LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Especulación en el infierno: los intermediarios inflan los precios en medio del caos y la muerte de Gaza

Andalucía

Susana Díaz se lanza contra Podemos tras reafirmar su pacto con Ciudadanos

Susana Díaz se lanza contra Podemos tras reafirmar su pacto con Ciudadanos

Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos Andalucía, sabía que los focos estaban sobre ella. Su duro enfrentamiento con la presidenta, Susana Díaz, la semana pasada en el Parlamento, estaba reciente. Sus palabras –"el cortijo apesta"– y las referencias de Díaz a las "soflamas chavistas" de Podemos, todo en un ambiente de mutua inquina personal, anticipaban que el debate sobre el estado de Andalucía, celebrado este miércoles coincidiendo con la fallida sesión de investidura de Pedro Sánchez, volvería a deparar un choque frontal. Rodríguez lo sabía, y por eso arrancó su intervención con su versión más mesurada. "Hoy no voy a dar titulares. Me cansa el morbo de mi duelo con usted", dijo. Pero los titulares los traía Díaz bajo el brazo.

La intervención de Rodríguez fue dura, pero resultó como una nana comparada con otras recientes. Dijo que Andalucía es "una economía semicolonial", cargó contra "el mito de que en Andalucía se hacen las cosas de otra manera". Aludió a recortes y corrupción. Todo en tono alto, nada complaciente. Pero no hubo ataques ad hominen. Interpeló a la presidenta, sin atacarla. La voluntad de hacer un paréntesis en la guerra abierta la semana pasada era evidente. Y cerró con un guiño cultureta al pedirle a Díaz que eligiera entre Birgitte Nyborg y Francis J Underwood, protagonistas de las series televisivas Borgen y House of cards, respectivamente, y paradigmas del talante y el diálogo (ella) y el maquiavelismo y la crueldad (él).

Díaz venía de un intercambio suave con Juan Marín, portavoz de Ciudadanos, cuyos nueve diputados garantizan la estabilidad del Gobierno andaluz. Ante Marín, del que agradeció el "buen tono", había destacado que el pacto PSOE-C's se está cumpliendo "a buen ritmo" y que "se cumplirá en su integridad". Frente a Rodríguez el guión era lógicamente distinto. Pero sorprendió el modo en que se lanzó a la yugular de la diputada desde el inicio de su intervención: "Hemos cambiado de series, ya no es Juego de tronos. Yo es que no tengo tiempo para ver la tele. Trabajo bastante. Además no me produce ningún morbo [debatir con usted], no sé si a usted se lo produce".

Tras esta declaración de intenciones, la presidenta se refirió al "vocablo ruso" Dimitri, en alusión al chiste (más bien malo y sacado a colación de Rodríguez) que dice que "dimitir no es un nombre ruso". Y sentenció: "Espero que diga si se lo va a aplicar a [Iñigo] Errejón". Díaz se refería a la inhibición del juzgado 13 de Málaga en favor del Tribunal Supremo en la querella de Manos Limpias por estafa contra Iñigo Errejón, portavoz de Podemos en el Congreso y numero dos de la formación, por su contrato con la Universidad de Málaga, financiado por la Consejería de Fomento y Vivienda de su Gobierno. Es decir, pedía la dimisión de Errejón en un caso por el que no existe aún siquiera una imputación.

"Campesinos bolivianos"

Díaz describió a Rodríguez como "una especie de Che Guevara campesino, que viene a salvar a los andaluces como si fueran campesinos bolivianos". La acusó de creer que "los andaluces son tontos, que por eso han votado como han votado". El ataque fue largo y sostenido. Y concluyó: "Somos distintas, yo no bailo sevillanas delante de los problemas", en relación a un acto reivindicativo en la feria de abril de 2015. Cuando la presidenta se apeó de la tribuna, no quedaba ni un puente levantado entre el PSOE y Podemos, si bien es cierto que no es que hubiera muchos que derribar antes del debate.

El pleno llegaba marcado por el mal ambiente. La oposición –sin contar a Ciudadanos, que en rigor es oposición pero inevitablemente también es corresponsable de la acción de Gobierno– llegaba enfadada por la fecha del debate sobre el estado de Andalucía, eclipsado por la sesión de investidura de Pedro Sánchez. El 28-F y las broncas parlamentarias, además de la inestabilidad política estatal, habían enrarecido el clima. El hecho de que la comparecencia de Díaz fuera a petición propia, y que de hecho debates de estas características no se produzcan en todas las comunidades autónomas, tampoco suavizaba las cosas ni mejoraba la actitud de la oposición.

