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PP y Vox no superan el test de la paridad y relegan a las mujeres de los puestos de dirección

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El Consejo de Ministros ha dado luz verde al anteproyecto de Ley de representación paritaria de mujeres y hombres en órganos de decisión, una iniciativa con la que se pretende situar a España como referente igualitario a nivel europeo. La norma busca conseguir la paridad tanto a nivel político como empresarial y judicial. El Ejecutivo pretende que para finales de junio de 2026 las mujeres ocupen como mínimo un 40% de los puestos del Consejo de Ministros, los Consejos de administración de grandes empresas, los colegios profesionales y los jurados de reconocimiento público.

Pese a que la ley no prevé regular el funcionamiento interno de los partidos políticos, sí pretende modificar la ley electoral para introducir de forma obligatoria las listas cremallera, es decir, la alternancia entre mujeres y hombres. El anteproyecto no establece ningún porcentaje obligatorio, aunque sí indica que deberá aplicarse en todos los procesos electorales. Esta iniciativa, que responde a una directiva europea, no ha sido bien acogida por las formaciones de la derecha al considerar que rompe con los principios de la "meritocracia". Lo cierto es que tanto PP como Vox suspenden en paridad, mientras que Unidas Podemos y el PSOE superan, de lejos, el objetivo del 40%.

La estructura de dirección de Alberto Núñez Feijóo está formada por siete vicesecretarios, de los que únicamente dos son mujeres: Cuca Gamarra, que es la secretaria general y la portavoz parlamentaria en el Congreso, y Carmen Navarro, encargada del área de políticas sociales. Incluyendo al propio Núñez Feijóo, eso implica que las mujeres del PP ocupan únicamente el 25% de los puestos de máxima dirección. Asimismo, la presencia mediática de los miembros masculinos —Elías Bendodo, Miguel Tellado, Juan Bravo o Esteban González Pons— supera con creces a la femenina. El resto de cargos se dividen en 24 secretarías, 10 de las cuales están dirigidas por mujeres. 

En el ámbito autonómico los números empeoran la radiografía del PP: solo una mujer, Isabel Díaz Ayuso, preside una comunidad autónoma de las cinco que actualmente dirigen los populares. La lista la completan Juanma Moreno (Andalucía), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), Fernando López Miras (Murcia) y Alfonso Rueda (Galicia). La ciudad autónoma de Ceuta también está presidida por un hombre del PP: Juan Jesús Vivas. Además, ellas solo ocupan el 21% de los puestos de responsabilidad a nivel territorial: además de Ayuso, solo hay tres mujeres al frente de las 17 autonomías y las dos ciudades autónomas: Marga Prohens (Baleares), María José Sáenz de Buruaga (Cantabria) y María Guardiola (Extremadura).

En el caso de Vox, la presencia de mujeres es prácticamente testimonial. Dentro del núcleo duro de la formación solo hay una mujer, Reyes Romero, que ostenta el cargo de vicepresidenta. El resto lo conforman el presidente, Santiago Abascal, los vicepresidentes Jorge Buxadé y Javier Ortega-Smith, el secretario general Ignacio Garriga y el tesorero Pablo Sáenz. Es decir, solo hay un 16% de representación femenina. Además, la formación cuenta con seis vocales en los que, de nuevo, las mujeres son minoría con la única presencia de Rocio de Meer y María Ruiz. Las portavocías también están protagonizadas por hombres: en el Congreso por Iván Espinosa de los Monteros y en la Ejecutiva por Buxadé. Al igual que sucede con el PP, son ellos los que copan los espacios mediáticos y no hay apenas rostros femeninos reconocibles, como se ha evidenciado tras la marcha de Macarena Olona.

La exclusión de las mujeres también se puede comprobar en la designación de los candidatos autonómicos al 28M. Solo hay dos mujeres: Rocío Monasterio, que se volverá a presentar como cabeza de lista por la Comunidad de Madrid, y Carolina López por Asturias. El resto lo forma una lista repleta de nombres masculinos: Carlos Flores (Comunidad Valenciana), Alejandro Nolasco (Aragón), David Moreno (Castilla-La Mancha), Ángel Alda (La Rioja), Nicasio Galván (Canarias), José Ángel Antelo (Murcia), Ángel Pelayo Gordillo (Extremadura), Jorge Campos (Baleares), Juan Sergio Redondo en Ceuta y José Miguel Tosende en Melilla. El balance es claramente desigual para ellas, que solo ocupan el 16,6% de los puestos.

