LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Especulación en el infierno: los intermediarios inflan los precios en medio del caos y la muerte de Gaza

Talento a la fuga

“Parte el corazón ver marchar a científicos que querrían devolver a España lo que han aprendido”

“Parte el corazón ver marchar a científicos que querrían devolver a España lo que han aprendido”

En la próxima década, y si se cumplen las previsiones, el mundo entero llevará en sus bolsillos parte del trabajo de David Gutiérrez, un Ingeniero de telecomunicaciones granadino que investiga las posibilidades de la tecnología 5 G en la sede europea de una de las multinacionales de telefonía móvil más importantes del mundo. Desde Londres, trabaja en la próxima revolución tecnológica que pronto incorporarán las grandes marcas del sector. Recién llegado a la capital británica desde California, David, que se marchó de Granada con tan solo 22 años para desarrollar su carrera, atiende a infoLibre para explicar los retos de un futuro en la investigación tecnológica de la que, como explica, teme que España se quede fuera.

“Me sigo sintiendo español y andaluz. Y aunque a mí me siga gustando estar fuera, yo te digo que si existiera la oportunidad de volver, me lo plantearía seguro”, resume David, que ya está cerca de sumar casi una década de estancia profesional en el extranjero. Titulado en Ingeniería de telecomunicaciones por la Universidad de Granada, estudiante de Erasmus en Alemania y doctorado por la Universidad de Atlanta (Georgia), una de las instituciones estadounidenses punteras en ingeniería, este andaluz se especializó en la investigación de redes celulares de próxima generación. Desde entonces ha trabajado, primero en una de las grandes marcas del sector en San Francisco, el centro neurálgico mundial de la investigación tecnológica, para finalmente retornar a Europa y situarse en la sede de una de las firmas más importantes de la telefonía móvil.

Tras cinco años en Estados Unidos, David pensó en acercarse a casa. Sin embargo, y a pesar de pertenecer a una rama profesional que en España se acerca al pleno empleo, acabó decantándose por Reino Unido. “Tengo que decir que en España encontré un par de centros de alto nivel que están metidos en el ecosistema de la investigación tecnológica europea, pero cuando vi sus condiciones laborales…” deja caer, haciendo ver la precarización a la que se ha visto sometida la ciencia española. Una depreciación de la I+D+i que, a pesar de los años alejado de su país natal, no ha dejado de preocuparle y con la que combate como colaborador de dos asociaciones de científicos españoles en el extranjero. “Es muy difícil hacerse una carrera como investigador en España, ya sea en industria o en la academia. En la industria porque no existe el tejido productivo adecuado ni el reconocimiento de la necesidad de investigadores. Tú puedes tener tu doctorado que nadie te lo va a reconocer como un mérito adicional. Y en el ámbito académico porque están sujetos a presupuestos públicos con muchas limitaciones”, denuncia.

Frente al menosprecio que sufre la ciencia, y tras unas políticas de austeridad que han castigado especialmente la inversión en I+d+i, David se siente en deuda con España, su país y el lugar al que le debe parte de la formación, que como reconoce, le ha permitido desarrollar su carrera investigadora al más alto nivel. “Aquí en Londres, en mi trabajo, también intento establecer contactos con España. Siento ese deber moral. Además yo recibí becas de origen español para irme a EEUU y siento que tengo esta formación y esta oportunidad porque me apoyaron. Y todo esto quiero devolverlo”. Un sentimiento que, como explica, es común a muchos investigadores españoles en el extranjero, pese a la imagen distante que, de su labor, todavía se tiene tras nuestras fronteras. “He conocido expatriados de todo tipo, todos con razones diferentes. Unos porque querían, otros por razones profesionales. Y muchísimos de ellos tenían esa mentalidad, de volver y aplicar sus conocimientos en España. Pero después de haber regresado, se han dado cuenta de que tenían que volver a marcharse porque no encontraban nada. Eso es algo que te impacta”, asevera.

Unidos Podemos pide en el Congreso reformar los organismos de investigación para simplificar la actividad científica

Unidos Podemos pide en el Congreso reformar los organismos de investigación para simplificar la actividad científica

Con apenas tres meses de estancia en Londres, David desarrolla su carrera investigadora en unas condiciones laborales inéditas en el país que dejó hace casi nueve años. Y con la misma energía con la que ha ido traspasando las fronteras y superando obstáculos, manifiesta su preocupación por una España cuyos problemas, asevera, siguen sintiendo como suyos, a pesar de la distancia. Cercano y consciente de las dificultades que afrontan sus compañeros de promoción, confiesa que “desde el extranjero no se ve que la situación haya mejorado tanto como se dice”. “Tengo amigos en la universidad y en la industria que me cuentan de primera mano cómo funcionan los sistemas internos y no me gusta. Se produce una endogamia brutal y vergonzosa. A mí eso me da pánico: Si yo entro en ese sistema, acaban conmigo. Eso es algo que hay que cambiar”, asevera.

Ingeniero con perfil investigador en la industria privada, David reclama para España una apuesta decidida por un modelo productivo capaz de generar riqueza, no solo desde el ámbito de lo público, sino desde el sector empresarial con la innovación. Una decisión que permitiría incorporar a los cientos de ingenieros de alto perfil académico que acaban buscando sus opciones profesionales en el exterior. “La investigación dentro de la industria supone cierto riesgo, porque es una inversión que, por naturaleza, no siempre garantiza resultados. Sin embargo, esto está aceptado en otras culturas como la estadounidense, británica o alemana. Asumen ese riesgo, y apuestan por ello. Luego se demuestra que da resultados y convierte a estos países en potencias económicas. Esa mentalidad en España no se ha dado”, lamenta.

Madrileño de nacimiento, andaluz de adopción e internacional por vocación, David no tiene aún respuesta a la pregunta de si algún día volverá a España. Mientras tanto, continuará estableciendo redes de trabajo e investigación con empresas e ingenieros españoles desde su trabajo en Londres. Ya sea participando activamente en asociaciones de ayuda a nuestros científicos expatriados o en su responsabilidad como parte de un gran proyecto internacional a la cabeza la de las tecnologías de la información global. Siempre dentro del marco de esa “generosidad” que, afirma, es inherente a los investigadores. “La naturaleza de la progresión científica es la generosidad. Es compartir el conocimiento y enseñarle a la gente que lo que haces, debe servir a otras personas. Más ahora, que ves a tantos científicos que querrían quedarse en nuestro país, por sus familias o por ese 'patriotismo' de devolver todo lo que has aprendido y aún así tiene que irse. Eso parte el corazón”.

Más sobre este tema
stats