Susana Díaz desgranó durante una hora los méritos de su Gobierno en relación al cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda, así como por la "estabilidad política y económica" que aporta Andalucía a España. También anunció medidas –varias de ellas ya anunciadas en discursos anteriores– en materia de turismo, emprendimiento, servicios públicos, empleo (Andalucía tiene un millón de parados)... Y lanzó alertas sobre asuntos clave que permanecen soterrados como "la competencia fiscal a la baja" en el conjunto de España, que provoca la existencia de "paraísos fiscales" dentro del propio Estado. "Por el camino del dumping fiscal, Andalucía sale perdiendo", afirmó.

Garzón, "enterrador" de IU

Ya saltaron chispas entre Díaz y Elena Cortés, portavoz de IU, que acusó a su Gobierno de haber caído en la "paz de los muertos", en referencia a la agenda política pactada con Ciudadanos. Según la lectura de IU, Díaz rompió su pacto con la coalición de izquierdas para evitar llevar a cabo medidas de izquierdas y ahora ha caído, junto a C's, en la inacción y la autcomplacencia. "La realidad no se parece nada a su publirreportaje", le dijo Cortés. Díaz, que ya tuvo serios conflictos con Cortés cuando era consejera de su Gobierno, afirmó que la portavoz de IU no sólo había perdido "puestos de responsabilidad, sino también cierto sentido de la realidad". Y afirmó: "Llevan demasiado tiempo haciendo el camino detrás de Podemos, que los lleva al cementerio. Y tienen al frente de su partido al que va a ser su enterrador", en referencia a Alberto Garzón. Díaz se mostró abiertamente contraria a la banca pública –medida en la que insiste IU– y a la nacionalización de empresas.

La agenda política de la legislatura 2012-2015, la del pacto PSOE-IU, es ya cosa del pasado. La nueva agenda está marcada por el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, que tiene auténtico pavor a pagar el peaje que todos los partidos que han pactado con los socialistas –aunque en su caso el acuerdo sea de legislatura, no de Gobierno– han pagado en Andalucía. Por eso Juan Marín, portavoz de la formación naranja, concentró sus intervenciones en explicar los porqués de su apoyo al PSOE, en el contexto de una oposición "responsable y exigente". Marín, aunque en teoría reforzado por el acuerdo entre Pedro Sánchez y Albert Rivera, da la impresión de emplear toda su energía en dar explicaciones por un pacto mal visto en un sector de sus propios votantes. Combina referencias a las medidas arrancadas al PSOE, señaladamente una rebaja del IRPF, con amagos de amenaza: "No estamos del todo satisfechos" con el desarrollo del pacto; "No vamos a poder seguir siendo comprensivos"; "Si usted sigue en la línea de seguir cumpliendo esos acuerdos [...], podrá seguir contando con nosotros". Ése es el tono.

Impuesto de sucesiones

Susana Díaz logra el apoyo de C's hasta las elecciones tras quitarle el impuesto a las herencias de hasta un millón de euros

Susana Díaz logra el apoyo de C's hasta las elecciones tras quitarle el impuesto a las herencias de hasta un millón de euros

En la serie de (más bien amables) tiras y aflojas que protagonizan Díaz y Marín –cuya relación se ha enfriado en los últimos tres meses, según este último–, este miércoles la tensión se concentró alrededor del impuesto de sucesiones, convertido por Ciudadanos en caballo de batalla. La presidenta se comprometió a que la comisión de trabajo creada para bajarlo por su partido y la formación naranja lo bajaría, pero "en beneficio de los trabajadores y las clases medias". Ahí, en el impuesto de sucesiones y en las décimas que éste puede rebajarse, se sitúa en la presente legislatura el cogollo del debate público de Andalucía en materia fiscal.

El buen entendimiento con Marín y la máxima acritud con Rodríguez ofrecen un paisaje realista de la legislatura andaluza. Si a nivel estatal el buen feeling entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez es difícil, entre sus homólogas en Andalucía es directamente imposible. Y mientras tanto el PP insiste una y otra vez en otro imposible: que el PSOE abandone a Ciudadanos y pacte con el partido que lidera Juan Manuel Moreno Bonilla. La derecha clásica andaluza está más aislada que nunca. Su bandera fundamental es –también– el impuesto de sucesiones, del que temen que PSOE y Ciudadanos hagan una rebaja insuficiente. Así que Moreno Bonilla ha lanzado una campaña de recogida de firmas –80.000 en 15 días, según el PP– contra este impuesto.

El líder del PP andaluz acusó a Díaz de haber celebrado el Pleno este miércoles para "contraprogramar" a Pedro Sánchez. La comparó con "el peronismo" de Cristina Fernández de Kirchner. Insistió en su mensaje de que la presidenta utiliza el Gobierno andaluz como "plataforma personal" y le ofreció –muy al estilo de Javier Arenas, aunque aquellos eran otros tiempos– un paquete de grandes pactos contra el paro, contra la corrupción, por la sanidad, por la educación... De Susana Díaz se encontró noes rotundos y un cierto tono de desdén. La temperatura no alcanzó, ni de lejos, la de sus réplicas a Teresa Rodríguez.

Más sobre este tema
stats