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28A | Elecciones generales

Los nacionalistas catalanes envían a Madrid más diputados que nunca y la derecha española se queda por primera vez sin escaños en Euskadi

El portavoz de EH Bildu, Arnaldo Otegi valora los resultados electorales este domingo en San Sebastián.

Las elecciones que este domingo han dado la victoria a Pedro Sánchez dejan resultados dispares en las distintas comunidades autónomas, pero destacan Euskadi y Cataluña, donde se han impuesto los partidos nacionalistas o soberanistas. En Euskadi, la suma entre el PNV y EH Bildu logra el 47,75% de los votos y diez actas. En Cataluña, por su parte, ERC, JxCat y Front Republicà obtienen en total el 39,38% de los votos y 22 escaños; en número de diputados es el mejor resultado de todas las elecciones generales.

El nacionalismo español, alimentado por los tres partidos de la foto de Colón, ha provocado la reacción de los nacionalismos periféricos en Cataluña y País Vasco. El resultado es que los nacionalistas catalanes envían a Madrid más diputados que nunca y la derecha española se queda por primera vez sin escaños en Euskadi. Hasta el momento, el mejor resultado del nacionalismo catalán era de 18 escaños, que ahora supera ampliamente al lograr 22 representantes en el Congreso (15 ERC y 7 JxCat). Por su parte, la derecha española siempre logró al menos dos diputados en Euskadi (en 1982, 1986, 1989, 2015 y 2016), pero el pasado domingo desapareció por completo.

infoLibre repasa la evolución del voto en ambas comunidades en los comicios generales celebrados desde 1982.

  CATALUÑA

La derecha española

Entre 1982 y 1989 la derecha española, representada por Alianza Popular y el CDS, consiguió en Cataluña entre cinco y ocho diputados. Ya en los noventa, el bloque logró en el mejor de los casos ocupar ocho asientos, gracias a un porcentaje próximo al 18% de los votos, que entonces se traducía en una cifra de entre 600.000 y 700.000 papeletas. Pero el panorama cambia radicalmente en el año 2000, precisamente cuando José María Aznar se hace con la mayoría absoluta. Entonces, el 23% de los catalanes confía en los conservadores, un récord histórico. Cataluña enviaba a doce diputados del PP a la Cámara Baja.

El éxito duró poco. En el año 2004, los de José María Aznar experimentan una debacle en suelo catalán: el partido pierde más de cien mil votos y sus escaños se reducen a la mitad. Sólo seis diputados gracias al 16% de los votos catalanes. En 2008 la situación apenas sufre alteraciones en cuanto al número de votos –el PP y la recién nacida Ciudadanos suman 637.985–, pero la derecha española logra sumar dos escaños más, hasta alcanzar los ocho. Ya en 2011, con la entrada de Mariano Rajoy al Ejecutivo, la derecha gana salud en Cataluña: el porcentaje de votos asciende hasta el 21% y se hace con once asientos en el hemiciclo, alcanzando niveles similares a los del año 2000.

En el año 2015, con Ciudadanos como pilar fundamental de esa derecha contraria a la autodeterminación, el bloque pierde un escaño pese a lograr récord en votos, que llegan entonces hasta los 909.241 (24%). En las elecciones del 26J de 2016, la derecha recupera ese escaño perdido.

Los resultados de este domingo dejan al bloque de PP, Ciudadanos y Vox con una pérdida de escaños considerable: son siete los diputados que envía al Congreso, gracias al 20% de los votos. El resultado dibuja así un paisaje similar al de los años 2004 y 2008.

La izquierda catalanista

La izquierda catalanista, compuesta en los primeros años por el PSC y el PSUC, era la que presumía tradicionalmente de una hegemonía en los comicios generales. En 1982, los resultados permitieron a este bloque concentrar el 50% de los votos, un total de 1.734.154 papeletas y llevar al Congreso a 26 diputados. La situación se mantiene estable en los años siguientes, de modo que la izquierda catalanista concentra entre el 42% y el 47% de los votos en las citas electorales a nivel estatal, con entre 21 y 23 diputados por la comunidad.

En el año 2000, sin embargo, los votos se precipitan al vacío y los escaños caen por primera vez por debajo de la veintena. Obtienen, de esta manera, 18 actas y el 40% de los sufragios –1.695.625–. Aquel declive coincide con el ascenso de la derecha. En el año 2004, la izquierda –PSC junto a ICV– se recupera. Con el 45% del apoyo electoral, envía a 23 diputados a la Cámara Baja. La tendencia positiva continúa hasta el año 2008, cuando este bloque roza los dos millones de votos –el 53% del electorado– y cosecha un total de 28 escaños.