Con estos datos, no parece casual que el único gobierno autonómico del que forma parte la extrema derecha, el de Castilla y León, sea el menos paritario de toda España con nueve hombres y tres mujeres en los máximos puestos de responsabilidad. En el caso de Vox no hay ninguna mujer: la vicepresidencia la ocupa Juan García-Gallardo, el consejero de industria es Mariano Veganzones, el de agricultura Gerardo Dueñas y el de cultura Gonzalo Santonja.

PP y Vox no llegan al 40% en Congreso y Senado

Tal y como consta en el último informe publicado por el Instituto Mujeres, dependiente del ministerio de Igualdad, el porcentaje de mujeres en el Congreso es de un 42,7% al finalizar el año 2022, siete décimas menos que el año 2021, cuando alcanzó el 43,4%. Esquerra Republicana y Unidas Podemos lideran el ranking con un 53,8% y 51,5% de presencia femenina respectivamente, seguidos del PSOE, con 49,2%, de Ciudadanos con un 44,4% y EH Bildu con un 40%. Por debajo de ese umbral se sitúan PP, el PNV y Vox, con un 38,6%, 33,3% y 26,9% cada uno. Los de Abascal son el único grupo parlamentario que no supera la barrera del 30%.

En el Senado, de 265 asientos que se reparten, el 39,4% están ocupados por mujeres (106) y el 60,6% por hombres (159). En 2021 este porcentaje era del 38,5%. El grupo con mayor presencia femenina en la Cámara Alta es el PNV, con 7 mujeres de los 10 asientos que tienen. Le sigue ERC, con 7 senadoras de 14. En el caso del PSOE, los socialistas cuentan con 50 mujeres de 113, lo que deja un balance del 44,2%. En última plaza se sitúa el PP con 33 mujeres de los 105 escaños totales, el 31,7%.

A Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, no le sorprende esta falta de paridad en la derecha. "Cuando un partido tiene un ideario contrario a los derechos de las mujeres, no nos podemos extrañar de este tipo de comportamiento", traslada en conversación con infoLibre. En ese sentido, lamenta que a estos partidos no les pase "mucha factura" a nivel electoral esta ausencia de presencia femenina.

Soleto alude al debate que existe dentro del movimiento feminista sobre si hay que celebrar que cualquier mujer llegue a puestos de responsabilidad, aunque ésta no sea feminista o no se reconozca como tal. Esa es, precisamente, la crítica de Marta Jaenes, periodista especializada en igualdad. "No podemos poner el foco solo en que las mujeres rompan techos de cristal, sino que una vez rotos, fomenten políticas feministas. Por eso, es importante no confundir mujerismo con feminismo. Margaret Thatcher fue la primera ministra británica y entre sus preocupaciones no estaba la lucha por la igualdad", expone.

Por su parte, Soleto sí se muestra partidaria de aumentar la presencia femenina y niega categóricamente que iniciativas como la Ley de Igualdad aprobada en 2007 o el anteproyecto del Ejecutivo formen parte de un sistema de "cuotas": "Cada vez que alguien habla de cuotas, muere un gatito. Lo que se está garantizando es el principio de participación equilibrada", expone. La ley citada por Soleto obligaba a los partidos a tener cierto equilibrio, el 60%-40% en cada tramo de cinco candidatos y candidatas en las listas electorales.

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La Ley de Igualdad también estableció en su artículo 75 que todas aquellas sociedades obligadas a presentar cuentas de pérdidas y ganancias no abreviadas deberían "procurar" incluir en su consejo de administración un números de mujeres "que permita alcanzar una presencia equilibrada". Fue entonces, hace ya un lustro, cuando la Comisión del Mercado de Valores puso sobre la mesa el Código de buen gobierno de las sociedades cotizadas, un documento que en su recomendación número 14 establecía que la política de selección de consejeros "promoviera" el objetivo de que en el año 2020 "el número de consejeras represente, al menos, el 30% del total de miembros”. 

Para Soleto, ese "procurar" es clave, porque no implica obligación. La presidenta de la Fundación Mujeres cree que el mundo de la empresa debería seguir el camino de la política: "Los partidos políticos se han dado cuenta de que han tenido que hacer frente al reto y el balance que deja el Congreso es positivo en términos de paridad, cosa que no ha sucedido en el ámbito económico", señala. En ese sentido, espera que el anteproyecto del gobierno obligue a las empresas a alcanzar esta igualdad en los puestos de dirección.

"Las mujeres superan a los hombres en titulaciones académicas en España, acaban antes sus estudios y lo hacen con mejores notas. Es evidente que algo falla cuando no llegamos a los puestos de poder. La paridad es necesaria para obtener representación, ya sea en consejos de administración o partidos políticos", zanja Jaenes.

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