantil y los servicios de planificación familiar vieron reducidas sus asignaciones en 70 millones de euros al pasar de 431 millones de euros en 2009 a 361 en 2014 (-16,2%).

El recorte ha sido similar en los servicios de medicina escolar, en los que la administración ha pasado de invertir 122 millones a 103, es decir, un descenso de 20 millones (-15,6%). También llama la atención el hecho de que se haya esfumado –ha pasado de cuatro millones de euros a cero– el presupuesto para la prevención de enfermedades transmisibles, precisamente en un período en el que han reaparecido enfermedades que se creían en vías de extinción en los países desarrollados (tuberculosis, lepra...).

Prevención y ahorro  

Los expertos coinciden en la importancia de invertir en políticas de prevención y salud pública como vía para disminuir el desarrollo de dolencias en el futuro, pero también como un método eficaz para reducir la factura sanitaria, pues una persona que está enferma acude al médico en más ocasiones, necesita más medicinas y coge más bajas laborales. De ahí que sea muy importante la prevención de ciertas patologías como, por ejemplo, las que surgen relacionadas con el tabaquismo u otros hábitos no saludables. 

En este sentido, según datos de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), los pacientes que tienen cinco puntos más de índice de masa corporal (IMC) tienen un riesgo un 40% superior de ser diabéticos. Y es que la obesidad es un factor de riesgo para enfermedades como la diabetes tipo dos, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. De hecho, el gasto asociado a la obesidad en España supera los 2,5 millones de euros anuales, según los datos oficiales. 

También otros hábitos como el tabaquismo influyen de manera muy considerable en el aumento de enfermedades y, por tanto, en el aumento del gasto sanitario. Fumar aumenta el riesgo de padecer cánceres de boca o pulmón, enfermedades coronarias... Según estimaciones del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, las personas fumadoras generan un 25% más de gasto sanitario a lo largo de su vida que las que no consumen tabaco incluso teniendo en cuenta que suelen vivir menos años. 

Enfermos crónicos 

Por otro lado, el aumento en la longevidad de la población va aparejado a una mayor incidencia de dolencias crónicas (diabetes, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, afecciones pulmonares...) que se pueden prevenir en gran medida si se actúa sobre hábitos como el tabaco, el abuso de alcohol, la mala alimentación o la vida sedentaria.

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"Si el sistema sanitario no es capaz de evolucionar hacia la atención a la cronicidad se perderá en calidad y no será sostenible. La inversión en prevención y salud pública es fundamental para tratar de evitar o retrasar la aparición de enfermedades crónicas y mantener la salud de las personas que ya tienen una o varias de estas patologías", señala a infoLibre Joaquín Estévez, presidente de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), una entidad que agrupa a directivos de hospitales públicos y privados. 

Según datos de Sedisa, se estima que la mitad de la población en España padece al menos una enfermedad crónica, cifra que se espera que siga aumentando teniendo en cuenta el envejecimiento de la población. De hecho, más del 70% de los mayores de 65 años tiene alguna patología crónica. Estévez explica que estos datos son relevantes porque el 80% del gasto sanitario en España está dedicado a los pacientes crónicos y tres de cada cuatro visitas a los servicios de urgencias son realizadas por pacientes crónicos.

A su juicio, es imprescindible reorientar ya, en el presente, el sistema y el modelo sanitario a la cronicidad "en términos de calidad, eficiencia, resultados en salud y sostenibilidad". El hecho de que prácticamente el 75% del tiempo asistencial, de las consultas en Atención Primaria, de los ingresos hospitalarios y de la mortalidad poblacional se deba a la cronicidad justifica, según su parecer, la reorientación del sistema hacia este tipo de pacientes. 

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