El abominable negocio (político) de Feijóo: saunas, prostíbulos y narcos

Uno no cree en las conspiraciones, pero dejó de creer en las casualidades casi a la vez que en los reyes magos. Antes de que Alberto Núñez Feijóo se desatara –fuera de sí como nunca se le había visto– el miércoles en el Congreso, algunos medios (vamos a ser hoy generosos con las definiciones) se dedicaron durante el último mes a “calentar” el asunto de las saunas y los supuestos prostíbulos que habría regentado el suegro (fallecido) de Pedro Sánchez. 

Concretamente The Objective –cabecera financiada vaya usted a saber por quién o quiénes (dicen que alguna fortuna venezolana) donde predican desde Cebrián a Antonio Caño pasando por otros ilustres pensadores, filósofos y escritores a quienes une el pasado común en el grupo Prisa y el presente de un furibundo antisanchismo– ha venido publicando historietas sobre el supuesto ”imperio de puticlubs” propiedad de Sabiniano Gómez, que en paz descanse (porque a su familia no la dejan). 

La mayoría de las piezas beben de dos fuentes principales: el comisario jubilado Villarejo y el secretario general del mal llamado ‘sindicato’ Manos Limpias, Miguel Bernad, un tipo condenado a más de tres años de cárcel y perdonado por la sala de Manuel Marchena, ponente de la sentencia del procés y promotor de la ‘factoría creativa’ que tan pronto decide que las entidades extorsionadas por Bernad eran demasiado grandes para aceptar el chantaje como que los dirigentes independentistas cometieron malversación porque se “enriquecieron” al no haber gastado de su bolsillo lo invertido en promoción del independentismo. Bernad (oh, casualidad) es el denunciante de los casos que tienen imputados a la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, y al hermano, David Sánchez. (De la persecución del Fiscal General ya se encarga el novio de Ayuso, a su vez imputado por fraude fiscal, falsificación, etc.)

Conviene hacer aquí un inciso. En el año 14 (del presente siglo), circuló por algunas redacciones de Madrid un dosier sobre el negocio de saunas propiedad del suegro de Sánchez. En aquel momento la maldad venía de dentro del PSOE, de los aparatos oficiales que, después de confiarse en que “este chico no vale, pero nos vale” (ver aquí), descubrieron que Sánchez no sólo era capaz de ganar primarias sino que además pretendía ejercer el poder. Ese dosier venía a ser una especie de Informe PISA (sin firma, ni sello, ni anexo documental), producto genuino de la factoría Villarejo. Quienes hicimos varias comprobaciones y detectamos las falsedades no publicamos una línea. No había indicios de negocio proxeneta. Todo legal.

El PP y toda su batería mediática han decidido recuperar aquella especie para atizar al tentetieso de Sánchez, aplicando el manual de instrucciones trumpista: hay que destruir humanamente al adversario por todas las vías posibles, sean veraces o no. Es lo que hizo Trump con Hillary Clinton o con Obama. Se inventó una red de pederastia con sede en una pizzería en Washington, acusó a la primera de haber fundado el ISIS y al segundo de haber falsificado su certificado de nacimiento. En el trumpismo los hechos no importan (yo tengo “otros”).

Feijóo ha decidido seguir ese catecismo, acusando a Sánchez nada menos que de ser “partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución”. Observen la ecuación: el suegro fallecido era socio-propietario junto a sus hermanos de tres o cuatro saunas en Madrid, a las que acudían sobre todo gais, ergo en esos locales se practicaba la prostitución, y los beneficios del negocio servían para que el yerno, Pedro Sánchez, y su esposa, Begoña Gómez, vivieran en un piso en la zona de Pozuelo. Ya destila homofobia el planteamiento, puesto que sauna gay equivale a prostitución, sin matices ni contemplaciones. Si la sauna tiene un público hetero no se plantea la duda…