La racha se rompe en las elecciones de 2011. La salida de José Luis Rodríguez Zapatero del Gobierno coincide con una pérdida de 778.000 votos para la izquierda catalana, que se queda con el 35% de los sufragios y 17 escaños. Por primera vez, este bloque pierde su posición privilegiada en favor de los partidos soberanistas.

En las elecciones de 2015 y 2016, la izquierda se recupera gracias a la irrupción de Podemos, que supera al PSC. Ambos se hacen con el 40% y un total de 20 diputados primero y 19 después. El panorama se mantiene en los últimos comicios celebrados este domingo: el bloque de la izquierda suma un mayor número de votos y mantiene sus 19 escaños.

Los partidos soberanistas

La escalada de los partidos soberanistas en Cataluña ha sido progresiva. En el año 1982, la suma entre CiU y ERC apenas alcanzaba el 27% de los apoyos y trece escaños. Una presencia importante que sin embargo quedaba a la sombra de los socialistas catalanes. Cuatro años después, ambas formaciones logran superar, en conjunto, el millón de votos catalanes y enviar a 18 diputados al Congreso, un paisaje que se mantendrá sin apenas alteraciones en los siguientes comicios.

A partir de 1996, el bloque comienza a experimentar algún tropiezo. Entonces, coincidiendo con la llegada de José María Aznar al Gobierno, los partidos nacionalistas catalanes pierden un escaño y se quedan en 1.314.178 votos (34%). El contratiempo se repite en el año 2000. De nuevo la pérdida de un escaño y el millón de votos comienza a peligrar, pues sólo logran cosechar 1.089.711 (32%). Aunque en el 2004 ERC experimenta una subida importante –precisamente tras los años de Gobierno de Aznar– y permite recuperar al bloque los 18 escaños, en 2008 el batacazo se repite. Los soberanistas bajan del millón de votos y se quedan en once escaños.

En 2011, ERC y CiU recuperan los 18 asientos en el hemiciclo y consiguen el 36% del apoyo electoral. Por vez primera consiguen superar al bloque de la izquierda española en escaños, que se queda un diputado por debajo. En 2015 y 2016, ya con CiU fragmentada, los soberanistas no se mueven de los 17 diputados, esta vez por debajo de la izquierda, que se había visto reforzada gracias a Podemos y las confluencias.

Pero en la cita con las urnas del pasado domingo los partidos independentistas consiguieron un nutrido resultado, que les ha permitido enviar a 22 diputados a la Cámara Baja, además de superar al bloque de la izquierda en número de votos –1.626.001 frente a 1.573.081– gracias a la suma de ERC, JxCat y Front Republicà. Vuelve, de esta manera, a ganar hegemonía en suelo catalán y en medio de un conflicto que ha tenido un papel protagonista en los últimos años.

  EUSKADI

Una derecha residual

La derecha española, representada por AP y CDS primero y por el PP, Ciudadanos y Vox después, se ha topado con tierra estéril en Euskadi. Así fue de manera indiscutible durante las primeras elecciones, entre 1982 y 1989, cuando el bloque apenas se movía entre el 12% y el 15% de los votos y ocupaba dos escaños en el hemiciclo.

En el año 1993, los conservadores doblan en diputados y se hacen con cuatro, gracias a los 184.905 votos obtenidos en el País Vasco. La buena noticia se repite en 1996, con la mayoría absoluta de Aznar, cuando suman cinco escaños y un 18,4% de votos; y en el año 2000, con siete escaños y un apoyo del 28,32%, superando la línea de los 300.000 votos, un récord hasta entonces.

En el año 2004, con la entrada de los socialistas en la Moncloa, la tendencia pierde fuelle y los conservadores se estancan en cuatro escaños, de nuevo. Desde entonces, el número de actas no volverá a remontar. Y empieza la caída: en 2008 obtienen tres escaños, que conservarán también en 2011 pero que empezarán a peligrar en las elecciones de 2015 y 2016, cuando se quedan con dos.

La irrupción de partidos como Ciudadanos o Vox no logran salvar a la derecha española, que finalmente se ha visto abocada a la extinción en los últimos comicios. Con un 12,79% de los votos –162.543 papeletas–, el bloque de las tres derechas no ha logrado representación alguna en la comunidad.

