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El futuro de Vox

La reaparición pública de Olona complica aún más la crisis abierta en Vox tras el fracaso andaluz

La exportavoz de Vox en Andalucía Macarena Olona se hace una fotografía este lunes al inicio del Camino de Santiago en Sarria, Lugo.

La revelación de que Macarena Olona, la excandidata de Vox a la presidencia andaluza, está bien de salud y sólo sufre una dolencia que una vez tratada le permitirá volver a desempeñar su trabajo como abogada del Estado, ha confirmado lo que empezaba a ser un secreto a voces: su decisión de distanciarse de la dirección de Vox tiene poco que ver con razones médicas y mucho con desavenencias políticas internas en el seno de la organización que lidera Santiago Abascal.

Apenas seis meses después de acariciar el sorpaso que les anunciaban las encuestas coincidiendo con la grave crisis interna que vivió el PP cuando Pablo Casado trató de resistirse a la revuelta de los barones, Vox no levanta cabeza. Su estrategia de dejar de condicionar las políticas desde fuera de los ejecutivos y empezar a compartir las tareas de gobierno de la derecha siguiendo el modelo iniciado en marzo en Castilla y León sufrió un duro golpe en las autonómicas andaluzas de junio cuando el PP de Juanma Moreno se impuso por mayoría absoluta. 

Para complicarles más las cosas, los mismos sondeos que a comienzos de año predicaban su fortaleza, anuncian ahora un retroceso en votos y escaños que no parece tener fin y certifican como causa más probable el creciente atractivo de Alberto Núñez Feijóo para los votantes más conservadores. Cada vez más ultras se pasan al PP convencidos de que el expresidente gallego, él sí, puede ganar las próximas elecciones generales.

Olona dejó la política nada más celebrarse la sesión de investidura de Juanma Moreno alegando motivos de salud. Su reaparición este fin de semana, rodeada de seguidores, para completar un tramo del Camino de Santiago a su paso por Galicia, le ha dado la oportunidad de confirmar que sus problemas médicos no son la causa de que dejase su escaño en Andalucía. Ella misma ha explicado que sufre una dolencia de tiroides que con medicación queda “solucionada” y que está deseando “sudar la camiseta pública” como abogada del Estado, según ha informado el diario El Mundo.

 “Uno de los pesos que llevo conmigo es Andalucía, a quien quiero pedir disculpas. Ojalá el proyecto no se hubiera visto interrumpido de manera tan abrupta como tuve que hacerlo”, confirmó a los periodistas convocados para hacer declaraciones.

Con ella caminan estos días casi un centenar de seguidores que se sumaron a su recorrido después de que ella misma lo hiciese público y se ofreciese incluso a costear a los interesados sus gastos de desplazamiento y hospedaje. Olona espera llegar a Santiago el viernes arropada por un grupo aún más numeroso de fieles.

Vox evita invitarla a regresar

Si esperaba una invitación para volver, no la ha conseguido. La posibilidad de que la salida de Olona de la dirección de Vox se deba a conflictos internos planeó sobre sus declaraciones y sobre la reacción de su portavoz, Jorge Buxadé, en la rueda de prensa de este lunes. 

Preguntado expresamente acerca de si la exportavoz del partido en el Congreso tiene las puertas abiertas para reiniciar su actividad política en las filas de su formación, el portavoz de Vox evitó responder. “Me alegro mucho de la identificación de ese problema de salud” que la propia Olona reconoció. “Que siga el camino [de Santiago] y tenga una pronta y completa recuperación. No le deseo más”.

De momento, la dirección ultra evita reconocer problemas internos y que la formación haya perdido fuelle. Preguntado también al respecto, Buxadé aseguró que su partido no necesita un cambio de estrategia de cara a las elecciones del próximo año ni recuperar los votos que supuestamente se les están yendo al PP. 

Vox mantiene oficialmente su hoja de ruta para llegar a las elecciones generales siendo decisivos y en situación de exigir, llegado el caso, formar parte de un gobierno de coalición con el PP de Núñez Feijóo. Pero el nuevo líder del PP no quiere ni oír hablar de la estrategia conjunta que defienden los ultras para movilizar de común acuerdo a todo el espacio del centro derecha. 

El sucesor de Pablo Casado quiere jugar hasta el final su apuesta por un Gobierno del PP en solitario, bien porque alcance una amplia mayoría, bien porque consiga una mayoría absoluta que, al menos de momento, le niegan las encuestas.

Es en ese contexto en el que Santiago Abascal lleva meses esperando que Feijóo encuentre un hueco en su agenda para reunirse con él, pero el nuevo líder del PP se resiste a darle esa foto. Este lunes, en su primera comparecencia pública en Madrid tras el verano, Feijóo volvió a decir que no tiene inconveniente en reunirse con Abascal si se lo pide —ya lo hizo el pasado mes de abril— pero situó el encuentro como uno más de los que va a celebrar en las próximas semanas, entre los que citó uno con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y otro con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

Entre tanto, Vox seguirá haciendo lo que ha hecho hasta ahora, explicó Buxadé, “estar en la calle, apoyando a los trabajadores y a los autónomos” y llevando al Tribunal Constitucional aquellas medidas que "sean contrarias a la Carta Magna". Y marcando los perfiles que más les distinguen del PP, entre ellos su oposición frontal a la Agenda 2030, a la Comisión Europea o a la inmigración irregularl.

Mensajes xenófobos

“Sólo Vox ha planteado un combate directo contra la inmigración ilegal” frente a quienes “quieren incentivar la llegada de inmigrantes” que traen “violencia, delitos importados y manadas sexuales”, acusó. Muchos de ellos no vienen “a Europa a contribuir con su esfuerzo y con su trabajo y con su voluntad de integrarse en nuestra cultura y nuestra sociedad”, por lo que es necesario establecer “un bloqueo naval para proteger el mar territorial español” e impedir el trabajo de los barcos de rescate desplegados por ONG en el Mediterráneo.

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La ultraderecha española no oculta que tiene grandes esperanzas en que una victoria de sus homólogos italianos en las elecciones del 25 de septiembre vuelva a impulsar a Vox en España. Las encuestas sitúan en cabeza a Fratelli d’Italia, una de las formaciones cuya origen está en el neofascista MSI —con el que comparte la llama tricolor, símbolo de los ultras italianos— y cuya líder, Giorgia Meloni, se inició en política precisamente al frente de las juventudes de ese partido.

Es, reconocen con orgullo, “un partido amigo de Vox” y por ese les alegran sus buenas perspectivas. El partido de Meloni, subrayó Buxadé, hace una denuncia de los problemas en Italia “muy parecida a la Vox”, porque los dos países presentan problemas comunes, y el discurso que ambos mantienen "es de sentido común", alejado de prejuicios y centrado en lo que necesitan los españoles, los italianos y los europeos. 

¿Cuáles son? Un sector agrario “atacado por las elites fanáticas y la necesidad de defender la frontera sur frente a los procesos inmigratorios promovidos por esas elites”, explicó el portavoz de Vox. ”Por supuesto que coincidimos y vamos a seguir coincidiendo” con los herederos del neofascista MSI. “No nos vamos a mover de ese discurso”, añadió, ni de dar a Meloni “todo el apoyo para que tenga el mejor resultado posible” en su cita con las urnas.

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