Entrevista
Javier de Lucas: “Con este Gobierno los refugiados tienen que estar alerta”
Javier de Lucas es una de las figuras más representativas en la lucha a favor de los derechos de inmigrantes y refugiados. Durante más de veinte años ha trabajado en la defensa de los derechos humanos y del cumplimiento del derecho de asilo como una obligación jurídica internacional más allá de exigencias morales.
Es, además, catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, del que fue fundador. Ha sido presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), y acaba de publicar un libro acorde con la actualidad migratoria y la crisis de refugiados que desborda las agendas de políticos europeos y medios de comunicación, Mediterráneo: el naufragio de Europa(Tirant Editorial, colección Plural), Mediterráneo: el naufragio de Europa(Tirant Editorial, colección Plural), donde analiza la deficiente respuesta de la política europea.
InfoLibre ha charlado con él sobre las políticas europeas y la gestión del Gobierno español ante una de las mayores crisis humanitarias desde la II Guerra Mundial.
PREGUNTA: ¿Cómo funciona la política del miedo en un contexto de crisis migratoria?
RESPUESTA: Yo creo que, tanto respecto a los inmigrantes como a los refugiados, funciona el argumento de presentarlos como agresión externa. Uno de los mecanismos clásicos desde que el mundo es mundo es amenazarnos con peligros mayores, sobre todo cuando no se tienen argumentos o no se quiere analizar la realidad en su complejidad.
Lo que ha sucedido en países que han sufrido particularmente la crisis, y el ejemplo más claro es España, es que los gobiernos que han gestionado la crisis siguiendo la ortodoxia del modelo neoliberal extremo que conducía la troika, han apostado por ese viejo mecanismo de reagregación de las clases que perdían adhesión en la medida en que estaban recibiendo recortes de sus derechos y padeciendo un desclasamiento social, como aquí una parte de la clase media-baja. Un mecanismo sobre todo en las etapas más próximas a los procesos electorales es argumentar que en el fondo se les está protegiendo de un problema mayor, que por otro lado ya se ha hecho en España respecto a la inmigración como ejército de delincuencia, como competencia desleal en el mercado laboral, o como riesgo de pérdida de tradición cultural.
P.: Recientemente el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, también siguió esta línea con unas declaraciones en las que decía temer la llegada de yihadistas.
R.:
Esas declaraciones son el ejemplo que quedará para los libros de historia y comunicación política, como muestra de cómo se puede acumular disparate tras disparate. Empezó diciendo aquellode que socorrer a los inmigrantes y refugiados creaba efecto llamada, luego hizo aquella otra de las goteras, y esto último que ha dicho es el colmo. Se trata de sembrar la sospecha, estigmatizar, jugar una dialéctica amigo-enemigo: todo el que no está conmigo o no es como yo, es mi enemigo. Los efectos de eso son muy concretos: ¿qué pasará en un pueblo de España al que llega un contingente de cuatro, cinco o seis familias procedentes de Siria? Si este mensaje llega a ese pueblo, la gente pensará que esas familias pueden ser yihadistas.
Los refugiados son unos sujetos respecto a los cuales nosotros tenemos deberes jurídicos, es derecho interno por vía de la Constitución española en los artículos 10 y 11, obliga tanto como el Código Penal, como el Código de Circulación, y por tanto si no cumplimos esos deberes estamos cometiendo actos ilícitos. En ese sentido sorprende la ignorancia y el cinismo por parte del Gobierno de Rajoy. Si sumamos esto a las causas que originan los refugios, es decir los conflictos, las guerras y las hambrunas, desde luego en el origen está como mínimo la omisión por nuestra parte (e incluso en el caso de Siria e Irak también nuestras propias acciones), por tanto la responsabilidad es doble y eso es lo que los ciudadanos debemos plantearnos.
Portada del nuevo libro de Javier de Lucas.
P.: Frente a esta actitud del Gobierno central, parece estar habiendo una ola de desobediencia por parte de municipios y sociedad civil.municipiossociedad civil
R.: Me alegra y me da esperanza, después de 25 años trabajando en esto, de vivir la situación de los refugiados y la incomprensión de la opinión pública y de los gobernantes. Recuerdo las discusiones fortísimas y los desencuentros con el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que en este punto fue un desastre. Tengo en la cabeza perfectamente cómo intentábamos transmitirles que había unas obligaciones, y ellos no entendían este lenguaje.
