13F | Elecciones en Castilla y León

El PP se presenta en Castilla y León prometiendo blindar el diálogo social que Casado desprecia en España

Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado, este domingo en un acto del PP en Palencia.

“Nos comprometemos a reforzar los acuerdos existentes, así como a abrir nuevas vías de diálogo” porque “el Partido Popular ha colocado” a Castilla y León como líder en el diálogo social”. Así de contundente es la propuesta con la que el partido de Pablo Casado se presenta a las elecciones del 13 de febrero: quiere una “alianza con el diálogo social” como “factor clave de cohesión social, progreso económico y estabilidad laboral”.

Es el mismo diálogo social entre sindicatos y patronal —UGT, CCOO y CEOE— que Pablo Casado desprecia cuando afecta al conjunto de España. El mismo que, tras una larga negociación, acordó en diciembre la modificación de las normas que regulan el mercado de trabajo para reducir la temporalidad, como exige Bruselas, y reforzar la capacidad de negociación que los sindicatos perdieron con la reforma laboral que Mariano Rajoy decretó unilateralmente en 2014.

Al líder del PP nunca le han gustado los acuerdos entre los representantes de los trabajadores y de los empresarios. En junio de 2021 ya les negó la representatividad que les reconoce la Constitución como interlocutores esenciales para la concertación social. Fue en unas declaraciones en las que se quejó de que el Gobierno le pidiese apoyar en el Congreso los acuerdos a los que ya entonces estaban llegando sindicatos y empresarios en el marco del diálogo social. 

“¿Y a mí qué me importa? ¿Qué español ha votado a los sindicatos y a patronal? Como si me viene del círculo de tenis”. “¡Pero bueno, oiga, esto qué es! Es que voy a acabar negociando una ley con el padre Ángel. O con un deportista. O con un chef”, sentenció en una emisora de radio. 

Esta negación del diálogo social, en la que se ha basado el líder del PP para rechazar el acuerdo de modificación de la reforma laboral que salió adelante este jueves en el Congreso, contradice frontalmente la propuesta de su propio partido en las elecciones de Castilla y León. Y la política que defiende su candidato, Alfonso Fernandez Fernández Mañueco, así como otros presidentes autonómicos del PP como Alberto Núñez Feijóo, Juanma Moreno o Fernando López Miras.

El programa electoral del PP para las elecciones del 13 de febrero, en cuya campaña se ha implicado personalmente Casado, defiende que “la concertación con las organizaciones sociales y económicas ha sido y es un necesario refuerzo de la eficacia y el apoyo de las actuaciones dirigidas a la creación y mantenimiento de empleo estable y de calidad”. Y compromete por escrito al PP “a reforzar los acuerdos existentes, así como a abrir nuevas vías de diálogo”.

El partido de Casado, en contra de lo que él defiende para España, promete en Castilla y León “fortalecer el diálogo social como factor clave de cohesión social, progreso económico y estabilidad laboral”, consolidar “el liderazgo” de esta comunidad a la hora de buscar acuerdos entre empresarios y trabajadores e impulsar “nuevos acuerdos, así como el desarrollo de los que se encuentren en vigor, en el ámbito económico, social y laboral”.

En contra de los barones

El propio candidato del PP a la reelección como presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha declarado en numerosas ocasiones su compromiso con el diálogo social. “Promuevo el diálogo social como pilar de estabilidad de Castilla y León” aseguró durante la legislatura autonómica que está a punto de concluir convencido de que el diálogo es una seña de identidad de su comunidad autónoma y “una herramienta fundamental que fortalece nuestra democracia”. El diálogo social, según Mañueco, “contribuye a la estabilidad política, económica, social e institucional”. 

Por si eso fuera poco, hace apenas uno días se reunió con agentes económicos —patronal y sindicatos— para reiterar su compromiso con el diálogo social, de nuevo como “seña” de identidad de su comunidad. “Hemos firmado 12 acuerdos y vamos a sumar más, quiero que el diálogo social me ayude a ser el presidente del empleo”, proclamó.

Feijóo también es un firme partidario del diálogo social. Lo ha dicho muchas veces, una de las últimas, el pasado noviembre. Entonces calificó la concertación con sindicatos y empresarios de “instrumento decisivo para avanzar en el empleo de calidad y en el bienestar de las personas trabajadoras”. En el momento actual el diálogo social se ha convertido “en un instrumento clave para trazar medidas que contribuyan al crecimiento económico de Galicia y la preservación del empleo de calidad”. 

Juanma Moreno, el presidente andaluz, por su parte, se ha manifestado en numerosas ocasiones a favor de “encontrar marcos de acuerdos estables” entre los sindicatos y la patronal. En su opinión, hay que dialogar “hasta la extenuación”, porque es “la mejor contribución que se puede hacer, sobre todo, en estos tiempos tan difíciles de recesión económica y crisis social”.

Casado cuestiona los acuerdos del diálogo social y los compara con la opinión “del círculo de tenis”: “¿A mí qué me importa?”

Casado cuestiona los acuerdos del diálogo social y los compara con la opinión “del círculo de tenis”: “¿A mí qué me importa?”

Lo mismo piensa Fernando López Miras, el presidente tránsfuga de la Región de Murcia: “Es más importante que nunca el diálogo social. Agradezco la voluntad de acuerdo y trabajo de los agentes económicos y sociales. Ningún acuerdo tendría sentido sin ellos” tuiteó tras una reunión con sus representantes en 2020:

Hasta José María Aznar, cuando era presidente del Gobierno, apostaba por el diálogo social, a diferencia de Casado. Lo consideraba un instrumento “imprescindible” para seguir avanzando en la creación de empleo y en las reformas que garanticen la competitividad de las empresas.

“Yo siempre he creído en el diálogo social”, aseguraba en 2002. “Si no creyese en él las actuales circunstancias económicas me obligarían probablemente a creer en él. Creo en él y lo creo imprescindible en las actuales circunstancias económicas” porque es la mejor herramienta para acometer reformas “duraderas”.

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