El diálogo sobre Cataluña

Sánchez quiere tomar la "iniciativa" en Cataluña y poner en evidencia la "falta de proyecto" de PP y Cs

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consumó este jueves en Barcelona un golpe de efecto al proponer a su homólogo en Cataluña, Quim Torra, la puesta en marcha este mismo mes de febrero de la mesa de diálogo que hace apenas una semana prefería aplazar hasta después de las elecciones catalanas. Torra aceptó la propuesta y en los próximos días los gabinetes de ambos trabajarán para cerrar los detalles de esa primera cita, que presidirán Sánchez y Torra pero de la que falta por saber todo lo demás: la composición de las dos delegaciones —se espera la presencia de representantes de Unidas Podemos y de Esquerra, que también forman parte de los ejecutivos de Madrid y Barcelona—, la fecha de constitución, el lugar y el orden de día. “Estamos diseñando un calendario seguro y una agenda que nos acerque al reencuentro”, se felicitó el presidente.

La creación de una mesa específica en la que los gobiernos español y catalán puedan intercambiar puntos de vista y buscar un acuerdo que permita superar la crisis política en Cataluña ofrece, en opinión del equipo de Sánchez, una oportunidad para alejar al independentismo de la unilateralidad y por tanto de la judicialización del conflicto.

El presidente busca construir un escenario en el que sea posible acercar posiciones en busca de un acuerdo provechoso para ambas partes que, en última instancia, pueda ser sometido a consulta de los ciudadanos a sabiendas de que va a ser objeto de un respaldo muy mayoritario.

En Moncloa apenas disimulan su satisfacción por el resultado de la reunión con Torra. Sabían que implicaba muchas dificultades y podía dar lugar a desencuentros, pero entienden que no ha sido así. Y eso carga de razones a quienes han llegado a la conclusión de que el diálogo para solucionar el problema catalán cuenta cada vez con más partidarios tanto en las filas de los independentistas como de los no independentistas. Diez años de desencuentros, los que van de la sentencia del Constitucional sobre el Estatut a la actualidad, ofrecen un “balance sombrío” y “sólo han dejado una estela de desánimo y hastío en el conjunto de la ciudadanía”, argumentó Sánchez en la galería gótica de la Generalitat tras la reunión con Torra.

Los ciudadanos de Cataluña y también del conjunto de España, añadió, “no soportan prolongar por más tiempo el recelo, la enemistad y la desconfianza”. La gente está “harta del intercambio de reproches, del reparto de culpas. De este empate perpetuo”.

Moncloa sabe de las dificultades que conlleva llegar a un acuerdo pero asume no sólo que no hay otro camino sino, y esto es lo decisivo, que cada vez son más los ciudadanos que respaldan buscar una salida política negociada. Así que Sánchez cambia de posición —antes de hablar con Esquerra, la semana pasada, prefería aplazar la mesa— y pasa a “tomar la iniciativa”. Además de proponer la puesta en marcha cuanto antes de la mesa de diálogo, pone en juego más de cuarenta asuntos pendientes a los que quiere dar respuesta mediante la comisión bilateral con la Generalitat.

Esta estrategia, señalan fuentes del Gobierno consultadas por infoLibre, tiene una ventaja adicional: pone en evidencia la “falta de proyecto” del PP y de Ciudadanos para Cataluña. Sólo ofrecen confrontación, aseguran. Y “no hay ningún enemigo tenebroso y oscuro tan fuerte que sea capaz de frenar“ el diálogo, advirtió Sánchez en Barcelona. “Hay resistencias”, admitió. “Habrá sectores tanto en Cataluña como en el conjunto de España que se van a resistir al diálogo” porque “piensan que la imposición es el único desenlace admisible ante este contencioso político”. Son resistencias con las “que vamos a tropezar”, prosiguió, pero “estamos convencidos de que podremos superarlas porque somos muchos más quienes deseamos dialogar y reencontrarnos. Y además representamos el principio de esperanza”. Hasta el punto, aventuró, de que “los opuestos al diálogo, viendo que nada positivo pueden ofrecer, acabarán sumándose a la vía del acuerdo para no quedarse solos”.

Escenario electoral

Lo cierto es que la apuesta por el diálogo, concretada a través de una mesa de negociación entre gobiernos, ofrece a Sánchez —pero también al PSC y a Esquerra— la oportunidad de acudir con otro escenario a las elecciones anticipadas que Torra ha anunciado para los próximos meses. Todo lo contrario que PP, Ciudadanos —y también Vox—, empeñados en la estrategia de negarse a hablar con los que piensan diferente. Y priva a Junts y a su líder —Carles Puigdemont— del argumento de que el Gobierno central no quiere negociar.

Por eso Sánchez se esforzó, tras la reunión con Torra, en describir el nuevo escenario en términos de “esperanza”. “Comienza un proceso”, subrayó, “que supera en relevancia a quienes lo hemos iniciado”. “Lo que quiero trasladar” al conjunto de los ciudadanos es “nuestra voluntad sincera de dialogar y de acordar” porque ese es “el deseo de una gran mayoría de ciudadanos en Cataluña y en el conjunto de España que ansía el diálogo para dar una oportunidad al reencuentro”.

“Reencuentro” es la nueva palabra clave, la más repetida por Sánchez en Barcelona. Ese es el objetivo después de una década “presidida por el desencuentro, por el conflicto institucional, por el contencioso político y también por la tensión social”. “El balance de esta última década es lamentable. Nadie ha ganado. Todos hemos perdido. Nadie puede sentirse orgulloso ni satisfecho”, proclamó.

Por eso el presidente no quiere perder tiempo. Ahora “es el momento de avanzar”, de “cambiar el rumbo de inmediato”. El Gobierno sostiene que “la forma de hacer política debe cambiar radicalmente, debe buscar el acuerdo y no la división”, explicó. Sánchez no pudo ser más tajante al respecto: “Ese es el propósito de mi mandato como presidente del Gobierno, desplegar una acción política dirigida al entendimiento y al reencuentro. Estoy convencido de que esa es la voluntad mayoritaria de los ciudadanos”. Por eso, añadió, ha trasladado a Torra su intención de poner en marcha la mesa de diálogo teniendo “siempre como meta” ese “reencuentro”.

“No va a ser fácil, no va a ser rápido. Hay heridas muy profundas como las que se han abierto, y que no se cierran, así como así. Llevará tiempo, llevará esfuerzo, pero esas sólo son más razones para empezar cuanto antes. Y quizá nos sorprendamos gratamente”, añadió, “al comprobar, en un mundo tan acelerado como el que vivimos, que el reencuentro es más rápido de lo que inicialmente podemos prever”.

Por eso, emplazó Sánchez, “inauguremos la legislatura del diálogo territorial ya. Ahora. Hagámoslo con la puesta en marcha de la Mesa por el diálogo, por supuesto, pero también con el día a día del trabajo parlamentario en el Congreso de los Diputados” y “en la Conferencia de Presidentes Autonómicos, que convocaremos anualmente".

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