La izquierda vasca

Los socialistas vascos gozan en la comunidad de cierta estabilidad. Durante los primeros años, su papel en los comicios generales tiene una presencia importante; mucho mayor que la de la derecha aunque no tanta como la de los nacionalistas. Entre 1982 y 1996 los escaños ocupados por el PSE –a quien se le une IU-Ezker Batua a partir de 1993– oscilan entre los seis y los ocho, sin importantes cambios. En ese lapso de tiempo, el bloque se mueve entre un 21,11% y un 32,88% de los votos.

En el año 2000, sin embargo, la izquierda sufre un importante revés en favor de sus rivales conservadores. Se queda entonces en cuatro escaños, aunque el porcentaje de votos no se ve especialmente dañado: 28,76%, lo que se traduce en un total de 328.876 papeletas. En 2004, sin embargo, se invierten los papeles. La derecha flaquea y la izquierda recupera salud gracias a los siete asientos que pasa a ocupar en el hemiciclo, producto del apoyo de un 35,42% del electorado vasco.

El salto cualitativo se produce por vez primera en el 2008. Los socialistas, unidos a IU-EB, se hacen con el 42,6% de los votos y superan por vez primera a los nacionalistas. Entran en el Congreso con nueve representantes. Pero tras el Gobierno de Rodríguez Zapatero, el descenso vuelve a azotar a la izquierda vasca. Se tendrá que conformar, a partir de las elecciones de 2011, con un total de cuatro escaños, tan sólo uno más que la derecha.

Los años 2015 y 2016 suponen una inyección para el bloque de izquierdas, gracias al aterrizaje de Podemos. En diciembre de 2015 empatan en escaños con los partidos nacionalistas e independentistas, logrando un total de ocho y superándoles en votos –42,17%–. Y en 2016, la izquierda consigue sumar nueve diputados, el 43,31% de las papeletas.

Pero el grifo se cierra en 2019. Aunque la pérdida de votos no es escandalosa –pasan de 499.995 en 2016 a 476.005 en 2019–, la izquierda pierde un escaño y de nuevo los partidos soberanistas recuperan su posición hegemónica en la comunidad.

Los partidos nacionalistas e independentistas

Los partidos nacionalistas e independentistas, que en los primeros años se agrupaban bajo las siglas del PNV, Herri Batasuna (HB) y Euskadiko Ezkera (EE) –aunque esta última se fusionaría con el PSE en 1993–, han tenido siempre una fuerte presencia en Euskadi. En 1982 logró un 54,13% del electorado y envió a once diputados al Parlamento español. A partir de entonces, el aumento sería progresivo: doce diputados en 1986 y trece en 1989. En este último año se incorpora un nuevo actor, Eusko Alkartasuna (EA).

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En 1993, sin embargo, la tendencia se rompe y el bloque nacionalista se queda en el 48,49% de los votos y ocho escaños. Esos ocho asientos los mantendrá hasta 2004, año en el que surgen nuevos nombres como Aralar. El bloque suma entonces un 43,29% de los votos, algo mejor que lo obtenido en el año 2000 (37,95%). La mejora será, sin embargo, fugaz. En 2008 los nacionalistas e independentistas pierden peso en favor de la izquierda vasca. Quedan por vez primera por debajo de ellos, con seis escaños y el 34,23% de los votos, un total de 386.488.

En 2011, con la salida de Rodríguez Zapatero del Gobierno y la irrupción de Amaiur –que logra seis escaños–, el bloque soberanista recupera su poder y cautiva al 51,52% del electorado vasco. Envía, así, a once diputados al Congreso. Será este su mejor momento. A partir de entonces, la llegada de Podemos consigue robarle cierto protagonismo. De nuevo en 2015 queda por debajo del bloque de izquierdas con un 39,78% de los votos y ocho escaños, una situación que se reedita en 2016, cuando se hacen con el 38,14% de las papeletas y siete asientos. En ambos años el bloque estaba ya representado por EH Bildu y el PNV.

Estas últimas experiencias agridulces para los partidos nacionalistas e independentistas quedan neutralizadas en los últimos comicios de 2019. El bloque vuelve a rozar el 50% de los votos, concretamente 606.827, y conquista diez asientos en la Cámara Baja: 6 el PNV y 4 EH Bildu.

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