La excusa que argumentan desde Génova consiste en que Sánchez lleva mucho tiempo reprochando a Feijóo su amistad con el narcotraficante Marcial Dorado, de la que existen incluso documentos gráficos, y que esta es la respuesta que “merece”. Curioso argumento. En primer lugar, el que aparece en la famosa foto con el contrabandista más conocido de Galicia no es el suegro de Feijóo, sino Feijóo. Y en segundo lugar, ¿hay que concluir entonces que Feijóo es partícipe a título lucrativo del negocio del narcotráfico de su amigo? Nadie (que uno sepa) ha manifestado tan preocupante posibilidad. De hecho, esta estrategia disparatada encontraría una autoría más dispuesta en la señora Ayuso, habitante de un ático en Chamberí cuyo pago tiene relación directa con los dineros de su pareja, defraudador fiscal confeso (a través de su abogado) y pendiente de juicio por otros delitos como el de falsedad documental o el de blanqueo de capitales.

Uno se atreve a pensar que la asquerosa utilización de un suegro muerto y sus negocios (legales) para la contienda política no es sólo una muestra de la desesperación de Feijóo por no acceder a la Moncloa con alfombra roja, sino que obedece a esa hoja de ruta trumpista (“el que pueda hacer que haga”) que además añade el factor del voto femenino

Lo del miércoles en el palacio de la Carrera de San Jerónimo no fue un calentón de Feijóo después de tomar una sauna. Estaba escrito en sus papeles, y él se limitó a disparar la munición con una gestualidad desatada, con una rabia que suscitó a la vez el entusiasmo de la bancada popular (la misma que prácticamente no dejaba hablar a Sánchez ni a Yolanda Díaz) y algún rictus circunspecto e incómodo como el que mostraba Borja Sémper (¿queda por ahí algún resto de dignidad y respeto?). 

Por eso uno se atreve a pensar que la asquerosa utilización de un suegro muerto y sus negocios (legales) para la contienda política no es sólo una muestra de la desesperación de Feijóo por no acceder a la Moncloa con alfombra roja y sin más filtros tediosos como las urnas y las mayorías parlamentarias, sino que obedece a esa hoja de ruta trumpista (“el que pueda hacer que haga”) que además añade el factor del voto femenino. 

Porque propongo otra posible ecuación. El PSOE sacó a Feijóo en las elecciones del 23 de julio de 2023 una ventaja de diez puntos en el apoyo de las mujeres, el cual casi se ha dado la vuelta en el último barómetro del CIS. En el PP han leído estos números con las gafas que indican que unir el término “prostitución “ a cualquier nombre o cargo público asquea al electorado femenino. Veremos si es o no recuperable ese voto alejado de cualquier expresión machista. Habrá que estudiar la letra pequeña, pero lo cierto es que hay toda una tropa de varones jóvenes menores de 24 años que niegan la violencia machista, sostienen que “el feminismo ha ido demasiado lejos” y hasta restan importancia al hecho de “dar una bofetada a una mujer”. 

De modo que, sin creer en conspiraciones organizadas, sería ingenuo no unir la línea de puntos: el que pueda hacer que haga, ruido e insultos en el Congreso, presentación de querellas en los tribunales ante jueces capaces de admitir que es de noche al mediodía, filtraciones policiales que van mucho más lejos que los indicios (ya graves) de corrupción, y campañas desinformativas que pretenden, once años después de la patraña, dibujar a un presidente del Gobierno que disfrutaría los beneficios de una presunta red de puteríos

Veremos, con tiempo y perspectiva, los resultados de esta estrategia política de deslegitimación que viene ya desde 2018, que acoge en su seno a políticos, policías, empresarios, obispos, editores y jueces que no soportan un solo minuto más de gobierno progresista. Y comprobaremos si Feijóo se ha pasado de frenada al “irse” de saunas en lugar de sentarse a comer palomitas mientras Sánchez intenta el milagro de recomponer un bloque de investidura capaz de acordar unos Presupuestos de 2026 que sustituirían sin mácula a una moción de confianza. 

Corren malos tiempos para los ataques de ansiedad. Quienes calculaban que el Gobierno de coalición no llegaba al verano deben calmarse, confiar un poco más en las reglas democráticas y un poco menos en la infalibilidad de los informes de la UCO.

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