Creo que ahora el problema es que estamos sumidos en una euforia de creer que los gobernantes se han subido a este carro, pero las decisiones las tiene que tomar el dia 14 el Consejo de Ministros de Justicia e Interior y luego el Consejo Europeo, y ahí es donde reaparecerá la oposición de Estados como Polonia, Eslovaquia o Hungría.
Yo no tengo claro que después de este momento de euforia, insisto, positivo, no vayamos a asistir a un retroceso. Es muy fácil manifestar la solidaridad cuando se trata de promesas de futuro, pero la cosas empiezan a ser menos fáciles cuando se trata de mantener a personas y darles las prestaciones que necesitan. Ya veremos cuando eso empiece a ponerse en marcha. Dinero hay, disposición de las comunidades autónomas, de los ayuntamientos y de la sociedad civil, también. Pero hay que saber hacer pedagogía y ahí es donde viene mi razón de desesperanza, porque este Gobierno va a hacer cualquier cosa menos pedagogía.
P.: ¿Cree que la llegada masiva de inmigrantes y refugiados genera xenofobia, o está habiendo realmente un cambio de mentalidad?
R.: Creo que este problema no se ha superado, porque el discurso político es un discurso en el que el mensaje simple vende mucho más que el complejo. Es más fácil publicitar cuatro eslóganes, por mucho que sean falaces, que tratar de explicar la complejidad de los asuntos que estamos tratando. Nuestros gobernantes tienen una responsabilidad muy importante, pero actúan como contables en lugar de estadistas.
Por otra parte añadiría la responsabilidad de los medios de comunicación. Buscan el titular fácil, la noticia tremendista, el espectáculo que conmueve, que a veces funciona muy bien y lo vimos con la foto del niño, es inequívoco que hay cientos de niños como él, sin fotos, y no ha pasado nada; llega esta foto tremendista, pero súper eficaz, y nadie puede negar su importancia.
También he de reconocer la parte de fracaso que tenemos las personas que nos dedicamos a trabajar sobre estos temas, algunos desde hace 25 años, y que no hemos conseguido cambiar esa orientación respecto a la opinión pública.
P.: España acaba de anunciar que acepta la cifra propuesta por Bruselas y Rajoy ha planteado la creación de un Plan Marshall.
R.: En cuanto pueda va a poner problema. Con este Gobierno los refugiados tienen que estar alerta. El Gobierno, si fuera coherente, tendría que haber aprobado el reglamento de la Ley de Asilo. Hace seis años que estamos esperando ese reglamento, dos de ellos con el gobierno socialista, que tampoco lo desarrolló.
En cuanto al Plan Marshall, lo echo en el saco de las declaraciones contradictorias del Gobierno. En el fondo viene a seguir una iniciativa que se propuso ya en los años 70 y que luego divulgó en un importante informe Sami Naïr, donde lanzó la idea de codesarrollo de ayuda descentralizada, que no debe ir de gobierno a gobierno, sino de sociedad civil a sociedad civil. Esa idea no ha conseguido dar frutos porque se ha pervertido en la misma línea de la ayuda al desarrollo en España, con partidas que obligan a los beneficiarios a comprar armamento como parte de esa ayuda. Si queremos evitar que haya refugiados no sólo hay que asistirles, sino actuar sobre las causas que provocan la huída del refugiado y la inmigración forzosa. Que el señor Rajoy proponga a estas alturas un Plan Marshall, viendo el recorrido político hecho hasta ahora, tiene poca credibilidad.
P.: En su libro habla de la necesidad de políticas europeas a largo plazo. Juncker ha anunciado recientemente medidas a largo plazo que incluyen un refuerzo de Frontex. ¿Qué opinión le merece?Juncker
R.: A mí todo lo que sea el desarrollo de Frontex me preocupa. Aunque es verdad que ha conseguido logros para los medios y la preparación que tiene, Frontex no es una agencia de ayuda a la inmigración, es una agencia de policía de frontera. Si aumentamos los medios para Frontex estamos diciendo qué es aquello en lo que ponemos la prioridad, es decir, la vigilancia de las fronteras. Yo no digo que no haya que vigilar, pero no confundamos: Frontex no es un instrumento para la ayuda en casos de peligro, ni la conducción de la inmigración y de los refugiados. Si queremos de verdad actuar, no como policía de fronteras, sino cumpliendo con nuestras obligaciones para la ayuda a los refugiados, pongamos medios en los países de origen o limítrofes a los conflictos, para que puedan presentar la solicitud de asilo y obtener un salvoconducto. Aunque parece que algo de eso ha planteado, Juncker se ha presentado como el salvador de los refugiados, y no lo es en absoluto, sigue teniendo la mentalidad de policía.
