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El maquinista insiste en que recibió formación deficiente para circular por la curva de Angrois

Francisco José Garzón Amo, maquinista del Alvia accidentado en 2013, a su llegada este miércoles al segundo día del juicio del accidente del Alvia, que se desarrolla en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela.

David Reinero (Praza.gal)

Santiago de Compostela —

"Perdón, no pude evitarlo". Entre sollozos ha finalizado su declaración en la segunda jornada del juicio el maquinista acusado del accidente de tren en Angrois, Francisco José Garzón, que ya había comenzado entre lágrimas. Fue cuando su abogado, el único al que contestó durante una hora, le ha preguntado por su actuación justo después del accidente, cuando estaba herido en el interior de la cabina y llamó a la central de control de Atocha para alertar de que sospechaba que había muchas víctimas. 

Después se ha repuesto y ha confirmado las tesis que defendía su abogado a través de sus preguntas, cuestiones ya conocidas durante la instrucción del caso. Como que la formación para poder circular por la línea de alta velocidad Ourense-Santiago recibida desde Renfe no incluía la vía donde se produjo el accidente, la vía 1, todavía en construcción en ese momento, sino que se refería a la paralela, la 2, que tenía una señalización ligeramente distinta que la hacía más segura ante el posible despiste del maquinista. También ha confirmado que, después de que otro conductor alertara del riesgo que existía en Angrois de un accidente por un descuido como el ocurrido el 24 de julio de 2013, no recibió ninguna advertencia al respecto.

El abogado del maquinista también ha puesto el foco en desmontar, con diversas explicaciones técnicas, que su defendido hubiese estado despistado ya desde el inicio del viaje en Ourense, mucho antes de recibir la llamada del interventor del tren cuando estaban a punto de llegar a Santiago, que fue lo que efectivamente lo despistó y le impidió evitar que frenase el tren a tiempo. Sobre esta llamada, Garzón ha declarado que tenía la obligación, según las normas internas de Renfe, de contestar y de informar al interventor cómo podían bajar los viajeros en la estación por la que le preguntaba. Según ha reconocido, por tanto, se distrajo de la conducción por cuestiones relacionadas con su trabajo.

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La estrategia del abogado ha consistido durante todo la declaración en recalcar que, a su parecer, Garzón cumplió en todo momento con lo que le dictaban las normas y que iba a la velocidad a la que estaba obligado a ir ya que no había ni en la vía ni en el tren ningún documento o señal que lo obligase a frenar en un punto concreto antes de la misma curva de Angrois.

Tras la declaración de Garzón, cuando le tocaba al otro acusado, Andrés Cortabitarte, excargo de Adif, su abogado ha asegurado que su defendido no estaba en condiciones de declarar este jueves "afectado por lo ocurrido" tras la primera jornada del juicio. Se refería al intento de agresión sufrido por el exdirector de Seguridad del padre de una joven fallecida en Angrois. Su declaración fue pospuesta hasta el próximo jueves día 13.

Aquí puedes leer el texto original en gallego.

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