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CRISIS DEL CORONAVIRUS

La sexta ola baja la edad media de los hospitalizados hasta los 60 años

Enfermeras del hospital bilbaíno de Basurto en la UCI.

En la segunda mitad de enero se han empezado a notar los efectos de la sexta ola de covid-19 y su explosión insólita de contagios. Tanto en los hospitales como en la última y fatal consecuencia, irrevocable, de las muertes. Mientras que la presión asistencial parece estabilizarse en los últimos días –antes de lo previsto–, la curva de fallecidos está subiendo a un ritmo más alto. No se tiene aún muy claro si se trata de una subida masiva al sistema de casos que no se notificaron durante enero o un aumento real, pero se está registrando. Los mayores de 80 siguen siendo los más vulnerables y los que siguen liderando la estadística, pero las plantas de críticos se están llenando de sexagenarios y septuagenarios. Así lo indican los datos y así lo confirma la experiencia diaria de los intensivistas.

"La edad media en esta sexta ola ha bajado. Se sitúa en torno a los 60 años", asegura el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Álvaro Castellanos. Los mayores de 80 años siguen muriendo más, aunque en mucha menos proporción que otras olas; pero ahora los sexagenarios son los protagonistas de la presión asistencial, manejable pero muy real. ¿Por qué? El facultativo tiene varias teorías. En primer lugar, y por el orden lógico de la campaña de vacunación, la tercera dosis les llegó después que a sus mayores y probablemente tarde, sin poder esquivar el aumento brutal de casos.

"Dentro del grupo de vacunados, los que no habían recibido la dosis de refuerzo son amplia mayoría", asegura Castellanos. En segundo lugar, en este tramo etario se concentran los pacientes con inmunodepresión –por haber recibido un transplante, por ejemplo–, con un sistema inmunitario debilitado, muy susceptibles de sufrir un cuadro de covid-19 y a los que le sirve mucho menos la vacuna. Y en tercer lugar, y tal y como muestra la estadística, entre un 2% y un 5% de este tramo sigue sin recibir la pauta completa, frente al práctico 0% de los mayores de 80. Con la transmisión disparada, el virus está empezando a impactarles.

De hecho, los no vacunados de 60 y 70 años están empezando a liderar la estadística en la última semana. En el informe del 20 de enero, la tasa semanal de ingresados en UCI de los no inmunizados de estas edades era 27 veces mayor que la de vacunados: ahora es 41 veces mayor, casi el doble. También se están muriendo más: en números absolutos, los que recibieron la pauta completa sufren más decesos (lógicamente, porque son muchísimos más), pero en términos relativos y siempre según cifras del Ministerio de Sanidad, la letalidad de los que han rechazado la vacuna en este tramo es 32 veces mayor. Hace una semana era solo 20 veces mayor.

En este aumento de la diferencia influye, también, que la tercera dosis ha llegado ya a la mayoría de sexagenarios y septuagenarios vacunados, por lo que son hospitalizados con mucha menos frecuencia, mientras el crecimiento de los contagios, que apenas empezó a detenerse la semana pasada, se ceba con los no vacunados.

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El doctor Castellanos explica cómo ha cambiado, a lo largo de la sexta ola, la proporción de pacientes vacunados y no vacunados en los hospitales. Influyen muchos factores en esta relación: dos variantes protagonistas en una sola ola (delta al principio y ómicron a partir del 13 de diciembre, cuando cambia la tendencia), una tercera dosis que avanza entre los colectivos más vulnerables y las Navidades, que cambian los hábitos sociales y popularizan las reuniones en interiores. "Cuando empezó, vimos un predominio de vacunados cuya segunda dosis estaba decayendo. Sobre todo, inmunosuprimidos". Pero cuando la nueva variante disparó la transmisión, cambió las tornas, llegando a proporciones incluso del 70% de no vacunados ingresados pese a que solo son el 5% de entre los tramos etarios más vulnerables.

En la actualidad, y según los cálculos de la Semicyuc, la situación ha vuelto a igualarse: con, aproximadamente, la mitad de no vacunados en planta y UCI. Entre los vacunados, abundan las personas con las defensas bajas, como enfermos de cáncer o transplantados; "o con múltiples enfermedades crónicas". Sin embargo, la enfermedad sigue afectando con mucha dureza a los que no han recibido ninguna dosis de las vacunas anti-covid: "Suelen tener factores de riesgo habituales, como hipertensión o diabetes... o ningún factor de riesgo", explica Castellanos.

La tasa de letalidad del virus en las UCI, el porcentaje de pacientes que terminan falleciendo, sigue en torno al 25%, explica el facultativo, y ha sufrido pocos cambios a lo largo de la pandemia. Sin embargo, explica, aún es pronto para hacer los cálculos con respecto al impacto de ómicron: "Todavía nos faltan datos. Estamos estudiando la mortalidad con un número de ingresos todavía pequeño". El resto de conclusiones sí que son contundentes: la vacuna sirve, la tercera dosis en mayores también y la sexta ola sigue llevándose vidas por delante. Sobre todo, de los que no han seguido las recomendaciones sanitarias: pero no en exclusiva.

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