P.: Ha dicho que tiene la intención de crear un mecanismo permanente para agilizar la acogida de demandantes de asilo y refugiados en crisis futuras, revisando el reglamento de Dublín.
R.: Lo cual querría decir que hay que poner medios para que los países a los que llegan en primer lugar puedan gestionar, y que naturalmente eso no suponga que se tengan que quedar en esos países. ¿Pero cuántos medios han puesto en ello hasta ahora? Ahí es donde yo veo la diferencia.
P.: Usted critica la actitud de la UE respecto a las mafias, y la califica como una “cínica medida en la política de lucha contra la inmigración irregular”. ¿Cómo replantearía el combate contra el problema de las mafias?
R.: Yo no quiero dejar de reconocer la existencia de una criminalidad organizada en torno a la emigración y los refugiados, empiezo por ahí. Pero no existen tanto según la idea de mafia que tenemos. Hay una segunda dimensión cada vez más importante y es simple y llanamente que existe una mercancía y una necesidad de mercancía. La mercancía se llama transporte hasta Europa, porque no hay vía legal posible. La gente no cuenta con los mecanismos para poder ejercer el derecho de asilo, entonces compra la mercancía para llegar, y la gente que se la vende les está vendiendo lo que ellos quieren. En muchos casos no creo que sea cierta la imagen de que quienes se meten en esos barcos están completamente confundidos, muchos de ellos son conscientes de que están comprando una mercancía de riesgo para llegar a Europa y asumen ese riesgo porque saben que no hay otra manera. Yo por eso relativizo lo de las mafias, porque no hay mafias sin clientes.
P.: En el libro habla de la Agenda Europea para la migración, presentadas en mayo de 2015, y en especial del apartado dedicado a la misión militar para capturar y destruir las embarcaciones de los traficantes de inmigrantes (EUNAVFOR MED) que en su día provocó una considerable polémica a raíz de la filtración de Wikileaks, que habría revelado el plan militar secreto de la UE a este respecto.EUNAVFOR MED
R.: En el momento en que Wikileaks lo desveló me preocupó extraordinariamente, por la dimensión de secreto respecto a esa parte, que sería una tercera fase que incluía la destrucción de buques de migrantes en territorio libio.
Yo creo que afortunadamente ahí se ha impuesto el sentido de la realidad y el sentido común. Ban Ki-moon ya dejó claro la inviabilidad de intervenciones armadas fuera de la Carta de las Naciones Unidas, y ni la Asamblea ni el Consejo de Seguridad la iban autorizar. Además, China y Rusia no iban a permitir esa operación.
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P.: Existen organizaciones como CEAR que han planteado alternativas ante la crisis de refugiados, ¿cree que los gobiernos las tienen suficientemente en cuenta?
R.: En absoluto, desde luego no en España. El Gobierno las tiene en la misma consideración que tiene a las familias españolas. Estas organizaciones están haciendo una labor subsidiaria que por pura obligación jurídica corresponde hacer al Estado y los poderes públicos. CEAR es probablemente la que reúne más experiencia en la gestión y preparación para la integración de los refugiados, seguida por Accem. Es un asunto extraordinariamente complejo porque se trata de todo un proceso de integración social de una gente que viene absolutamente traumatizada, que tiene que hacerse a la realidad de un nuevo país, y eso requiere experiencia. El Gobierno español en vez de dotar de medios a estas ONG lo que hace es cerrarles el grifo o ponerles dificultades en cuanto se manifiestan críticas.
Estas y otras asociaciones vienen denunciando problemas concretos y proponiendo alternativas. La Agencia Europea de Derechos Fundamentales, por ejemplo, es una institución oficial de la UE y elabora cada año un informe con un capítulo sobre migraciones y asilo, que es duro pero propone alternativas, y que supongo que la Comisión Europea y el Consejo Europeo arrojan a la papelera cuidadosamente.